El 31 de octubre acaba el plazo para decidir si Reino Unido sale de la Unión Europea o si, por el contrario, pide una prórroga para trata de llegar a un punto de entendimiento. Los constantes desacuerdos internos y las tensiones con Europa aproximan al Ejecutivo de Boris Johnson a lanzarse a un Brexit sin acuerdo. En mitad de esta tormenta, los partidarios de abandonar la UE lejos de temer por los riesgos que esto podría suponer de no haber acuerdo, continúan reafirmándose en su opinión de seguir adelante con la salida.
Opinión pública. Según las últimas encuestas publicadas por YouGov, la posibilidad de un Brexit sin acuerdo no está pasando factura a quienes lo defienden a toda costa: la intención de voto a favor del partido conservador de Boris Johnson ha subido de un 68% a un 73%. Es decir, a pesar de que la estrategia del primer ministro pasa por abandonar Europa incluso sin acuerdo, los británicos reafirmarían su confianza en él de cara las posibles elecciones anticipadas.
Aun así, según el último sondeo publicado por el mismo organismo, evidencia que solo el 21% de los británicos ve probable que la salida se lleve a cabo, una esperanza que se ha ido desvaneciendo desde que Johnson llegó al gobierno.
Polarización. ¿Por qué a pesar de que la prensa hable de que el Brexit sin acuerdo es una locura los pro Brexit siguen apoyándolo? James Johnson encuestador y consultor político escribe en el diario The Times que se debe principalmente a dos razones: por un lado a una cuestión patriótica que lleva a pensar a los ingleses que saldrán adelante de un Brexit sin acuerdo porque "han superado muchas cosas" y, por el otro, porque cuánto más escuchan que el Brexit duro es una mala idea, más se reafirman en que deben seguir con ello hasta el final.
Hay estudios como éste publicado por Journal of Personality and Social Psychology que avalan la teoría de James Johnson y que a través de un experimento con 151 personas demostraron lo que ellos denominaron "mecanismo de asimilación sesgada" que habla de cómo, en situaciones complejas, las personas con opiniones muy férreas se enfrentan a los hechos y a los datos de forma sesgada. Es decir, por mucho que se les explique con argumentos contrastados que la salida sin acuerdo no es una buena idea, inconscientemente rechazan esa nueva información para que su punto de vista permanezca inalterado.
Un caso similar a las fake news. Los bulos o las noticias falsas funcionan porque solo despiertan el pensamiento crítico de las personas que no comparten el contenido de esa noticia. Es decir, si la noticia falsa está alineada con nuestros valores y opiniones tendemos a no cuestionarla por mucho que los nuevos medios de fact checking nos digan lo contrario. Y son precisamente este tipo de disonancias cognitivas las que llevan a una parte de los británicos a continuar apoyando un Brexit duro por mucho que, incluso, un informe del gobierno pinte de catastrófica la salida sin acuerdo.
Riesgos. El documento Operación Martillo Amarillo, redactado por el gabinete de Johnson recoge 20 posibles consecuencias que podría dejar una salida brusca de la UE. Entre ellas destacan las dificultades de abastecimiento de comida y medicinas, derivadas de una mala gestión del comercio de mercancías con Europa, principalmente en lo relativo a la frontera con Francia e Irlanda.
Todavía sin acuerdo. El parlamento británico aprobó a principios del pasado septiembre la ley Benn, un marco legislativo que obligaría a Boris Johnson a pedir una prórroga a Bruselas y evitar así el Brexit duro. Es decir, si no llegan a un acuerdo con la Unión Europea antes del 17-18 de octubre, Londres pedirá a la Unión Europea una extensión de la fecha límite: el 31 de octubre pasaría a convertirse en el 31 de enero, nuevo horizonte para alcanzar un pacto conveniente para ambas partes.
Imagen: John Cameron/Unsplash
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