Disney fue una fábrica de sueños, pero el reparto de su herencia se parece más a una pesadilla
Este año se celebra el centenario de la fundación de Disney, una de las empresas más grandes y exitosas del mundo, que ha visto como el valor de sus acciones crecía durante los últimos años al calor del streaming de contenidos.
La compañía fue fundada por los hermanos Walt y Roy Disney en 1923, y desde entonces ha sido responsable de algunas de las películas más icónicas y queridas de todos los tiempos. Sin embargo, la historia de sus herederos de Disney poco tiene de cuento de hadas, y mucho de film de Tarantino: Drogas, traiciones y fideicomisos.
El mago de Burbank murió el 15 de diciembre de 1966 dejando dos hijas y diez nietos que se repartirían un enorme legado de una de las personas más influyentes de la industria del entretenimiento. Menos conocida es la figura de su hermano Roy Oliver Disney, cofundador de la compañía, que también dejó descendencia a su fallecimiento cinco años más tarde.
Aunque los descendientes no eran demasiados, en la historia de su legado pueden encontrarse pinceladas de la historia de Cenicienta con sus hermanastras, princesas luchadoras como Pocahontas y algún patito feo que al final dio mucho de qué hablar.
En la actualidad es complicado conocer con precisión el porcentaje de la compañía que atesora cada heredero de la compañía o a cuánto asciende la fortuna de cada miembro de la familia. La última estimación la hizo uno de los nietos de Walt Disney, que calculó que los herederos apenas conservaban un 3% de las acciones de la compañía, frente al 20% que controlaba su padre. Por ponerlo un poco en contexto, Steve Jobs a su muerte dejó un legado del 7,54% de las acciones de Disney a su viuda.
No obstante, pese a que parezca que un 3% de la compañía no es mucho, dada la envergadura que ha adoptado la compañía en los últimos años, ese porcentaje implicaría que los herederos directos de Disney se repartirían un pastel de 4.650 millones de dólares.
La herencia del abuelo Walt
Visto el lío que formaron los herederos del imperio Disney, no es de extrañar que muchos millonarios no quieran dejar herencias a su descendencia.
La parte de Walt Disney pasó a sus dos hijas: Diane Marie Disney y Sharon Mae Disney. La primera tuvo nada menos que siete hijos y vivió una vida tranquila rodeada de viñedos, escribiendo guiones y honrando la obra de su padre con filantropía a cargo del apellido Disney.
Sharon, era adoptada y no fue tan comedida con la fortuna de su padre como su hermana. Se casó dos veces. En su primer matrimonio adoptó a su hija Victoria Diane Brown, y en su segundo matrimonio con el Bill Lund tuvo gemelos: Brad y Michelle Lund Disney. Cosas de la vida (y de los negocios), Bill Lund fue el promotor de los terrenos donde actualmente se levanta DisneyWorld en Orlando.
La hija pequeña de Walt Disney, Sharon Disney Lund, murió en 1993 de cáncer de mama a los 56 años dejando a sus tres hijos una fortuna de 400 millones de dólares fruto del legado del abuelo Walt.
La más conflictiva ya desde niña fue Victoria Diane, con fama de manirrota y destructiva que, según publica Hollywood Reporter, era capaz de gastar 5.000 dólares en una noche de desenfreno y heroína en Las Vegas de los años 80. Victoria murió en septiembre de 2002 a los 36 años.
Los gemelos Brad y Michelle habían nacido con algunos problemas de aprendizaje, por lo que su madre dispuso el depósito de su millonaria herencia bajo la supervisión de tres fideicomisarios. Estos tres gestores se encargarían de entregarles 20 millones de dólares cada cinco años a partir de los 35 años hasta agotar los 400 millones que les correspondían como herencia.
Además, su madre había dispuesto una cláusula con la que se aseguraba que sus hijos hacían un uso razonable del dinero que recibían. En ella se especificaba que solo recibirían el dinero en caso de demostrar “madurez y habilidad financiera para manejar y utilizar el dinero de una manera prudente y responsable”.
Como si fuera el mismísimo cuento de Cenicienta, los gestores de la fortuna convencieron a Michelle para que declarara a su hermano gemelo incapaz de gestionar sus finanzas antes de cumplir sus 35 años, alegando que padecía Síndrome de Down. De ese modo, no recibiría el pago del fideicomiso de su madre.
Lamentablemente para Michelle, la suerte le dio la espalda. Sufrió un aneurisma cerebral y estuvo a punto de morir antes de cumplir los 40. Gravemente enferma, la segunda esposa de su padre, se ofreció a acogerla en su casa con la intención de hacerse con el control de la suculenta herencia, e intentaron incapacitarla y poner a Michelle bajo su tutela. Sin embargo, la rica heredera se recuperó del aneurisma y tuvo que llevar a su madrastra ante un tribunal para recuperar el control de sus finanzas.
Brad, que permaneció junto a su padre, no lo tuvo nada fácil para mantener el legado del abuelo Walt. Primero se enzarzó en pleitos con su hermana Michelle y su tía, que querían apoderarse de su porción del pastel. Finalmente, Brad perdió la batalla legal y su porcentaje de la herencia.
La estirpe de Roy Oliver Disney
La otra mitad de los Disney tampoco está exenta de polémica. La estirpe de herederos comenzó con buen pie de la mano de su hijo Roy Edward Disney. El joven heredero se involucró en la gestión de Disney hasta su muerte en 2009, dejando un legado de 1.600 millones de dólares, aproximadamente el 1% de las acciones de Disney. El sobrino de Walt Disney dejó cuatro herederos: Abigail, Tim, Roy Patrick y Susan Disney.
El talante respetuoso y continuista de Roy Edward Disney con la compañía que habían fundado su padre y su tío Walt, se vio contrarrestado por el carácter disidente y activista de su hija Abigail Disney.
La nieta de Roy Oliver Disney dedicó buena parte de su vida a arremeter contra las políticas de la compañía fundada por su abuelo, acusándoles de explotadores capitalistas. Incluso llegó a producir un documental llamado The American Dream and Other Fairy Tales en el que denuncia la situación de explotación laboral que sufren algunos empleados de la compañía.
Abigail Disney fue una de las millonarias que firmó el conocido como manifiesto de los millonarios de Davos, en el que un grupo de 200 millonarios de todo el mundo pedían a los dirigentes de las principales economías del mundo gravar a las grandes fortunas con mayores tasas e impuestos.
Imagen | Dall-E 3, Pixabay (hellokitty)
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