El amargo divorcio de Íñigo Errejón y la cúpula dirigente de Podemos dejó en el aire dos preguntas: ¿daría el salto a la política nacional y, de ser así, cuándo lo haría? La primera probablemente jamás fuera una duda razonable, dada la personalidad política de Errejón y su interés, ante todo, en un proyecto de país. La segunda revestía más incertidumbre. Más Madrid obtuvo un éxito relativo en las elecciones autonómicas y municipales, y las generales de abril habían allanado el camino para una alianza de gobierno entre las fuerzas progresistas. En el camino, sin embargo, todo se torció. Lo que precipitó, quizá, los planes de Errejón.
Ayer presentó la candidatura de Más País para las elecciones generales de noviembre, las cuartas en cuatro años. El proyecto de Errejón da el salto a menos de dos meses de la celebración de los comicios y tras la ruptura definitiva entre PSOE y Podemos, para amargura de un electorado cansado y hastiado a la izquierda del tablero político. Se trata de una decisión motivada por las circunstancias y que, si bien tiene sentido estratégico para Errejón, llega en un momento de precariedad estructural para su plataforma. Más País es una idea, no un partido.
La cuestión hoy es dónde podrá presentarse Errejón y con quién acudirá a las urnas. Como comprobaron Podemos y Ciudadanos hace un par de años, montar una estructura de partido es una tarea complicada presta a las insubordinaciones, a los conflictos internos y a los desencuentros a largo plazo. Se necesitan nombres que completen las listas, capital humano para plantear las campañas y movilizar al votante, y financiación para sufragar los elevados costes organizativos. Los dos primeros partían de posiciones distintas: Podemos de su éxito en las europeas de 2014, Ciudadanos de años de experiencia en la arena catalana.
Más País tendrá que construirse desde cero en un tiempo récord, y con la esperanza puesta en las 51 provincias.
¿Es factible? Más Madrid ya requirió de encajes de bolillos apresurados en la Comunidad de Madrid, aunque allí las cosas eran distintas. Se trataba del núcleo duro del errejonismo, un ecosistema político donde encontrar nombres de confianza resultaba más sencillo. Errejón cuenta con simpatías y potenciales aliados en el resto de España, pero también con la hostilidad manifiesta de Unidas Podemos (constituido como partido y vertebrado en torno a una estructura organizativa ya sólida). De modo que es interesante repasar las comunidades donde tiene asegurada su candidatura (siempre que tengan más de seis escaños) y en aquellas que no.
Madrid: la clave
El espacio natural del errejonismo. Más Madrid logró configurarse como plataforma electoral en tiempo récord, y aunó experiencia y nombres gracias a la estructura previa de Ahora Madrid. Su resultado fue bastante positivo, configurándose como segunda fuerza parlamentaria a la izquierda del tablero y pasando por encima de Podemos. Por la naturaleza del sistema electoral y por la alta proporcionalidad del distrito madrileño, además de por su enorme arrastre en la comunidad y la suma de Equo como aliado en las listas, es la circunscripción donde más diputados podría obtener. Es decir, clave.
Comunidad Valenciana: Compromís rota
Compromís se topó con una amarga realidad en las pasadas elecciones generales: su marca electoral ya es insuficiente para obtener una voz propia en el Congreso de los Diputados. En 2016, la formación nacionalista acudió coaligada con Podemos y Esquerra Unida. El resultado fueron nueve escaños, de los cuales le correspondieron cuatro (y una notable presencia mediática de la mano de Joan Baldoví). Tres años después, ya sin alianzas electorales y acudiendo a las urnas en solitario, Compromís ha quedado reducida a un diputado, sin grupo parlamentario.
Certificada la ruptura con Podemos en el pasado ciclo electoral, la irrupción de Errejón le abre un nuevo horizonte de posibilidades. Más País opera sobre los mismos principios ideológicos y programáticos que hicieron posible la coalición a la valenciana de 2016, y es una suma ganadora para ambas formaciones. La primera porque necesita toda suerte de aliados para tener presencia nacional; la segunda, Compromís, porque sigue dependiendo de un voto en clave estatal para ganar terreno en el Congreso de los Diputados. En Valencia, Errejón ha encontrado un aliado que le ahorrará quebraderos de cabeza.
Aragón: acuerdo con CHA
A falta de algunos flecos a pulir en las negociaciones, Más País podría acudir con Chunta Aragonesa en las tres provincias de la comunidad. Es improbable que obtenga diputado en Teruel (muy poco proporcional, escasa penetración de terceras). Huesca ha sido hasta ahora un campo fértil para Podemos (obtuvo escaño en 2016), pero ya en abril perdió su plaza en favor de Ciudadanos, y la fragmentación del voto hará improbable que la recuperen. El impulso conjunto de CHA (actor habitual de la política aragonesa) y Errejón sí podría abrir paso a un diputado en Zaragoza.
¿Por qué CHA? La formación nacionalista se ha abstenido de participar en las dos últimas elecciones generales. Sin impulso suficiente, detraía votos al bloque de izquierdas que no se transformaban en escaños. La situación ha cambiado. El fracaso de PSOE y Podemos y la entrada de Más País le han abierto un hueco electoral, y la suma con Errejón le podría habilitar a un escaño rotativo similar al que pactó con IU en 2011. Necesitarían en torno a 60.000 votos en Zaragoza (obtuvo 40.000 en todo Aragón en las autonómicas).
