Siempre se quiere ir un poco más allá. Las fronteras se nos antojan inventos y los obstáculos están allí para salvarlos. Queremos conocer cada rincón, aún los más alejados. Ese es el espíritu.
Si ese es el motor que te impulsa a viajar y conocer, te damos algunos “cromos difíciles” para tu album viajero personal: diez ciudades más allá del Círculo Polar Ártico. Esta línea imaginaria señala el límite sur del día y la noche polares. Marca también una frontera de supervivencia, que al traspasarla impone un desafío permanente al hombre que quiera vivir más allá.
Es aquí, en este disperso y amplísimo territorio transcontinental, donde se llegan a vivir esos días completos de luz solar, y asimismo, deben soportar meses de oscuridad hasta llegar a la noche completa de 24 horas. Ambos eventos ocurren con exactitud sólo una vez por año cada uno, si bien los días y semanas previas pueden disfrutarse en parte. Estos momentos coinciden en junio y diciembre con los solsticios.
Pero hay gente que vive, estudia, trabaja, crece allí todo el año.
Tromso, Noruega
Más de 300 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, Tromso es la ciudad más importante de la llamada Laponia, que abarca territorios de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia.
Si vivir más allá del Paralelo 66 Norte es difícil, las condiciones de vida “a la noruega” lo hacen más llevadero. Un estandar de vida alto hace accesible servicios y comodidades impensados en muchas otras ciudades árticas. El centro de la ciudad está íntegramente sobre una isla conectada a tierra firme por puentes modernos que permanecen abiertos todo el año, así como sus calles, gracias al trabajo metódico y silencioso del personal de mantenimiento, a bordo de modernísimas máquinas eléctricas que no dejan huella de Carbono.
El casco histórico de Tromso te llevará a otras épocas, con la mayor colección de arquitectura popular en madera de toda Escandinavia. Su catedral, por ejemplo, es el ícono del norte de Noruega y la imagen mas conocida de esta ciudad.
Murmansk, Rusia
Es la ciudad más grande de las que se ubican más allá del Círculo Polar Ártico. Sus 300.000 habitantes sin embargo, son bastantes menos ahora que unas décadas atrás, cuando este puerto tuviera mayor protagonismo en la era soviética.
Se ubica cobijada en una ría a sólo 12 kilómetros del mítico Mar de Barens, que tampoco pasa por sus mejores horas. La antigua “muralla de hielo eterno” que impedía soñar con un tránsito normal, se ve afectada por el calentamiento global y va sediendo territorio helado cada año a una velocidad mayor.
Murmaknsk es una de las cabeceras del famoso Puente o Anillo Ártico junto con Churchill, en Canadá (la “capital del oso polar“). Este anillo se compone de una serie de caminos estacionales que los países pretenden establecer con medios extraordinarios en términos de infraestructura y presupuestos, para mantener una ruta abierta todo el año que circunde el globo terráqueo a esas inhóspitas latitudes. Algo impensado en otras épocas, pero que terminaría siendo un efecto beneficioso del calentamiento de la Tierra ya que permitirá la comunicación y transporte mucho más directo entre Europa, Asia y América. Suena ciencia ficción, pero no lo es.
Norilsk, Rusia
Esta ciudad rusa acapara récords, pero de ésos que dan ganas de borrarla de tu lista de “deseables“. Sin embargo, no deja de ser una de las pocas ciudades que encontramos más allá del Círculo Polar Ártico y la segunda en magnitud (unos 130.000 habitantes).
El que fuera un minúsculo pueblo perdido en Siberia, se transformó en meca de los buscadores de riqueza al descubrirse sus minas. Níquel, cobre, cobalto, paladio, platino y carbón son los nombres de sus mayores riquezas, y de sus verdugos.
Norilsk ostenta el lamentable título de ser una de las 10 ciudades más contaminadas del mundo, donde sobrevivir al frío es nada comparandolo con respirar su aire. Para colmo de males, su nombre se asocia con el de Norillag, uno de los centros de cautiverio (gulag) de decenas de miles de disidentes del régimen soviético que se llevó por delante la vida de más de 16.000 a causa de las inhumanas condiciones de supervivencia, en una tierra que permanece helada 12 meses al año.
Es también, una tierra prohibida por otra causa (más allá del sentido común). No se aceptan extranjeros residentes, ni siquiera de las otras ex repúblicas soviéticas a causa de las instalaciones militares que la rodean. Después de todo, ¿a quién se le ocurriría empadronarse en una ciudad que debe desmantelar su puerto y volver a armarlo dos veces por año?
Vorkuta, Rusia
¿Alguien que disfrute de inviernos de 10 meses a 30 grados bajo cero? No sé si los habrá por aquí, pero en Vorkuta viven unos 80.000. Nos encontramos con otra ciudad minera rusa que tiene un pasado negro como el carbón de su subsuelo.
