A poca gente le gustaría estar en el lugar de Antonio Coto Gutierrez, actual consejero delegado de DIA desde el pasado agosto y persona que comanda esta nave hacia el irremediable desastre. La empresa todavía puede remontar, reajustarse para sobrevivir, pero difícilmente volverá a ser como antes: tras perder un 87% de su valor en Bolsa este año DIA saldrá definitivamente del Ibex 35 en la próxima semana, con una deuda neta de 1.422 millones de euros y careciendo de un plan de negocio que le pueda sacar del fango.
Y en buena parte, el problema ha venido por Argentina. Ha sido una de las tendencias económicas más importantes en España en este 2018: la espiral inflacionista de Argentina, similar a la que se vio en los 90, ya le está pasando factura a nuestras grandes empresas.
A día de hoy España es el segundo país por inversión extranjera directa en Argentina, solo por detrás de Estados Unidos, y llegó a suponer el 18% de las inversiones foráneas en el país en 2016 con unos 13.169 millones de dólares (unos 13.880 millones de euros), según el último dato disponible del Banco Central de la República Argentina.
Por todo esto, nuestras empresas, y muy notablemente 14 del IBEX35, verán reducidos sus ingresos por el tipo de cambio, más teniendo en cuenta la rapidez de la caída. Según estimaciones de CincoDías, esto se ha traducido ya a 1.000 millones menos de ingresos y 800 millones de euros menos de ganancias.
Telefónica, mal año (y regular década)
Es la segunda más expuesta, en términos netos, a la crisis argentina. En 2017 el 6.% del total de facturación de la empresa venía de allí. 3.495 euros para el total de los 52.000 millones que maneja el grupo. El año pasado, el tipo de cambio redujo en 16,7 puntos porcentuales el Ebitda, que en pesos creció un 38%. Según sus datos reajustados, van a hacer en el país latino 624 millones menos de ventas netas.
Ese 6% argentino y un 14% brasileño (al país sudamericano tampoco se le anticipa un buen porvenir) podrán lastrar el futuro de la compañía. Aunque 2018 no ha sido un mal año para los inversores (11.6% más de beneficios con respecto a 2017, 2.721 millones de euros) pinta mal en general: de llegar a superar en bolsa los 100.000 millones de euros de capitalización, vale actualmente 36.350 millones y solo es la quinta más grande del Ibex 35. Su cotización está a mínimos de este siglo.
Banco Santander, más complicaciones dentro que fuera
En 2017 el Banco Santander se las prometía bonitas en Argentina, después de que sus créditos en ingresos crecieran un 44% en un solo año, en 2018 se va a recortar el beneficio empresarial en el país en torno a un 56%: entre 180 y 220 millones de euros. Por todo esto ya han advertido que dejarán de cotizar en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Esto es malo también por su dependencia de este tipo de mercados. El banco de Botín por fin ha reconocido que el Santander no gana dinero en España desde hace seis años, y del total de beneficios, el 60% proviene de Latinoamérica.
BBVA y la pinza turcoargentina
En Argentina, el BBVA tiene una participación del 66,5% en Banco Francés, que aporta un 1% de los activos totales y un 3,5% del beneficio. En plata: el banco reconoció una caída en su resultado argentino de beneficios de 190 millones. Peor aún que el caso argentino ha sido el turco: el 14% del total de las ganancias del BBVA dependen de este país, y debido a la recesión de la lira turca descendieron un 14,1% en el tercer trimestre de 2018. El BCE ya ha avisado: los dos bancos españoles que no saldrían indemnes ante una futura recesión son el BBVA y el Sabadell.
DIA, si inviertes mal es porque quieres
Aquí sí, la empresa más perjudicada y hasta niveles pedropiquerianos. Argentina es el tercer país por facturación de DIA por detrás de España y Brasil con 1.600 millones en 2017, el 16% del total de su negocio. Por eso la hiperinflacción va a complicar aún más sus resultados globales, que ya estaban en retroceso. Se le estima un EBITDA ajustado para 2018 de entre 350 y 400 millones de euros, cuando en 2017 era de 568 millones de euros.
De los 3.5 euros que valían sus acciones en 2011, cuando salió a Bolsa, ahora ha pasado a medio euro. Después de haber vendido sus supermercados en Francia, China y Turquía, no sería de extrañar que también marchasen fuera de Argentina.
Codere
Fuera del IBEX, y en términos globales, la empresa española más expuesta a los vaivenes del peso es Codere, ya que tiene en Argentina su principal fuente de ingresos, más de un tercio del total de la empresa, traducido a 582 millones de facturación en este país 2017. En lo que va de año, el grupo de juego ha perdido en Argentina 55 millones de beneficios, 14 por las nuevas regulaciones de las casas de apuestas y 32.8 por la devaluación del peso.
Naturgy
La hiperinflación argentina le costó 14 millones de beneficio de esta eléctrica española que es líder en el mercado argentino. A esos 14 se le suman otros 77 millones menos de ebitda por la depreciación del peso. Visto de otra forma, Naturgy ha perdido en los dos primeros cuatrimestres del año 3.040 millones de euros frente a los 793 millones de beneficio que dejó durante el mismo período de 2017. Todo esto debido principalmente a la depreciación de activos de generación de electricidad por valor de 4.905 millones.
Mapfre
La última de las grandes empresas del IBEX afectada por la crisis argentina y la devaluación de la monera. 12,2 millones de beneficio menos y 56,6 millones menos de facturación sobre lo percibido por sus primas de seguros.
Un mal año para el IBEX
Si en el año 2017 el principal índice bursátil español terminaba con una subida del 17,91%, este año cae un 12%, quedándose en 8.900 puntos, lejos de los 10.000 que le confieren una ficticia seguridad y de los 11.000 que venía haciendo. Aunque las principales empresas están haciendo grandes beneficios (BBVA +25,3%, Repsol +37%) los vagones traseros del IBEX está lastrando a la mejora general (Indra -35,4%, Dia -24,1%, Enagás -13,3%, Acciona -4,2%, y otras).
El Ftse 100 británico ha caído un 11%, el CAC 40 francés baja un 9% y el Dax 30 alemán cae un 15%. Es decir, estamos en la media de nuestros vecinos, pero los índices americanos se mantienen prácticamente en tablas. Mal de muchos, consuelo de tontos.
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