Dinoseto es un dinosaurio de boj algo feo y con una mirada perturbadora. Pero nunca le faltó compañía. Siempre tuvo un buen puñado de público constante haciéndole fotos (incluso tuvieron que ponerle un photocall y una separación, porque el exceso de curiosos estaba haciendo daño al boj). Es un recurso muy fácil para quedar en un lugar visible. Y muchos niños quieren una foto con el dinosaurio. Su encanto no conoce de grupos generacionales. Dinoseto es un ídolo al que el pueblo ha decidido amar.
La historia de Dinoseto es asombrosa. Podría decirse que es el hijo de la viralidad en Internet. Según dijo en una ocasión el alcalde de Vigo, Abel Caballero: "es el monumento más fotografiado de Vigo". Si buscas en Instagram verás que hay por lo menos 2.442 publicaciones etiquetadas con el hashtag #dinoseto. También hay otros similares como #dinosetoforpresident, #dinosetotequeremos o #dinosetoputojefe. Incluso aparece en Google Maps como atracción turística.
Pero lo cierto es que fuera de Internet es imposible no encontrar a Dinoseto en todos lados. Ha protagonizado todas las campañas municipales. Lo hemos visto en carteles cargando bolsas de las rebajas o celebrando la navidad (los buses urbanos estaban llenos de dibujos de dinosaurios deseando buenas fiestas). Hace unos años fue el protagonista de la cabalgata de los Reyes Magos, de temática jurásica. Durante el carnaval fue también el protagosnista. Vigo se ha vuelto lo que algunos denominan "una dinosetada".
La caída en desgracia del héroe vigués
Ahora, tristemente, la icónica escultura vegetal se muere lentamente en el parque de la Alameda, en la plaza de Compostela, a donde fue trasladada temporalmente por las obras en la Porta do Sol. El arbusto está totalmente pelado y seco e incluso se puede ver el alambre que hay debajo de la estructura. Las hojas crecen a su alrededor sin control alguno. No hay que ser un genio para averiguar qué está sucediendo: una falta de mantenimiento evidente. Tarea que le toca al Concello de Vigo.
A la espera de que alguien se preocupe por sus cuidados, el deterioro ha provocado que le hayan salido "rastas" por la cabeza, piernas y cuerpo. Hace unos meses, ni siquiera el esplendor de la Navidad viguesa, en la que le colocaron un gorro y una corbata con LED, evitaron que quedara eclipsado por la otra gran protagonista de las fiestas: una gran noria.
No es la primera vez que Dinoseto sufre problemas de mantenimiento, ya que en su primer verano de vida se vio también falto de riego y podas pese a su inesperada fama. Pero el estar en una ubicación más céntrica permitía que estos problemas se solucionaran de un día para otro.
Quedará en la memoria de la ciudad
Dinoseto es, al final, un símbolo. Hay que recordar cuando unos trabajadores de mantenimiento llevaron la escultura con forma de dinosaurio para ponerla en una rotonda de la calle Rosalía de Castro y, aunque la retiraron pronto. "Es una zona pija en la que no querían esa cosa", decían en este artículo de Público. En aquel momento, se dijo que todo había sido una equivocación y que el dinosaurio tenía como destino real un parque en la zona de Navia.
El mismo nombre de Dinoseto fue inventado por los internautas, que incluso compartieron fotos haciendo un seguimiento de los avistamientos por carretera del dinosaurio mientras era llevado a un nuevo destino. Era el rey del trending topic y no nos engañemos, también material para memes.
Así acabó en la misma Puerta del Sol, el epicentro de la ciudad. Comenzaba no sólo su carrera como estrella de las redes sociales, sino también como ese icono usado una y otra vez por el Ayuntamiento. Estudiantes, familias, turistas, jugadores del Celta o incluso el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se rindieron a los encantos de la criatura. Tampoco faltaron los actos vandálicos de quienes trataron de cabalgarlo o colgarse.
Hoy, Dinoseto se muere delante de todos. Y nadie ha hecho nada para evitarlo. Mucha suerte, pequeño dinosaurio…
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