Desde 1930 se establecieron en estas planicies de tierra helada, una red de pequeños y grandes gulags conectados por carreteras construídas con piedra volcánica y sangre de los hombres encerrados. Konosha, Kotlas, Pechora, Izhma son los nombres de la ignominia que en algunos casos han dado origen a otras pequeñas ciudades actuales.
Sisimut, Groenlandia
Aquí sí. Encontramos el típico conglomerado de casas de madera en un inhóspito lugar helado. La imagen que tenemos de vivir más allá del Círculo Polar Ártico.
Ya de por si, Groenlandia llama a la aventura, lejanía e historias de supervivencia. Llegar a Sisimut no es sencillo pero la recompensa en mayúscula. Desde las ventanas de sus casas multicolores se ve el helado océano abrazado por la tiera helada de los brazos de un fiordo, de los tantos que taladran la costa oeste de esta gigante isla.
Resulta impresionante cuanto te enteras que en estas latitudes, en este punto del mapa muy difícil de ubicar donde habitan hoy poco más de 5.000 personas, ha vivido gente desde hace más de 4.000 años. Imaginar las condiciones en las que tantas generaciones han crecido y vivido aquí, estremece.
Barrow, Estados Unidos
A sólo 2000 km del Polo Norte, sobre la costa de Alaska, Barrow mira al norte custodiando una de las zonas más afectadas por el cambio climático. La gran barrera de hielo de Barrow es monitoreada minuciosamente y los múltiples equipos de meteorólogos que mantienen estaciones aquí, estudian los cambios a medida que la temperatura del planeta sube.
Rodeada por un mar helado, Barrow se expone al viento y a temperaturas que sólo 30 días al año superan los 0 grados. La noche absoluta comienza aquí aproximadmente a mediados de noviembre y dura hasta finales de enero.
Rovaniemi, Finlandia
Tal vez sea ésta la más accesible y turística de las ciudades más allá del Círculo Polar Ártico, junto con Tromso. En este caso Rovaniemi tiene un plus explusivo que la hace única: aquí vive Papá Noel.
Alrededor de esta figura se ha elaborado una pujante y creativa oferta turística que cada año atrae a más visitantes durante todo el año (porque ya sabemos que el gordo de barba blanca trabaja todo el año para satisfacer los deseos de todos nosotros una noche al año). Aeropuerto, hoteles tradicionales o de hielo, caminos excelentes, el Santa Park y una enorme cantidad de actividades al aire libre para aprovechar una naturaleza asombrosa durante los 12 meses.
Oulu, Finlandia
Aún más al norte llegamos a Oulu, fundada en 1605. Si bien en su momento fue conocida por sus embarques de madera, resina y salmones hacia todo el país, hoy por hoy Oulu se ha convertido en un polo tecnológico de alta complejidad.
Grandes empresas internacioales tienen aquí su centros estratégicos y de diseño y la Universidad de Oulu es un semillero de creadores de tecnología. Y para sembrar esas semillas desde pequeños, han creado el Tietomaa, un centro recreativo y formativo sobre ciencia y tecnología para niños que los adultos podemos también aprovechar. El aeropuerto de Oulu, a estas latitudes, tiene más movimiento que muchos aeropuertos regionales americanos o europeos y es el segundo en importancia en Finlandia.
Grimsey, Islandia
Tal vez la localidad insular que mejor pinta el espíritu de aventura que evoca el Círculo Polar Ártico, sea Grimsey. No sólamente traspasa el límite imaginario del paralelo 66 Norte, sino que está sola en una pequeña isla perdida en la inmensidad del Océano Ártico.
Este pequeño pueblo tuvo que refugiarse en el extremo interior de un fiordo para poder sobrevivir a las inclemencias del clima y la soledad. Una pequeña isla de 5 kilómetros cuadrados al norte de la costa de Islandia. No se puede ir más lejos en el concepto de “aislamiento”.
Iqaluit, Canadá
¿Qué imágen tenemos al pensar en los territorios árticos? Una inmensidad helada, con grandes superficies de agua cristalizada. Blanco, blanco, blanco. ¡Bienvenidos a Iqaluit!
Este pequeño poblado fue creado a mediados del siglo XX a raíz de una base aérea americana a construirse en la zona. Su primer habitante fue un inuit y con él llegaron muchas más familias de este pueblo, particularmente adaptado a las condiciones de vida en latitudes como ésta. Hoy viven aquí algo más de 6.000 personas y es uno de los pueblos con mayor crecimiento demográfico de todo Canadá (casi un 20 % en menos de 5 años).
Se está desarrollando una incipiente industria turística con servicios para los visitantes que poco a poco se animan a descubrir las maravillas de una tierra nueva, casi inexplotada y cada vez más accesible, más allá del Círculo Polar Ártico.
Imágenes | Sanna Pudas, Euno, Guide Gunnar, Arctic Destination, Alaskaman, Ray McRoy, Letavua, Ascappatura, Nina