Ni el de la tortilla con cebolla, ni el de la pizza con o sin trozos de piña. Si hay un debate que caldee los ánimos en las oficinas y divida opiniones es el de quién debe escoger primero sus días de vacaciones, una cuestión espinosa que, con la Semana Santa recién terminada, no tardará en plantearse en las empresas de todo el país. ¿Otorga prioridad la antigüedad? Y sobre todo, la polémica de las polémicas en los departamentos de Recursos Humanos: ¿Deben tener más prioridad los empleados con hijos pequeños a la hora de decidir qué semanas pueden descansar?
Problema: no hay una respuesta sencilla.
El debate padre. No es nuevo, pero cada vez que surge lo hace con fuerza y caldea los ánimos. El debate sobre si los trabajadores con hijos a su cargo deben tener prioridad a la hora de escoger vacaciones surge cada cierto tiempo, como el Guadiana, y siempre de la misma forma: con partidarios y detractores que apoyan con vehemencia sus respectivas posturas. Lo vimos el verano pasado en X, a raíz de un tuit de David J. "Batto" que acabó viralizándose. Lo acabamos de ver de nuevo en la plataforma de Musk a raíz de una entrevista de El Diario. Y es habitual encontrarlo en las oficinas de todo el país en los meses previos al verano.
El origen de la polémica. La entrevista en cuestión se la han hecho en esta ocasión Alfredo Ramos, autor de 'Perforar las masculinidades', quien desliza una idea polémica: "Una cosa que me parecería interesante es cambiar los criterios de vacaciones, que cuando se vayan a distribuir en una empresa el criterio deje de ser la antigüedad y sean las necesidades de conciliación [...]. Hay que insistir en pluralizar los modos de reconocimiento de los cuidados en las leyes".
Sobran las razones. En X el debate lleva varios días vivo, con argumentos tanto a favor como en contra de dar preferencia a los padres. Entre los primeros, quienes abogan por que padres y madres tengan cierta preferencia, el argumento principal es la necesidad de conciliar. Y las dificultades para encajar las vacaciones de la empresa con las escolares, que suelen prolongarse de junio a septiembre.
"Los niños no pueden elegir las vacaciones pesados, son muy concretas y los padres deberían tener preferencia para coger ciertas fechas por los niños", razona Nur, usuario de X, a las críticas de otro usuario que cuestiona que los empleados con hijos en edad escolar deban ser los primeros en planificar sus descansos.
¿Antigüedad vs conciliación? La conciliación es de hecho la idea en la que se centra Ramos, quien plantea por qué en los repartos de vacaciones deben tenerse en cuenta otros factores, como el tiempo que un trabajador lleve en la empresa: "Desde luego la antigüedad el único mérito que tiene es la antigüedad".
"El problema de los padres es que no tenemos en muchos casos donde dejar a los hijos si no hay cole. Eso no se tendría que asumir por compañeros y sí con políticas de conciliación como se hace en el norte de Europa", aboga Zahira, a golpe de tuit.
¿Conciliación solo con hijos? He ahí uno de los contraargumentos de quienes cuestionan que tener o no retoños en edad escolar deba dar prioridad al planificar los veranos o Semana Santa. "¿La necesidad de conciliación solo se da si hay que cuidar a los hijos? ¿No se concilia también cuando cuidas de tu pareja, o cuando tienes que ayudar a tus padres? ¿No se concilia con tu vida personal, laboral, cuando ocupas tiempo en ir a hacer deporte?", reflexiona otro usuario de X.
A ese argumento suelen añadírsele otros dos: el primero es que tener hijos responde al fin y al cabo a una decisión voluntaria; el segundo es hasta qué punto los colegios contribuyen a generar la polémica al aplicar un período de vacaciones que se extiende desde finales de junio hasta bien entrado septiembre. "No se puede tener un sistema educativo que va a la contra de la conciliación y una empresa que tampoco ayuda nada", apuntaba hace poco una usuaria: "Lo que pretenden es que nos peleemos entre nosotros en vez de arreglar el problema de fondo".
Lo que dice la ley. Si el debate resulta tan espinoso y las posturas están tan polarizadas es porque no es una polémica fácil de dirimir. No al menos con la ley en la mano. El Estatuto de los Trabajadores aclara que el calendario de vacaciones se fija en cada empresa y el descanso anual se disfrutará durante los días pactados en el convenio colectivo o de forma individual. "El período de su disfrute se fijará de común acuerdo entre el empresario y trabajador, de conformidad con lo establecido en su caso en los convenios colectivos sobre planificación", añade.
Sin respuestas. Más allá de esas pautas generales la norma no aclara la polémica. Aunque sí hay jurisprudencia al respecto. El tema lo aborda la Audiencia Nacional en un fallo del 10 de marzo de 2004 en la que alude al Convenio Colectivo del caso que analiza, un documento que se pronuncia con claridad: "En los turnos de vacaciones, los empleados con responsabilidades familiares tienen preferencia a que las suyas coincidan con los períodos de vacaciones escolares y dentro de esta situación, o si no hubiera empleados en ella, se resolverá la preferencia, dentro de la categoría a favor de quienes tengan mayor antigüedad en la institución".
Otra sentencia que suele citarse al abordar el debate es la dictada el 7 de enero de 2020 por el Supremo y que establece que si un empleado ha disfrutado de libertad a la hora escoger sus vacaciones, esa autonomía pasa a convertirse en un derecho.
Lo que dicen los expertos. Tampoco entre los expertos parece haber consenso al abordar el debate. La clave, deslizan, suele estar en los convenios o la organización interna de la empresa, que puede establecer criterios que priorizan a ciertos trabajadores a la hora de escoger vacaciones atendiendo a factores como su antigüedad o las cargas familiares. Hay quien apunta otras opciones para facilitar la conciliación durante las semanas que los niños disfrutan de sus vacaciones escolares, como optar por el teletrabajo o solicitar jornadas intensivas.
El debate de fondo. El debate resulta tan espinoso porque no va solo de organización empresarial o derecho laboral. Como reflejan los argumentos a favor y contra vertidos en X, la polémica entronca con cuestiones que van más allá, como la conciliación, una crisis demográfica que empieza a suponer un problema ya de orden social y económico o incluso, yendo un poco más allá, el choque entre los planteamientos vitales de quienes tienen hijos y quienes optan por no hacerlo.
En ambos casos se trata de decisiones vitales e individuales, pero con consecuencias evidentes a nivel social. ¿Deben tener derecho los empleados con hijos a disfrutar de más ventajas a la hora de planificar sus vacaciones porque han tomado una decisión que beneficia a la sociedad? ¿Deben quienes no tienen hijos a su cuidado amoldar sus descansos por esa razón? ¿Se ciñe la conciliación única y exclusivamente al cuidado de los hijos? ¿Ayuda realmente una mayor flexibilidad o ayudas laborales a que aumenten las tasas de natalidad, una realidad que parecen poner en cuestión la situación de países como Corea del Sur o Japón?
Imagen | Devi Puspita Amartha Yahya (Unsplash)
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