Seis años después de su solicitud de asilo, Julian Assange continúa viviendo en la Embajada de Ecuador en Londres. Solicitado por la justicia sueca y estadounidense (por investigaciones paralelas, una por violación, la otra relacionada con las actividades de WikiLeaks), Assange encontró en las cuatro paredes ecuatorianas un refugio del que no puede escapar. Su suerte quedó atada para siempre a Ecuador. Y ahora, al parecer, Ecuador se está cansando.
¿Qué pasa? Que esta semana la publicación ecuatoriana Código Vidrio ha publicado un documento filtrado por la embajada en el que se establecen las nuevas condiciones de estancia para Julian Assange. Entre otras, se regula el trasiego de visitas, se le obliga a hacerse cargo de sus gastos de alimentación y lavandería, se le conmina a mantener limpio el baño y las zonas comunes... Y se le exige hacerse cargo de su gato, Michi, acompañante viral de Assange.
¿Por qué? Por el carácter conflictivo de Assange. Una parte importante del documento está dedicada a la actividad en Internet del fundador de WikiLeaks. En marzo de este año Ecuador le retiró acceso al WiFi: ahora se lo ha devuelto, bajo condición de no "interferir" en asuntos internacionales o en cuestiones políticas que puedan dañar la imagen y los intereses de Ecuador en el mundo. Assange, por ejemplo, fue muy vocal en su apoyo a la independencia de Cataluña.
¿Y el gato? Es la parte más divertida: desde hace algunos años, Assange ha disfrutado de un gato al que ha utilizado como herramienta de imagen tanto para sí mismo como para WikiLeaks (hay merchandising del bicho). Disfruta de cuentas en IG y TW (@embassycat), y proyectaba cierta imagen afable de Assange. En alguna entrevista ha fabulado sobre su origen, atribuyéndolo a su hijo y otorgándole un gran valor emocional. Era mentira.
Ahora, Ecuador se ha cansado. Le exige que se haga cargo de su "bienestar, alimentación, aseo y cuidado". Si la situación del animal no mejora, y si Assange no cumple sus funciones como dueño del mismo, será entregado a un refugio o a quien tenga a bien quedárselo. Al parecer, Assange sólo ha utilizado al animal para sus intereses públicos. Prueba de su desinterés quizá sea su nombre: "michi" es un vocablo informal para los minimos en Ecuador.
¿Saldrá? Es la gran incógnita que rodea a Assange desde que se refugiada en la Embajada de Ecuador hace seis años: ¿saldrá alguna vez? No es sólo Ecuador, el resto del mundo también se está cansando de él: Suecia congeló la investigación por presunta violación en 2017; Reino Unido retiró a sus dos guardas en la puerta de la embajada en 2015, tras gastar una millonada; y EEUU podría pasar página tarde o temprano.
Sea como fuere, el tiempo restante de Assange en la embajada ecuatoriana tendrá que arreglarse a las estrictas normas de sus caseros. A partir del 1 de diciembre, además, Assange tendrá que pagar por todo excepto el alquiler, el agua caliente y la calefacción. Y eso incluye a Michi.
Imagen: Frank Augstein/AP
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