Una versión anterior de este artículo se publicó en 2018.
“Hay mucha evidencia de que los humanos experimentamos un ‘bajón’ psicológico en la mediana edad”, explicaba Peter Warr, profesor emérito de la Universidad de Sheffield. Eso parece: según diferentes estudios, orientados sobre todo a la economía, los expertos han valorado que los peores años de nuestra vida son los que van de los 45 a los 55, cuando el cuerpo pierde su lozanía y aún le queda un largo camino a la jubilación.
Pero no todo el mundo está de acuerdo con esta premisa. A través de Noemí Pérez, llego a este gráfico sobre el tema. La relación entre la edad y la felicidad es un ejemplo de libro de “uno de esos temas en los que no nos ponemos de acuerdo”. Mientras los economistas sostienen que la felicidad a lo largo de la vida tiene forma de 'U', los psicólogos llevan años sin encontrar una relación directa entre edad y la satisfacción vital.
¿La felicidad tiene forma de 'U'? Los detalles cambian de país a país, pero en términos generales, cumplida la veintena los individuos empiezan a volverse cada vez más infelices hasta que en torno a los 45-50 tocan fondo para ir remontando poco a poco sobre los 60-70 años. Es justo en esa década cuando se alcanzan las mayores cotas de felicidad a nivel agregado.
Los economistas dicen que sí En 2008, David G. Blanchflower y Andrew J. Oswald analizaron los datos de más de un centenar de países en Europa, Asia y las Américas para confirmar si, efectivamente, la felicidad a lo largo de la vida tenía esa forma. Y sí, como señalaba la literatura económica sobre el tema (Blanchflower y Oswald, 2007; Steptoe, Deaton y Stone, 2015; Graham y Pettinato, 2002), eso parecía.
Los psicólogos dicen que no. En cambio, si miramos la bibliografía psicológica la cosa no está tan clara. En principio, la satisfacción vital no parece tener mucha relación con la "edad, el sexo o número de relaciones sociales" (Palmore y Luikart, 1972) En más, lo que encontramos es el consenso de que la felicidad se mantiene estable porque las personas se van adaptando. De hecho, en los últimos años algunos psicólogos postulan una ligera reducción en la satisfacción con la vida a medida que las personas envejecen (Dear, Henderson y Korten, 2002). Dear achaca esta reducción a que la prevalencia de la alta satisfacción con la vida se vuelve menos común a edades más avanzadas.
¿Quién tiene razón? El problema es que las dos cosas a la vez no pueden ser. Como dicen Paul Frijters y Tony Beatton, "o bien los psicólogos han pasado por alto algo importante durante mucho tiempo o bien la metodología de los economistas engendra respuestas diferentes". Estos dos economistas, estudiaron con detalle las gráficas de la felicidad y se dieron cuenta de que, si controlaban los factores sociodemográficos y, sobre todo, si eliminaban el sesgo de selección, la 'U' desaparecía. Lo que sí se mantenía era el declive de felicidad más allá de los 75 años.
Resolviendo la paradoja. Lo que parece claro a día de hoy es que si la 'U' existe es mucho menos pronunciada de lo que se pensaba en un primer momento. Sin embargo, estamos muy lejos de entender un fenómeno que se ha encontrado hasta en chimpancés y orangutanes: la satisfacción vital, como decíamos hace poco, es un tema mucho más complicado de lo que parece.
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