Empezamos por el final. Como muchos habrán leído ya, ayer mismo Japón condenó a la horca al líder Shōkō Asahara y a otros seis miembros de la secta Aum Shinrikyo. Han tardado más de 20 años en hacer cumplir la sentencia de muerte (porque sí, Japón tiene pena capital), pero la noticia ha causado revuelo, tanto por el recuerdo de uno de los episodios más dolorosos de la historia nipona como por las últimas corrientes sociales que hacen creer que la banda está de vuelta.
1989, la religión de la élite: Asahara llevaba cinco años considerándose a sí mismo un híbrido entre Cristo y el “primer iluminado” de la Tierra desde Buda. Funda su propia religión, a la que el Gobierno no concede el estatus de culto oficial hasta este año. Para entonces ya ha cosechado decenas de miles de seguidores desde Sri Lanka hasta Estados Unidos, atraídos por el magnetismo y el enigmático carácter de un hombre reconvertido. Entre sus doctrinas está el mantenimiento y la destrucción del universo, que pretende llevar a la práctica. En Japón la mayoría de sus adeptos se captaron conscientemente en el ambiente universitario: querían químicos, ingenieros, astrofísicos. Nerdos. Gente dispuesta a salir de la rígida vida que la sociedad les ofrecía y estuvieran dispuestos a conseguir el objetivo final de la banda. Literalmente, la dominación mundial.
1988-1994, cultura popular nipona: mientras el culto de Aum se iba volviendo cada año más violento y apocalíptico, sus líderes no dejaron de emplear todas las herramientas disponibles a su alcance para llegar a más gente. Dieron a la secta un componente de liberación sexual, crearon videojuegos que eran apología del terrorismo y también financiaron animes y mangas de reclutamiento llenos de ideas muy modernas y atractivas, como la telepatía, el ciberpunk o la ufología. Tenían sus propias revistas. Tenían sus propios himnos pop. Las chicas de la secta salían por televisión bailando bizarras danzas de la muerte.
Febrero de 1989: se asesina a un miembro de la secta que intenta escapar.
4 de noviembre de 1989: desaparecen sin rastro Tsutsumi Sakamoto, su esposa y su hijo de un año. Sakamoto era un abogado que llevaba varios casos de denuncias de familiares contra la secta que, según los denunciantes, había absorbido las mentes de sus hijos.
Febrero de 1990: varios miembros de la secta se presentan como candidatos en las elecciones a la Cámara de los Representantes. Ninguno de ellos consigue entrar.
1993: Kiyohide Hayakawa, el “ministro de infraestructuras”, dirige la construcción de una planta de fabricación de sarín. A posteriori la policía también descubre que Hayakawa había visitado a menudo sucursales rusas de Aum para adquirir kalashnikovs y un helicóptero MI-8.
27 de junio de 1994: varios miembros de Aum en Matsumoto liberan grandes cantidades de gas sarín (incoloro e inodoro) en las calles de Matsumoto, de la prefectura de Nagano. Mueren ocho personas y quedan afectadas otras 600 con distintos niveles de gravedad, algunas de ellas al borde del estado vegetativo. Las primeras investigaciones de la policía yerran al centrarse en un vecino al que se le conocía como “el hombre de los venenos”.
Diciembre de 1994-enero de 1995: matan a dos personas y hieren a otras dos. Uno de los asesinatos fue cometido con el gas VX, es la primera muerte conocida en el mundo por culpa de este agente nervioso.
1995: la inteligencia estadounidense advierte a Japón que ha detectado que la sede asiática del culto tiene planes para atacar a varios altos cargos del Gobierno japonés.
20 de marzo de 1995: miembros de Aum perpetran el famoso ataque terrorista del metro de Tokio. El resultado fue similar al de Matsumoto, pero tuvo una ejecución más compleja: algunos seguidores se filtraron consiguiendo dirigir los trenes. Se coordinaron con otros seguidores, que entraron en los vagones con bolsas llenas de gas sarín, expulsaron su contenido agujereándolas con paraguas y salieron a toda prisa, mientras los conductores cerraban tras de sí las puertas de los vagones. Murieron 13 personas, se hirió de gravedad a otras 54 y entre 980 y 6.200 de forma leve.
24-27 de marzo de 1995: la policía hace una redada en la sede de Kamikuishiki de la secta, al pie del monte Fuji. Se encontraron explosivos, un helicóptero militar Mil Mi-17 ruso y armas químicas con la capacidad de matar a cuatro millones de personas.
16 de mayo de 1995: la policía arresta a Asahara. En una pelea que llevará años, arrestarán a decenas de miembros responsables de estos ataques y se condenará a muerte a 12 de ellos, siete de los cuales han sido ejecutados ayer. Algunos miembros de Aum siguen en búsqueda y captura, y tanto en 2011 como en 2014 se arresta a algunos de los causantes del desastre del metro de Tokio. Los hay que siguen en paradero desconocido.
5 de mayo de 1995: en los servicios de la estación de Shinjuku, en Tokio, alguien advierte de la aparición de una bolsa de papel en llamas. Tras un examen se revela que se trataba de un dispositivo de cianuro de hidrógeno que, de no haber sido extinguido a tiempo, habría liberado suficiente gas a través del sistema de ventilación como para matar potencialmente a las 10.000 personas que hubiesen pasado al día por la estación.
4 de julio de 1995: se encuentran varios artefactos con cianuro sin detonar en distintas ubicaciones del metro de Tokio.
1997: la fecha en la que estaba previsto que tuviese lugar el Armageddon, según Asahara.
1998: el año de apertura del parque de atracciones El Reino de Gulliver, en honor al universo de la novela de Jonathan Swift y financiado con dinero estatal. Gulliver’s Kingdom se ha erigido a los pies del Monte Fuji, exactamente donde estaba la sede de Kamikuishiki de Aum Shinrikyo. Cierra en 2001 por falta de interés del público.
Mayo de 2007: Fumihiro Joyu, ex portavoz y representante de Aum, pretende relanzar una escisión de la marca de la secta, que pasa a llamarse Hikari no Wa (El círculo de la luz del arcoíris). Dicen estar en contra de la violencia, todos los años se disculpan públicamente por sus atentados y recaudan fondos para compensar a las familias de las víctimas.
2016: se cree que Hikari no Wa se ha extendido a los antiguos satélites de la URRS. Rusia estima que cuentan con unos 30.000 seguidores. Tienen abiertas algunas investigaciones criminales.
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