Las catástrofes medioambientales que acechan a la humanidad son tan amplias y variadas que, por lógica, su impacto mediático tiende a ser limitado. Frente a cierta inmunización pública, las asociaciones ecologistas llevan años tratando de realzar el carácter dramático de la contaminación por plástico. Así, sabemos que la balsa de plásticos de los Sargazos, por ejemplo, tiene el tamaño de Francia, o que hay ballenas capaces de devorar 29 kilos de basura antes de morir en la playa.
Pero quizá haya pocas imágenes tan simbólicas como la de hoy.
¿Qué? Un envase de plástico ha regresado a tierra más de 47 años después de ser producida, consumida y lanzada al océano. Ha sucedido en Somerset, Reino Unido, y su origen ha podido ser trazado gracias al perfecto estado de conservación del envoltorio. Antaño, la botella contuvo detergente comercializado por Fairy Liquid (sí, ese "Fairy") y se vendió cuatro peniques no decimales rebajada ("4d off", como indica pomposamente en el frontal del envase).
¿Qué significa esto? Que la botella se fabricó y comercializó antes de que Reino Unido adoptara el sistema decimal en 1971. Es decir, que lleva alrededor de cinco décadas a la deriva.
¿Por qué? La reliquia, casi un objeto de memorabilia pop, ha regresado a las costas británicas gracias a los fuertes oleajes que han azotado las costas del canal de Bristol durante las últimas semanas. Los guardias costeros han contabilizado más de 400 toneladas de escombros y restos plásticos sólo en Brean Beach, la playa donde apareció la histórica botella de Fairy. Es una estampa común cuando la mar se revuelve, gracias a la altísima contaminación de las aguas.
¿Es importante?. Sí. La historia del envase es interesante porque ejerce de recordatorio permamente. Algunos tipos de plástico tardan más de 450 años en biodegradarse, y otros, como el PET, jamás lo hace al completo. Los residuos que producimos de forma constante en nuestro día a día desaparecen de nuestra vista conforme aparece el camión de la basura, pero su impacto medioambiental es mucho más amplio. Su ciclo vital, en comparación al nuestro, es eterno.
La botella de Fairy es un fantasma del pasado. Puede que no pensemos demasiado en la huella de nuestro problema, pero sigue ahí. Lleva décadas ahí. Y seguirá otras tantas.
¿En cifras? En 2010 vertimos más de 8 millones de toneladas de plástico al océano, y para 2015 ya habíamos superado los 9 millones. En los últimos 10 años hemos producido más plástico que en la totalidad del siglo XX. El problema está en Asia, donde se concentra el 80% de los residuos mal gestionados que terminan en el mar. Eso sí, también es responsabilidad de Europa: el continente lleva años exportando su basura a países como China o Indonesia para que lo reciclen.
Este mismo año, China dijo basta. Ya produce suficiente basura por sí misma. Nuestro plástico representa el 90% de los residuos en el océano, y acaba con la vida de 1.000.000 de aves y 100.000 mamíferos al año.
Imagen: Burnham Coastguard/Facebook
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