Dos habitaciones, 550€, 1.749 interesados: la cruda realidad del mercado del alquiler en Berlín

Como tantas otras ciudades occidentales, Berlín atraviesa una aguda crisis habitacional. Millones de personas desean instalarse en la ciudad, pero la oferta es limitada. Resultado: el precio de los alquileres se dispara y las pocas gangas que perviven en el mercado se convierten en objeto de una feroz competencia. Es lo que ha sucedido esta semana en un piso de dos habitaciones, a 550€ al mes y en el goloso barrio de Schöneberg. En el día de visitas, más de 1.700 personas se personaron el la puerta.

El fenómeno. Lo cuenta RBB en este reportaje. Dos factores han contribuido a una cola de más de doce horas que daba la vuelta a la manzana y que se ha viralizado en las redes sociales. Por un lado, lo ideal del apartamento, bien ubicado y a buen precio, dos condiciones inauditas en el centro de Berlín. Por otro, la peculiaridad del casero, Rolf Harms, que decidió establecer un sólo día de visitas y aceptar más de 1.700 citas.

Antecedentes. La aglomeración no se debe, como algunas figuras han difundido en Twitter, al control de precios anunciado por el ayuntamiento de Berlín el pasado mes de octubre. Harms es un propietario conocido dentro de la ciudad, fruto de sus estrambóticas convocatorias. En 2017 invitó a 800 personas a visitar uno en Prenzlauer Berg, otro distrito cotizadísimo, para una ganga de 80 metros cuadrados por menos de 1.000€ al mes. Los medios de comunicación cubrieron el evento.

¿Control? En octubre, Berlín anunció un esperadísimo programa de control de alquileres. Tras crecimientos por encima del 170% durante los últimos años, el municipio impondrá un techo de 9,8€ por metro cuadrado para los pisos sin amueblar, sujeto a actualizaciones del IPC y a un margen de crecimiento del 20% en función de las particularidades del inmueble y del distrito. La ley, conocida popularmente como #Mietendeckel, entrará en vigor en enero de 2020. Lo explicamos con detalle aquí.

Es decir, la cola en torno al chollo de Harms no tiene nada que ver (aún) con el control de precios. En ciudades como Múnich, sin control de alquileres anunciado, también se dan.

Batalla. Pero su caso sí ilustra algunos de los problemas que la nueva política municipal afrontará en el futuro. Como él mismo contaba en 2017, una limitación artificial del precio del alquiler puso en situación ventajosa a los candidatos con mayores ingresos. Entre sus visitantes, Harms se topó con ejecutivos de Colonia o Hamburgo que ganaban más de 6.000€ al mes (netos) y que deseaban tener una segunda vivienda céntrica en el corazón cultural de la capital.

La limitación de precios les igualaba a ojos del casero, pero también abarataba una inversión, de otro modo, elevadísima.

Debate. Son múltiples los economistas y políticos que recelan de un límite al alquiler. Las colas por un puñado de pisos asequibles para todo el mundo, y el potencial desinterés de los caseros en renovar o mejorar el parque de vivienda ante su imposible rentabilidad, suelen ser argumentos de peso contra las restricciones. Los planes de Berlín, sin embargo, son más complejos que un mero "tope" a los ingresos potenciales. Se pueden explorar en profundidad aquí.

Tendencia. Pese a ello, numerosas ciudades están experimentando con ciertos controles al alquiler fruto de la presión habitacional. Desde Los Ángeles hasta Barcelona, pasando por Portugal, los gobiernos han planteado límties graduales a la escalada de precios. La propia Berlín ha coqueteado con la posibilidad de renacionalizar su antiguo parque de vivienda social. La mayoría de las políticas son recientes, por lo que necesitaremos un par de años para saber si han sido exitosas o no.

Y para descubrir si las colas y la escasez se adueñan del mercado de vivienda berlinés.

Imagen: RBB

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