La pandemia del Covid y las restricciones a la movilidad han impulsado las ventas online de los supermercados en un 12%, cuando en los años anteriores apenas era de un 1%. Prueba de ello es que el canal digital ha aumentado un 62% su facturación. Aunque la venta por Internet todavía tiene un largo camino que recorrer, las compañías están redoblando sus esfuerzos por esa estrategia provocando la proliferación de las llamadas ‘dark stores’ o supermercados fantasma.
Estas tiendas en la “sombra” son establecimientos físicos que solo se dedican al comercio online. No cuenta con cajeros, ni están abiertos al público y el personal que trabaja en él se dedica a preparar exclusivamente los pedidos que los clientes piden a través de Internet.
Entrega en 10 minutos. En el sector de los supermercados, la crisis sanitaria ha servido para acelerar una tendencia que desde hace años apunta a un nuevo modelo de ventas que rompe con el sistema tradicional: los supermercados fantasma. "Tu compra en 10 minutos. ¿Te lo crees?" así es como se presentaba la empresa Dija en España. Una startup londinense que, tal y como cuentan nuestros compañeros de Directo al Paladar, se ha propuesto ser el reparto a domicilio más rápido y ha elegido nuestro país para expandir su negocio a nivel internacional.
Se definen como un servicio que "entrega alimentos y otros artículos del hogar en la puerta de tu casa en 10 minutos". Ese tiempo tan corto es una de sus máximas: "es muy raro que no lleguemos a los 10 minutos, pero si lo hacemos, le ofreceremos la entrega gratuita durante los próximos 3 meses", explican en su página web. De momento, Londres, París y Madrid son las ciudades donde operan y ya cubren casi un 90% del área metropolitana de la capital española. No tienen un gasto mínimo en la compra, pero sí cobran una tarifa plana de entrega de 0,99 euros por cada pedido.
Cómo funciona. El sistema se construye alrededor de la estrategia de ahorrar costes y facilitar al cliente la entrega de su pedido, que es preparado directamente en la “tienda fantasma”, como si la compra la realizara el propio usuario. Con menos personal que el que habría en un supermercado convencional, la empresa presta el mismo servicio y el 'carro' llega en un tiempo récord al domicilio del cliente. Este modelo, importado de Estados Unidos, puede ser hasta tres veces más barato que el de la tienda presencial.
Aunque para ello necesitan un coste muy alto tanto de tecnología como de logística. Una ‘dark store’ no es solo tener un almacén con productos, sino que necesitan rastrear un sinfín de datos del comportamiento de sus usuarios. Saber qué compran, cuándo y dónde los consumidores.
Una tendencia: de El Corte Inglés al Día. Estos locales opacos ahora amenazan con multiplicarse en las ciudades. Ya los había de Glovo, pero ahora también de Amazon, de El Corte Inglés, Mercadona, DIA y otras grandes cadenas de distribución que están pujando fuerte por estas propiedades, situadas la mayoría de veces en zonas residenciales para llegar con rapidez al cliente. El Corte Inglés anunciaba hace poco que convertiría su centro de Éibar en un ‘dark store’, desde donde dará servicio a todo el País Vasco. Y una pista de hacia dónde caminan empresas como esta es su ERE, saldado con la salida de 3.292 empleados.
La empresa que más súpers fantasma ha implantado en España es la cadena de supermercados Dia. El grupo, en plena transformación por la crisis que sufre desde 2018, transformó el año pasado 14 tiendas en ‘dark stores’ para hacer frente a la demanda online, que se triplicó. Y resultó, porque sus ventas han crecido un 120%. Glovo fue la primera empresa que implantó una ‘dark store’ en España, que sólo opera en Madrid y Barcelona. La plataforma ha logrado una ronda de financiación por 450 millones de euros para continuar con un plan de 100 de estos almacenes virtuales.
Vecinos, en contra. Esta actividad de corte industrial, con turnos de 24 horas y tráfico de camiones y furgonetas constante, está sublevando a cada vez más comunidades de vecinos. Como una continuación del dolor de cabeza del fenómeno de las cocinas fantasma, centros de elaboración de comida a domicilio enclaustrados en sótanos y patios de vecinos. Y tiene sentido. Igual que nadie quiere tener una cocina industrial en su comunidad, tampoco nadie quiere tener un pequeño centro logístico en el portal contiguo.
De la ciudad al polígono. El problema es que encontrar esos espacios en las grandes ciudades no es tan fácil y muchas veces la solución pasa por plantarlos en zonas residenciales cercanas. ¿Por qué? Básicamente porque estamos hablando en la mayoría de casos de naves que pueden ir desde los 500 metros cuadrados hasta los 2.000. Mercadona desarrolló con sus colmenas su propio estilo de ‘dark store’. A diferencia de las anteriores empresas, las colmenas de la empresa valenciana no están en el centro de las ciudades.
Pero recientemente tuvo que parar su proyecto de abrir una en una urbanización de lujo en la Comunidad de Madrid. Concretamente, en El Bosque, en el municipio de Villaviciosa de Odón, donde la mayoría de sus vecinos se quejaron reiteradamente por el trasiego de camiones y los ruidos. Los habitantes de la zona se opusieron y emprendieron una campaña que ha logrado la suspensión de un proyecto que, sobre el papel, consistía en un "supermercado de barrio", pero que pretendía atender servicios en un radio de hasta 30 kilómetros. Es el futuro innegable de los supermercados.
Imagen: Unsplash
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