Hay dos formas de interpretar la crisis de suministro que afecta hoy a todos los mercados del mundo: o como un punto transitorio hacia la vieja normalidad o como el futuro que nos espera a medio plazo. Se resuelva como se resuelva el debate, solucionar los problemas de stock y tiempos de entrega requerirá de mano izquierda y dinero. Mucho dinero. ¿Cuánto? Según Estados Unidos, unos $17.000 millones.
El plan. Es el dinero destinado por la Administración Biden para la actualización y ampliación de puertos marítimos en todo el país. Según CSB, se trata de una partida orientada específicamente a aliviar la crisis logística. A las puertas de la campaña de Navidad y tras año y medio de restricciones, muchos puertos están operando al máximo de sus capacidades. En ocasiones al límite. Los Ángeles, por ejemplo, está recibiendo unos veinte cargueros mensuales de forma imprevista.
Urge. ¿Qué quiere decir esto? Que algunos barcos aparecen sin cita previa en los muelles del puerto cargados hasta arriba de contenedores que deben ser descargados por los estibadores, mermados desde hace meses por las restricciones anti-covid. El resultado es una congestión generalizada en los muelles, una que se cobra un peaje final en los minoristas y en el consumidor. Los Ángeles está moviendo un 19% más de mercancía que en 2018 sin que haya más recursos para gestionarla.
Hay atasco y miles y miles de contendores esperando a ser vaciados.
Tiempo atrás. Una parte significativa de la inversión ($4.000 millones) irá destinada a construir más muelles y a estandarizar la gestión de datos logísticos durante los próximos meses. Es la acción más inmediata, una que pasa por movilizar al ejército para echar una mano en los muelles. En agregado, el gobierno desea gastar más de $1 billón en reparar y mejorar las infraestructuras de Estados Unidos, desde puertos hasta vías de ferrocarril, pasando por las autovías. Eran reformas largamente pendientes en el país. La crisis logística sólo las ha acelerado.
Diversificación. En Europa la principal preocupación de los gobiernos sigue siendo la crisis energética. La logística parece haber encontrado su particular válvula de escape en los puertos pequeños, beneficiados de la congestión en los principales muelles del continente. En Amberes, uno de los tres primeros de Europa, la cola de barcos a la espera para descargar su mercancía alcanza los dos días. No hay grúas, no hay estibadores, no hay conductores de camiones. Quien ha salido beneficiado es Le Havre, en Francia, ahora priorizado por las navieras.
Aquí y allí. España, el país continental que más contenedores mueve a lo largo del año, niega cualquier tipo de congestión en sus muelles. Algeciras y Valencia, los dos principales, operan sin atascos. El estado, por si acaso, invertirá 4.500€ millones durante los próximos cinco años para adecuarlos y actualizarlos. El problema aquí (y en toda Europa) está más relacionado con la escasez de camioneros: faltan unos 15.000 (para un total de 400.000 en el continente). Y no hay expectativas de mejora inmediata.
Imagen: William William/Unsplash