Seguramente hayas escuchado alguna vez aquello de que los pedos de las vacas son uno de los principales responsables del cambio climático. Vale, pues es falso. Es falso en el sentido de que las vacas per se no lo son, aunque sí que hay algo de verdad en tremenda afirmación: la ganadería es una de las grandes fuentes del CO2 emitido a la atmósfera, concretamente del 14,5%, según la FAO.
En lo que concierne a las vacas, cada rumiante emite 500 litros de metano al día. Para hacernos una idea de lo que eso significa, un dato: el 39% de las emisiones derivadas de la ganadería proviene de los pedos de las vacas y un 10% de la descomposición del estiércol. Reducir estas emisiones supone todo un reto porque, al fin y al cabo, las vacas no van a dejar de tirarse pedos ni defecar, así que mientras se encuentra una solución, Dinamarca ha tomado una decisión.
Cobrarle a cada ganadero unos 100 euros anuales por cada vaca para compensar las emisiones.
¿Qué ha pasado? Que Dinamarca ha lanzado una iniciativa con la que pretende implantar una tasa de 120 coronas danesas (unos 16 euros) por cada tonelada equivalente de CO2 emitida a la atmósfera procedente del ganado. No solo de las vacas, sino también de los cerdos y ovejas, que también generan emisiones pero ni de lejos como las vacas. E irá a más.
Las vacas y las ovejas producen metano en su proceso digestivo. Asimismo, los fertilizantes nitrogenados sintéticos que hay en la hierba que comen también producen gases de efecto invernadero, apuntan desde Financial Times.
Un (potencial) dineral. Cada vaca produce alrededor de seis toneladas equivalentes de CO2 al año. A 120 coronas danesas la tonelada estamos hablando de 720 coronas que son, al cambio, 96,50 euros anuales por vaca. Y ese impuesto irá a más, ya que en 2035 aumentará hasta las 300 coronas danesas (40 euros) la toneladas.
Recuperado en forma de inversión. Este impuesto será, de alguna manera, devuelto a la industria en forma de otras iniciativas. El gobierno de Dinamarca destinará 5.300 millones de euros para reforestar 250.000 hectáreas de tierras agrícolas de aquí a 2045, generar una reserva de 140.000 hectáreas de tierras bajas para 2030 y comprar algunas explotaciones para reducir las emisiones de nitrógeno.
Objetivo. Reducir las emisiones de carbono, por supuesto. Según el gobierno danés, este paquete de medidas reducirá las emisiones en 1,8 millones de toneladas equivalentes de CO2 (unas 300.000 vacas, como curiosidad), aunque el potencial es de hasta 2,6 millones de toneladas. Se trata de una iniciativa pionera en el mundo que, según el Ministro de Alimentación, Agricultura y Pesca, Jacob Jensen, escribe "escribiendo un nuevo capítulo en la historia agrícola danesa". En palabras del Ministro de Clima, Energía y Abastecimiento, Lars Aagaard:
"La agricultura es el mayor emisor de CO2 de Dinamarca. No puede continuar. Por eso somos el primer país del mundo en introducir un impuesto climático y acelerar las medidas ecológicas, de modo que estemos en camino de alcanzar el objetivo de 2030 con mayor certeza".
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