A mediados de la semana pasada, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, comparecía ante los medios para anunciar lo siguiente: "Hemos conseguido tener bajo control el contagio de coronavirus". Un mes después de reabrir escuelas y negocios, de retomar la actividad social y económica, de recuperar la normalidad, el ritmo de contagios no crecía. No demasiado. Y sigue sin hacerlo.
No hay aumentos. Se trata de una feliz incógnita. "Aún no sabemos por qué no hay más infecciones", ha confesado el instituto serológico danés, encargado de monitorizar la epidemia. Su último informe (PDF) es claro: el ritmo de reproducción (R0) de la enfermedad no ha crecido significativamente desde que se iniciara la apertura. Las hospitalizaciones siguen cayendo y la tendencia es muy alentadora.
¿Por qué? Frederiksen lo atribuye a la distancia social. La gente, sencillamente, está teniendo cuidado. Los expertos barajan hipótesis similares. Desde las nuevas prácticas de higiene hasta el respeto a las recomendaciones, pasando por una reducción en la violencia del virus. La movilidad, no obstante, sigue muy por debajo (el transporte público aún registra un 42% menos de usuarios).
Las autoridades danesas, por cierto, no incentivan el uso de mascarillas ante la falta de evidencia disponible.
Preliminar. Es una gran noticia, porque el propio gobierno danés descontaba pequeños repuntes tras la apertura de colegios y tiendas. Es lo que sucedió durante la semanas inmediatamente posteriores al desconfinamiento: la transmisión de la enfermedad pasó de 0,6 a 0,8. Era una consecuencia natural, pero una controlable si R0 se mantenía por debajo de 1. Un mes después, sigue siendo así.
Tanto, que el gobierno desea acelerar la desescalada.
Buen camino. Un segundo rebrote tan violento como el primero es ya "poco probable", y más de un tercio de los municipios del país llevan algunas semanas sin registrar nuevos contagios. Dinamarca se presenta así como el mejor ejemplo de confinar rápido, salir pronto. Atajar a la enfermedad muy al principio facilita la transición hacia una nueva normalidad, reduciendo el coste humano (96 muertos/millón).
¿Salir sin problemas? Un informe de JP Morgan apunta a una tendencia muy similar en Estados Unidos y Europa: la tasa de contagios está cayendo de forma uniforme una vez se levantan los confinamientos. La agencia lo atribuye a las "dinámicas propias" de la enfermedad, "no relacionadas y a menudo inconsistentes con los confinamientos".
Lo cierto es que los confinamientos sí contribuyeron a reducir dramáticamente el ritmo de reproducción de la epidemia, en todos los países. Fueron una medida drástica para atajar las transmisiones. Si R0 se mantiene por debajo de 1 post-confinamiento es, en gran medida, porque en su momento se levantaron cuarentenas estrictas.
Hacia atrás. Lo que no significa que de forma inmediata los contagios no suban. Valencia ofrece un ejemplo similar al de Dinamarca o Alemania hace algunas semanas: R0 ha pasado de 0,66 a 0,85, lo que ha obligado al gobierno autonómico a descartar la solicitud de salto a la fase 2. En Francia, el ejecutivo ha ralentizado la apertura de colegios tras identificar 70 nuevos contagios en la semana de su regreso.
En ese sentido, el camino danés es esperanzador. El desconfinamiento puede aumentar los contagios de forma inmediata. Pero a largo plazo no tiene por qué.
Imagen: News Oresund
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario