En junio Telefónica anunciaba que se proponía implantar, entre aquellos de su plantilla que así quisieran, un plan piloto de jornada laboral de cuatro días. Si bien muchas otras se planteaban hacer lo mismo, ésta se convertiría en la primera gran empresa española en ponerlo en marcha y mostrar sus efectos en el plano práctico.
Había una letra pequeña: ese día menos de trabajo se descontaba de la nómina, aunque había una compensación empresarial del 20% de la jornada. Es decir, pasabas de trabajar 37.5 horas a 32 horas (dejabas de ir los viernes) pero cobrabas un 16% menos que antes. Si, según el portal Jobquire, la media de salarios disponibles devuelven un sueldo de 42.954 euros brutos al año, con la nueva “semana laboral flexible bonificada” pasabas a cobrar 6.440 menos, 36.500 al año. Como comentamos en Xataka, los responsables no preveían una merma en la productividad neta del empleado. Los sindicatos lo ratificaron y se inició el plazo de adscripción que iba a terminar el 1 de octubre.
Testimonial: así define La Información el grado de interés que ha suscitado la propuesta entre los empleados que podían acogerse. De las 2.000 personas que se podían sumar, sólo lo habrían hecho “unos pocos cientos de personas”. Las fuentes sindicales señalan al impacto en la nómina como principal razón para que los empleados no hayan querido apuntarse.
No es tanto la “semana de cuatro días” como otro mecanismo de flexibilidad: es lo que alegan públicamente los diputados de Más País, para los que esa jornada de cuatro días es su medida estrella y planean también impulsar un proyecto piloto el año que viene. Así, la idea de Telefónica se parece más a las ya conocidas fórmulas de reducción de jornada laboral por cuidado de hijos o mayores dependientes, solo que en este caso sin tener que justificar la causa y con algunos matices distintos. Es un añadido al abanico de opciones de flexibilidad que habrá a quien sí le compense, pero, al parecer, no al 10% de la plantilla de toda la masa laboral de la compañía, como así planeaban desde arriba.
El caso Desigual. También la semana pasada la famosa cadena textil planteaba "relanzarse" proponiendo "la jornada de cuatro días" para los trabajadores de sus oficinas centrales. Las condiciones eran muy parecidas: reducción del 13% de las horas trabajadas a cambio de una reducción de sueldos (y posiblemente, aunque no estaba claro, también de cotizaciones) del 6,5%. Una tercera parte de sus 500 trabajadores deberán votar si están a favor o en contra. Y mucho se ha criticado la carencia de un proceso de diálogo interno e incluso una posible vulneración del art. 41 del Estatuto de los Trabajadores.
Desvirtuando el término. Desde los medios, sobre todo a la hora de escribir titulares, tendemos a simplificar los sucesos de forma que a veces el usuario que se tope con esa pequeña oración puede quedarse con una impresión errónea del tema a tratar. Son muchas las ocasiones en las que se ha hablado de los éxitos y los fracasos de la Renta Básica Universal en proyectos que sólo se le parecían superficialmente, y lo mismo está ocurriendo con los planes de implementación de las jornadas de cuatro días.
Trabajar menos horas a cambio de menos salario no es jornada de cuatro días, es reducción salarial. También es algo que le podría interesar a muchas grandes empresas que quieran reducir costes de plantilla (sin ver una pérdida notable de productividad), con lo que podríamos toparnos con otros anuncios de experimentos similares en los próximos meses. Por cierto, sí hay pequeñas empresas españoles que sí han implantado el plan en puridad, como es el caso de la compañía jienense Software del Sol.
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