EEUU quiere ejecutar el mayor asesinato equino de la historia matando a 45.000 caballos salvajes

Según la organización Defense in Animals, quedan en Estados Unidos menos de 50.000 caballos salvajes, mustangos, cuando antes de 1971 (momento en el que se instauró una ley de control de población) cabalgaban por las praderas públicas unos 270.000 ejemplares. Una de las nuevas propuestas del Ministerio del Interior (el BLM) recomienda exterminar en los próximos meses a 45.000 caballos y burros salvajes para dejar más espacio a las mega granjas de productos cárnicos.

Las asociaciones pro derechos de los animales lo ven como el plan del mayor asesinato masivo moderno llevado a cabo por ningún gobierno contra los equinos. La American Wild Horse Preservation está peleando por tumbar la propuesta, pero la crisis de población de la especie de la que nace este proyecto sigue vigente, y aún no se sabe qué camino tomará finalmente el gobierno.

¿Cómo llegamos a exterminar 45.000 caballos y burros?

La explicación de esta sorprendente acción del BLM la encontramos tras una concatenación de malas decisiones a lo largo de varias décadas. En los años 70, cuando comenzó el control por parte del Gobierno de esta especie, se apartó a los animales de su territorio natural para dejar que los granjeros desplegasen sus enormes rebaños de ganado cárnico. Por entonces la cantidad de animales que había en los ranchos industriales superaba numéricamente a los caballos en una proporción de 30 a 1. Ahora quedarían en una desventaja mucho mayor.

Los mustangos se trasladaron a ranchos reservados del Estado, donde además de contar con menos territorio estaban en peores condiciones. Las nuevas instalaciones administradas por el gobierno eran explanadas sin excesivos elementos paisajísticos ni refugio del sol, teniendo que aguantar las bestias en algunas ocasiones temperaturas superiores a los 37 grados.

A medida que pasaba el tiempo las cifras del Gobierno bailaban. Si inicialmente decían que había censados 17.000 caballos en sus tierras, dos años después las cifras subían a 42.000. La Academia Nacional de Ciencias que revisó los análisis oficiales comentó que las estimaciones eran "sustancialmente incorrectas". Años después, en 1993, el BLM numeró las reses equinas públicas de Nevada (uno de sus mayores territorios) en 23.000, pero varios activistas visitaron por días los ranchos y cifraron sus estimaciones en 8.300.

La ley del 71 establecía que el número de caballos protegidos debía mantenerse en los 17.000 ejemplares, y que a partir de esa cifra tendrían que aplicar un control de sobrepoblación. Bien se manipulasen los recuentos por alguna motivación oculta o por simple mala praxis, lo cierto es que desde entonces el gobierno ha tenido que aplicar mermas de población no siempre bien expuestas al público.

La gestión del gobierno y los sacrificios inevitables

En cualquier caso, el discurso oficial afirma que durante estos años los refugios se estaban masificando, y que para marzo de 2016 la situación es insostenible. Los animales se han reproducido más de lo que puede permitirse Interior, y ninguna de las propuestas de control de natalidad ha sido válida o efectiva. Una de ellas, por ejemplo, consistió en la esterilización de las hembras, a las que abrían el interior para retorcer los ovarios hasta que quedaran inservibles. Como decía uno de los médicos, el procedimiento podía acabar en sangrado o infección, en algunos casos terminando en muerte agónica.

La noticia de esta práctica fue muy mal recibida por la opinión pública. Otros tratamientos de esterilización, como el que lleva oficialmente ahora Interior, también conduce a la muerte masiva de las hembras. Las organizaciones animalistas protestan, además, porque según dicen el gobierno no ha hecho caso de sus propuestas de control de población, aludiendo que “no son prácticas”.

Mustangs al matadero (con permiso tácito del gobierno)

Antes de esta última ordenanza también se ha encontrado al gobierno participando (supuestamente de forma involuntaria) en el exterminio de los caballos. Uno de los grandes compradores de estos caballos de Colorado, Tom Davis, vendió a su vez a 1.700 animales a una empresa mexicana, que los llevó al matadero. El ranchero es un conocido empresario de la zona que comercia con carne animal, también de caballo.

La matanza por parte de los compradores de animales de las reservas está totalmente prohibida, pero según fuentes internas del departamento puede que Interior no haya querido investigar demasiado las matanzas encubiertas. En cuanto el escándalo salió a la luz la BLM le vetó la venta masiva de animales al empresario. Ahora sólo le expende los caballos a cientos, en vez de a miles. Sobre las más de mil reses que acabaron en mataderos mexicanos Davis declaró que se utilizaron "para rodajes de cine", aunque no pudo especificar más sobre las películas o su actual paradero.

"Tienen una altísima presión por parte de Washington para que las cifras cuadren", dice la fuente anónima, que también confirma que el presupuesto de su división gubernamental siempre ha sido muy inferior a la que necesitaban para gestionar esta crisis adecuadamente. Tienen demasiados caballos y no saben cómo deshacerse de ellos.

Si quieres ver la carta abierta de la American Wild Horse Presevation contra esta política pública puedes ver su manifiesto aquí.

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