La crisis del coronavirus ha paralizado durante varios meses sectores como la hostelería, el turismo o el comercio no esencial, contribuyendo a la caída del PIB de la mayoría de las economías mundiales. Con el objetivo de suavizar los vaivenes económicos que puedan surgir como consecuencia de futuros brotes, un grupo de investigadores israelíes ha propuesto un cambio drástico en las dinámicas de trabajo.
Cuatro días, semanas alternas. Los matemáticos del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel, Uri Alon y Ron Milo, han diseñado una estrategia laboral cíclica que consiste en ir cuatro días a la oficina y quedarse diez en casa. Estructurado en dos plantillas alternas, una semana acudiría un grupo de trabajadores y la siguiente volverían los que hubiesen estado previamente semana y media en casa.
Periodo de latencia. Este ajuste en los horarios laborales tiene como objetivo aprovechar el periodo de latencia del virus. Teniendo en cuenta que el coronavirus tarda entre tres y cuatro días en multiplicarse por el cuerpo, y por ende en comenzar a infectar, se trataría de acompasar la productividad con el periodo de tiempo que garantiza que los trabajadores están sanos en todo momento, minimizando riesgos.
En el caso de que durante esos cuatros días algunos trabajadores se contagiasen igualmente, la transmisión se paralizaría porque los diez días siguientes éstos se quedarían en casa.
¿Menos contagios? Según la investigación, este planteamiento mantendría el número reproductivo del covid por debajo de 1, lo que implicaría que el número de personas a las que podría contagiar un solo positivo se mantendría bajo, limitando la expansión de la enfermedad. Al reducir el número de gente que se desplaza y pasa tiempo en la oficina, se minimiza la densidad de personas que entran en contacto entre sí.
Menos empleo. Esta es una de las consecuencias derivadas de aplicar el modelo 4-10. Inevitablemente, al trabajar menos días al mes (alrededor de un tercio si lo comparamos con el planteamiento común de 23 días), la remuneración es menor y, en la mayoría de los casos, se trataría de contratos a tiempo parcial. Sin embargo, los investigadores apuntan que esta medida garantizaría el empleo para un mayor número de personas y reduciría el número de empresas en quiebra.
Conciliación. Si esta estrategia se implementase de forma generalizada en empresas, colegios y administraciones, los autores señalan que podría mejorarse la conciliación con la vida familiar. Si los niños sólo tienen que ir al colegio cuatro días a la semana de forma alterna y esta planificación se hace coincidir con el turno de sus padres, se minimizarían los desplazamientos diarios de las familias.
Lo estricto de sus planteamientos lo convierte en una estrategia inmediata, a corto plazo, que podría aliviar parte de los confinamientos duros cuando lleguen, si llegan, los futuros rebrotes del virus.
Imagen: GTRES
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