Greta Thunberg ha llegado a Portugal tras 21 un días viajando en un catamarán de paneles solares e hidrogeneradores. Aunque su llegada a Madrid continúa siendo una incógnita, todo apunta a que la activista viajará en tren o en coche eléctrico para llegar a la manifestación del viernes. El avión como es frecuente en ella queda descartado y los medios tradicionales de combustión interna, también.
Tren-hotel. Hace tan solo un par de días se daba por hecho que éste sería el medio de transporte elegido por la activista para desplazarse desde Lisboa hasta Madrid, pero la falta de concreción en sus declaraciones al llegar a puerto, deja la idea del tren en el aire. El Lusitania sería la opción ferroviaria más rápida, recorriendo 800 kilómetros en nueve horas, pero una alternativa más lenta que el coche eléctrico que le ha ofrecido Fernández Vara.
¿Por qué esta alternativa? El tren es una de las opciones de transporte más eficientes, entre otras cosas, porque se trata de un medio masivo. En el caso particular del tren Lusitania, habría que calcular cuántos kilogramos de CO2 emite durante un trayecto de 800 kilómetros. Así, según este listado de emisiones de CO2 por medio de transporte, un tren diésel emite 0.06 kilogramos de CO2, lo que nos da una cifra de 48 kilogramos de CO2 para el trayecto completo, un dato que encaja con los resultados de esta otra calculadora.
Sin embargo, para el caso concreto del trenhotel Lusitania conviene tener en cuenta que hay un tramo del trayecto (Vilar Formoso-Medina del Campo) que está sin electrificar y que utiliza únicamente una locomotora diésel. Para que los cálculos sean más exactos habría que contemplar que 600 kilómetros se realizan consumiendo electricidad y 200 diésel. Si seguimos los multiplicadores de la tabla anterior, nos da un total de 51 kilogramos de CO2, tres kilogramos más que el resultado obtenido para un tren diésel.
¿Y el coche eléctrico qué? El presidente de Extremadura ofreció esta opción a Greta Thunberg a través de Twitter y, al menos públicamente, la activista aún no la ha rechazado. Considerando que las emisiones de un automóvil eléctrico son un 21% menores que las de un diésel, para el trayecto en coche (625 kilómetros), estaríamos hablando de unas emisiones en torno a los 86.9 kilogramos de CO2. Sin embargo, se trata de una cifra orientativa y en base a el tipo de electricidad media que existe en Europa. Para dar con el dato exacto necesitaríamos conocer cuánto CO2 emite España en la producción de la electricidad que hace funcionar a los eléctricos. Por el contrario, realizar el mismo recorrido en un vehículo diésel de tamaño medio tendría coste ambiental de 110 kilogramos de CO2.
La videoconferencia como alternativa. La autora del informe The Illusion of Green Flying, Magdalena Heuwieser, proponía en una reciente entrevista minimizar no solo los viajes en avión, sino también aprovecharnos de recursos tecnológicos como las videoconferencias para estar presentes en rincones donde medioambientalmente desplazarse sale caro. Y aunque viajar en barco para visibilizar la elevada huella de carbono del avión está muy bien para despertar conciencias, a la hora de la verdad, Greta Thunberg también podía haber optado por intervenir en la cumbre a través de Skype.
Vergüenza a volar. Hace unos meses y fruto de la negativa de Greta Thunberg a volar contábamos cómo los suecos estaban viajando cada vez menos en avión. La elevada huella de carbono que deja este medio de transporte respecto al tren dio lugar a lo que en Suecia se conoce como flygskam (vergüenza a volar). Y ha sido precisamente el flygskam iniciado por Thunberg lo que ha abierto el debate sobre si realmente debemos utilizar el avión para distancias cortas como Madrid Barcelona, teniendo en cuenta que volar emite 285 gramos de CO2 por kilómetro, frente a los 14 gramos del tren.
Imagen: @gretaThunberg/Twitter
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