"Sorry, I don't speak balconing" se ha convertido en la frase troll por antonomasia cuando un inglés y un español interactúan por Twitter. El chiste, obvio, hace referencia a los saltos al vacío ejecutados por numerosos jóvenes británicos durante sus vacaciones en España. En plena efervescencia alcohólica, muchos se lanzan desde sus balcones a las piscinas comunitarias de sus apartamentos. A menudo con resultado trágico: sólo este año ya se contabilizan ocho casos (un muerto).
Reflexión. Es un fenómeno de particular incidencia en las Islas Baleares, destino favorito de muchos grupos de británicos tras el fin de curso universitario. ¿Pero quién es el responsable? Pese a que la respuesta más intuitiva apunta a Charles Darwin, una tuitera británica ha subido hoy un pequeño escrito de denuncia contra las alturas mínimas de los balcones españoles y la carencia de regulación por parte de los hoteles de Magaluf y otras ciudades insulares.
En medio día acumula casi 7.000 interacciones.
Qué dice. La cuenta responde al nombre de Mia Smith. Al parecer, Smith es la pareja de un joven inglés fallecido este mes en Magaluf tras caerse de un balcón. Niega que estuviera haciendo balconing, y en su lugar apunta a las inseguras alturas de los balcones españoles (110 centímetros), y a la necesidad de imponer medidas coercitivas para impedir otros accidentes trágicos. A saber, cerrar el acceso a los balcones, verjarlos o impulsar campañas que adviertan sobre sus peligros.
Los hoteles en Mafaluf y otros lugares de fiesta ganan dinero gracias a grupos que acuden a beber alcohol, saben que sus invitados beberán alcohol, por lo que deben asegurarse de que se han tomado precauciones extraordinarias para que no corran ningún riesgo.
La altura mínima de los balcones en Reino Unido es la misma, 110 centímetros.
Reacción. El escrito borda la autoparodia, y bien podría serlo: la cuenta se ha creado para la ocasión y tan sólo acumula ocho tuits. Como era de prever, un amplio número de españoles ha reaccionado apuntando a la ausencia de accidentes relacionados con balcones entre la población local, y al carácter salvaje y alcohólico de los turistas británicos. Provocación o denuncia, el tuit ha logrado generar un maremoto de reacciones. A esta hora, "Magaluf" es tendencia en Twitter.
El debate. Si la historia ha generado tanto interés es porque entronca con uno de los temas estrellas de cada verano en España: el turismo basura. Magaluf es el ejemplo perfecto. Miles y miles de jóvenes británicos generan puestos de trabajo y actividad económica... A costa de grandes borracheras, la canibalización del comercio local, fiestas descontroladas y saltos desde el balcón. Es un dilema que siempre ha afrontado el Mediterráneo español, y que jamás ha resuelto.
Balconing. La personificación del problema es el balconing. La práctica, un extraño rito post-adolescente en el que siempre se cruzan las drogas y el alcohol, causó seis muertos el año pasado. Tras dos veranos relajados, Mallorca volvió a registrar cifras similares a las de principios de la década, cuando los accidentes mortales ganaron la atención de los medios de comunicación. Durante los últimos años, los saltos a las piscinas se han acabado; pero siguen saltando de balcón a balcón.
Iniciativas como Balconing Mallorca contabilizan cada verano los casos, en una mezcla de denuncia y humor negro. Ilustra hasta qué punto se ha convertido en un asunto central en la isla. Es una externalidad negativa de manual: da mala imagen y cuesta una media de 32.000€ en gastos médicos.
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