Cataluña: improbable alianza con En Comú
Uno de los escenarios más difíciles para Errejón. El panorama electoral catalán está saturado de propuestas dispares a un lado y a otro del tablero político, articulado en torno a dos ejes, el ideológico y el territorial. Cataluña había sido hasta hoy uno de los escenarios electorales más favorables a Podemos, tanto en el plano local (a través de En Comú-Podem y de Ada Colau) como en el general (donde han llegado a ser la fuerza más votada). Quizá consciente de ello, Errejón aspira a asegurar la neutralidad de Colau de cara al 10 de noviembre.
Lo tendrá complicado. Lo más probable es que los comunes mantengan su alianza con Podemos, una muy fructífera a cada elección general. En ese sentido, Más País se toparía en Cataluña sin un discurso definido en torno a la cuestión independentista y frente a un espacio electoral cooptado por la ambigüedad y la flexibilidad de En Comú (más Podemos) en la materia.
País Vasco: otro encaje de bolillos
Otro de los fructíferos rincones electorales de Podemos a cada ciclo electoral, en esta ocasión, además, sin depender de plataformas externas (como En Comú o las Mareas gallegas). ¿Posibilidades de Más País de acudir en alianza con terceros partidos? Pocas, lo que obliga Errejón a rebuscar en el espacio ocupado ya por Elkarrekin Podemos. Su líder, Lander Martínez, ya ha dibujado las líneas maestras del discurso de campaña: "Sería raro que un partido en Madrid viniera y se presentase sólo en Vizcaya para sacar votos". Errejón buscaría así cuneros, un mero ardid con cero arraigo local.
Más allá de lo discutible (Podemos no se ha caracterizado por la flexibilidad descentralizada de su funcionamiento), Más País corre el riesgo de quedar asociado a una marca regional (Madrid) muy concreta, con todo lo que ello implica en aquellas provincias donde la sensibilidad de su potencial electorado se amalgama con elementos identitarios. Aquí no podrá contar con el apoyo de las dos fuerzas nacionalistas mejor implantadas, PNV y EH Bildu, por al enorme distancia ideológica que les separa.
Canarias: con posibilidades
Escenario similar al aragonés. Al parecer, Errejón tiene muy avanzadas las negociaciones con Nueva Canarias para presentar una candidatura conjunta. La circunstancia penalizaría gravemente los intereses de Podemos en el archipiélago. Alberto Rodríguez, secretario de organización del partido y una de las caras más reconocibles en el Congreso de los Diputados, llegó al parlamento gracias a más de 75.000 votos en Tenerife. La irrupción de Errejón coaligado con Nueva Canarias podría ser suficiente para anular sus ambiciones, al tiempo que insuficiente para entregarles su escaño.
Restaría Las Palmas, no obstante, donde Unidas Podemos obtuvo dos diputados en las pasadas elecciones. Más País ha iniciado una carrera contra el reloj para asegurar la confluencia con Nueva Canarias. La formación siempre ha obtenido su representación parlamentaria coaligada con otro partido (Coalición Canarias primero, el PSOE después), y el pasado abril quedaron fuera de la cámara baja concurriendo por primera vez en solitario. El perfil de Errejón encaja a la perfección con el autonomismo suave de Nueva Canarias, y el tirón conjunto de ambos podría permitirles obtener representación.
Andalucía: el desencanto con Podemos
Obtenga escaño o no, la ambición de Más País acudiendo a tantas provincias distintas es la de superar el 5% del voto nacional. Es un requisito marcado por la ley electoral para obtener un grupo parlamentario propio dentro del Congreso de los Diputados. En ese sentido, Andalucía, la comunidad más poblada, se antoja como un actor clave para sus aspiraciones. Sevilla, Cádiz, Málaga, Almería, Córdoba y Granada entregan más de seis escaños. El único problema para Errejón: Andalucía ha destacado por ser una de las delegaciones territoriales de Podemos mejor implantadas, y con un discurso propio más nítido.
Esto también puede suponerle una ventaja. Teresa Rodríguez lleva cierto tiempo marcando distancias con la dirección central de Podemos. En las pasadas elecciones autonómicas ya acudió a las urnas bajo la marca electoral de Adelante Andalucía, coalición de diversas formaciones. Ahora aspira a repetirlo en las generales. La federación andaluza desea si bien no una papeleta distintiva en los colegios electorales sí al menos una consideración propia similar a la obtenida por En Comú-Podem o las Mareas en años precedentes. Su objetivo es orquestar una plataforma unitaria de izquierdas, al modo autonómico.
¿Y por ahí cabría Más País? Al parecer, sí.
Galicia: dos posibles alianzas
Por último, Galicia podría ofrecer una oportunidad clara para Errejón al margen de Unidas Podemos. La constelación de partidos sobre la que se había propulsado el partido de Pablo Iglesias desde las elecciones de 2015 saltó por los aires en las pasadas autonómicas. Anova decidió desligarse por completo, y En Marea inició un camino propio. La circunstancia es ideal hoy para Más País. Errejón cuenta con simpatías y afinidades tanto de Luis Villares, quien ha aplaudido su iniciativa, como de Xuntos, una escisión de Podemos en Galicia. Aquí sí le podrían salir las cuentas, en un caladero de votos crucial para noviembre.
Es un buen ejemplo de la estrategia de Errejón, una que requiere de enorme agilidad dado que los plazos para cerrar listas expiran a finales de esta semana. Más País tiene el renombre nacional y el arrastre de votos. Los partidos nacionalistas y autonómicos tienen la estructura. En muchos casos, la alianza es natural. Y de ello dependerá en gran medida que el órdago de Errejón triunfe o no.
Imagen: GTRES