Los remakes, las películas del universo Marvel y la saga Star Wars han convertido los parques temáticos de Disney en un lugar de peregrinaje más que apto para adultos. Mientras hace unos años asociábamos este tipo de espacios al ocio infantil, ahora, la cultura de la nostalgia extiende la edad socialmente aceptada a más allá de la treintena.
El detonante. Una madre americana cuyo nombre no se ha hecho público ha cargado contra los millennials en su muro de Facebook. ¿La razón? Le molesta la presencia de los adultos en Disney World. Concretamente, le molestan los millennials "inmaduros" y "sin hijos" que acuden al parque a consumir "mierdas inservibles" tales como el último pretzel que quería su hijo.
El desahogo en redes sociales de esta madre deja una cosa clara: no todo el mundo está a favor del marketing de la nostalgia que promueve la compañía de animación desde hace más de cinco años. Sin embargo, esta anécdota ha servido para poner sobre la mesa un nuevo debate: ¿debe vetar Disney la entrada a los adultos que acuden sin niños?
Disney quiere a los millennials. Disney activó la máquina de producir remakes como churros hace 5 años con el estreno de Maléfica y, desde entonces, no ha parado de hacerlo. A la versión en acción real de La Bella Durmiente le siguieron la Alicia en el país de las Maravillas de Tim Burton o La Bella y la Bestia protagonizada por Emma Watson.
El éxito de estos títulos en taquilla dio a Disney una información muy poderosa: los niños de los 90 querían volver a ver las películas de su infancia desde otro punto de vista. La generación que creció con títulos como Hércules o Mulán hoy tiene entre 25 y 35 años, trabaja e invierte en ocio como Disneyland, entre otras cosas, porque Disney sigue creando contenido para ellos.
15 millones. Esta es la cantidad de visitas que, como mínimo, debe recibir Disneyland Paris para ser rentable. El parque europeo trae de cabeza a inversores y dirección porque no levanta cabeza desde 2008, el último año en el que los beneficios fueron una buena noticia. La tendencia a la baja a la hora de tener hijos es una de las razones por las que Disney está recibiendo menos visitas. Para hacernos una idea, mientras en 1992 España tenía una tasa de natalidad del 10,13%, 2018 se cerró con un 7,86%. Y por esto, la compañía tiene un gran incentivo en seguir hablando a la misma generación que hace XX años, con la diferencia de que ahora son adultos.
Doble target. La compañía de animación ha dedicado la última década a comprar a golpe de talonario las franquicias más poderosas del entretenimiento audiovisual contemporáneo. Tras adquirir Pixar, llegó Marvel, después Star Wars y, por último, Fox. En esta nueva fotografía, los objetivos de Disney cambian respecto a su trayectoria anterior: su público objetivo ya no son solamente los niños, sino también los adolescentes y los adultos. Ahora, no todos los visitantes de los parques van a ver Mickey Mouse, hay quienes peregrinan a París por Darth Vader o por Capitana Marvel.
La diversificación es rentable. Que Disney haya abierto su cuota de mercado e introduzca contenido dirigido a un público más amplio, solo le beneficia y la taquilla de los últimos títulos solo lo confirma. Capitana Marvel consiguió 1,128 miles de millones de euros y Aladdin 346 millones de dólares. Por otro lado, Frozen continúa siendo la película más vista de la historia de la animación y Toy Story 4 ha acumulado hasta la fecha 397 millones de euros. Frente a los éxitos de remakes, universo Marvel y marketing de nostalgia, Ralph rompe internet, una de las últimas historias originales que Disney lanzó este año, cerró la taquilla con 201 millones de euros. Las cifras parecen dar la razón a la estrategia de la compañía y no tanto a la madre enfadada: a Disney lo financian los niños del ayer, Star Wars y Marvel.
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