Os Peares es un lío. Un lio monumental, un galimatías administrativo tal que parece salido de las páginas del mismísimo Franz Kafka y le ha valido el título de "pueblo más complejo de España", como ha llegado a definirlo una web oficial de la Xunta de Galicia. Y si bien el título no le encaja del todo porque Os Peares no es propiamente un municipio, al menos si nos ponemos quisquillosos, lo segundo no se lo puede discutir nadie: el lugar es complejo. Delirantemente complejo.
Hagamos las debidas presentaciones.
En el rural gallego, a media hora escasa en coche de Ourense, se extiende un conjunto de casas agrupadas en varios núcleos con un telón de fondo envidiable: río, montaña, verde por doquier e incluso un pintoresco puente para tres que salva las aguas en las que se estrechan Miño y Sil. Bucólico. Si preguntas a cualquiera de sus vecinos te dirán que el lugar se llama Os Peares. Es cuando rascas un poco más e indagas a qué municipio pertenece o incluso en qué provincia estás cuando la cosa se complica. Y se complica porque no hay una sola respuesta correcta.
"Este no es un lugar fácil"
Aunque Os Peares no es extenso, ni mucho menos populoso, el terreno que ocupa es todo un puzle administrativo conformado por cuatro ayuntamientos, dos provincias, tres comarcas y otros tantos partidos judiciales. Ahí es nada.
El lugar se extienden a la vez por los pueblos de Carballedo, Pantón, Nogueira de Ramuín y A Peroxa. Los dos primeros de la provincia de Luego y los restantes de la provincia de Ourense. En semejante "caos organizativo", como lo define el escritor Henrique Alvarellos en su libro 'Galicia en cen prodixios', residían hace no tantos años 500 personas. En 2019 elDiario.es rebajaba el número ya a menos de 200.
¿Rebuscado? Pues la cosa puede complicarse aún un poquito más. Como ocurre con frecuencia en el rural gallego y otras latitudes españolas, Os Peares no es una agrupación homogénea y continúa. Se distribuye por varios núcleos: A Granxa, O Coitelo, O Mesón, O Torrón y una parroquia llamada también Os Peares que, en sentido estricto, se localiza en la villa de A Peroxa. Que el lugar más amplio haya tomado el topónimo del más pequeño no ayuda a identificarlo.
Lo del baile de fronteras podría quedarse en eso, una simple curiosidad administrativa, si no fuera porque al menos en el pasado ha llegado a complicarle la vida a sus vecinos. En 1985 un reportero de El País condujo hasta allí a través de carreteras serpenteantes para hablar precisamente con ellos y saber cómo era eso de vivir en un lugar "roto", fragmentado entre cuatro municipios, dos provincias e incluso tres partidos judiciales. Curiosidades y sentido del humor aparte, que lo demostraban, y mucho, los lugreños dejaron testimonios dignos de Kafka.
Lo que de puertas afuera era un galimatías administrativo para ellos suponía un auténtico engorro que complicaba gestiones tan sencillas como ir al médico.
"Yo, que pertenezco a Lugo, si necesitase asistencia sanitaria tendría que desplazarme 100 kilómetros, cuando tengo Ourense a solo 18", explicaba uno de los residentes antes de relatar el caso de una de sus convecinas, embarazada, que al sentir cómo estaba a punto de dar a luz optó por refugiarse en casa de otra mujer de Os Peares. No es que su hogar fuera mejor o más cómodo. Qué va. Si era mejor opción que el suyo es porque sus cimientos estaban en "Os Peares Ourense".
No era el único incordio.
Autobuses escolares que parten casi vacíos, a la vez y desde el mismo punto, porque transportan a alumnos que van a coles de pueblos distintos, problemas para dictar testamento porque no hay forma de encontrar testigos de la misma villa… "Aquí, al lado de mi casa, han fallecido personas que pertenecían a otra parroquia, pero las atendí yo porque no iban a recorrer ocho kilómetros para buscar un cura", comentaba el sacerdote de Os Peares al reportero.
Aún en 2019 elDiario.es contaba cómo sus vecinos estaban convocados para escoger alcalde en las elecciones locales… solo que no uno solo, claro. En función de su barrio les tocaba votar regidor para cuatro ayuntamientos distintos.
Para facilitarles el día a día y otorgar cierta entidad administrativa a Os Peares a finales de los años 90 se impulsó un consorcio local que integra a los cuatro municipios por los que se reparte. Su historia, eso sí, no ha sido una balsa de aceite. Tiempo después de su lanzamiento, en 2010, los vecinos criticaban que llevase un año sin convocarse y denunciaban la "ineficiencia y desinterés" de su responsable y aún con el consorcio en marcha, han exigido una administración única. En 2019 la entidad estudiaba la mejora de viales y servicios.
¿Hay más motivos para asombrarse con Os Peares?
Sí. De su revuelto administrativo, cruce de competencias, cóctel de provincias, villas y comarcas ha salido —ironías de la cosa pública— uno de los principales políticos de España: Alberto Núñez Feijóo, senador, expresidente de la Xunta, líder del PP y aspirante a desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa el próximo 23J.
De sus tierras partió siendo aún un adolescente para estudiar en un internado de León y a lo largo de los años él mismo no ha tenido reparos en identificarse como un "niño dos Peares". Allí se le conoce sin embargo de otra forma, mucho más descriptiva, precisa y probablemente eficaz: "el nieto de Eladia".
"Todos estamos de acuerdo en que la vida y la política hay que saber muy bien de dónde se sale para saber interpretar dónde está uno y avisar dónde se quiere llegar. Siempre presumí de ser de Os Peares", proclamaba en 2016 rodeado de los cuatro alcaldes que se reparten la gestión del lugar, por entonces en manos del PP.
"De esta villa me llevo el darme cuenta de la ausencia absoluta del valor de las fronteras", arengaba, entre vecinos y miembros de su partido. Un amor ciego, de oriundo arraigado, que no le impedía coincidir con la dictamen general.
"Como podéis comprobar, este lugar no es un lugar fácil".
Imagen de portada: Contando Estrelas (Fickr)
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