Los principales medios de comunicación tienden a emitir más noticias sobre drogas ilegales que sobre alcohol. Las historias sobre las drogas ilegales también son más negativas y es más probable que los medios de comunicación las presenten como peligrosas, moralmente destructivas y asociadas con un comportamiento violento y a los consumidores de estas drogas como personas irresponsables y degeneradas.
De hecho, es más probable que los medios de comunicación vinculen las drogas ilegales a crímenes violentos, agresiones sexuales y homicidios que el alcohol. Todo esto a pesar de que un estudio determinara que el 47% de los homicidios en Australia en un periodo seis años estaban relacionados con el alcohol.
La cobertura del reciente festival de música Rainbow Serpent en Australia es un ejemplo de cómo los medios de comunicación relacionan el uso ilegal de drogas con la violencia. Se registraron presuntas agresiones físicas y sexuales durante el festival, que tuvo lugar durante cinco días, incluyendo el día nacional de Australia.
Sin embargo, la verdad es que no hubo tanta violencia o agresiones sexuales de lo que cabría esperar en relación con el alcohol en una concentración tan grande de gente durante el día nacional de Australia.
Teniendo en cuenta que la información de los medios de comunicación juega un papel importante las opiniones que se forma la gente, esto podría hacer que la gente crea que las drogas ilegales son más propensas a conducir a la violencia que el alcohol. Esto se debe a una tendencia cognitiva o "atajo mental” conocida como la heurística de la disponibilidad que lleva a la gente a formarse opiniones basadas en la información más reciente que reciben.
¿Qué es lo que nos dicen los datos sobre la probabilidad de que el alcohol u otras drogas acaben en violencia? ¿Hay drogas que son peores?
¿Qué nos dicen los hechos?
La mayoría de la violencia relacionada con el alcohol y otras drogas en Australia se debe al alcohol, con un 26% de australianos afirmando que se han visto afectados por la violencia relacionada con el alcohol en comparación con un 3,1% que afirmó haber sido afectado por la violencia relacionada con drogas ilegales.
A pesar de que las tasas de consumo de alcohol se mantuvieron relativamente estables en Australia entre 2003 y 2013, hubo un aumento del 85% en la violencia familiar relacionada con el alcohol durante el mismo período de tiempo.
Mientras que algunas drogas como la metanfetamina ("cristal") han sido vinculadas en una reciente comisión de investigación al aumento de la violencia familiar, no está claro el papel que juegan en este aspecto.
¿Cómo es posible?
Para poder comprender cómo el alcohol y otras drogas influyen en la violencia, tenemos que considerar cómo actúan en el cuerpo. Cuando la gente bebe alcohol, experimenta una reducción del funcionamiento de la corteza prefrontal del cerebro, una parte que desempeña un papel importante en la regulación del comportamiento y en la toma de decisiones.
Al beber alcohol, la gente tiende a tomar decisiones equivocadas y es más propensa a reaccionar emocionalmente a situaciones en las que normalmente podrían responder de forma más racional y reflexiva. Cuando la gente bebe también es menos propensa a considerar las posibles consecuencias de sus acciones.
El MDMA ( "éxtasis") funciona de manera diferente, produciendo una liberación de serotonina en el cerebro para que las personas aumenten su empatía hacia los demás y sean más abiertos a nivel emocional. De ahí que rara vez se asocie al MDMA con la violencia a no ser que se tome junto con otras drogas como el alcohol o estimulantes, o se tome pensando que es éxtasis, cuando en realidad se trata de una nueva droga que es perjudicial.
El LSD ("ácido") es una droga psicodélica vinculada a ciertos receptores de serotonina en el cerebro. De ahí que el LSD pueda llevar a cambios significativos en la conciencia y en la percepción que pueden ser terapéuticos en contextos clínicos.
Sin embargo, puede ocurrir que una persona se sienta abrumada por los cambios en la percepción causados por el LSD en festivales, lo que lleva a algunas personas a sentir angustia y en ocasiones a no ser conscientes de sus actos. No hay estudios que demuestran una relación clara entre el uso de LSD y la violencia.
Hay que decir que es rara la ocasión en la que una persona se vuelva violenta bajo los efectos de la angustia por haber tomado LSD en un festival. Sin embargo, al igual que pasa con el éxtasis, no hay un control de calidad en el mercado de las drogas ilegales en Australia y algunas personas han tenido reacciones violentas o se han autolesionado como consecuencia de un consumo no intencionado de drogas tipo NBOME, vendidas como si fueran LSD.
Parece ser que el alcohol probablemente esté más relacionado con la violencia que el MDMA o el LSD.
Las drogas como la metanfetamina también han sido asociadas con comportamientos violentos y la psicosis en los servicios de urgencias de los hospitales, sobre todo en asociación con una privación prolongada del sueño.
No tenemos datos que comparen los servicios de urgencias debidos a la violencia relacionada con el alcohol a aquellos relacionados con la violencia relacionada con la anfetamina. Pero sabemos que el número total de casos en los que se acude a los servicios de urgencias por anfetaminas (drogas estimulantes como el "cristal") no es nada en comparación con los casos relacionados con el alcohol.
El uso generalizado del alcohol
Bien es cierto que un factor clave en esta situación es el hecho de que el alcohol sea posiblemente la bebida social más ampliamente aceptada en la sociedad occidental. Los datos más recientes muestran que aproximadamente el 80% de los australianos mayores de 14 años consumió alcohol durante el último año, con un 6,5% de personas que lo consumen a diario.
Mientras que la mayoría de la gente considera que es un riesgo para la salud personal y la seguridad común, las investigaciones sugieren que su uso generalizado hace que sea la droga más perjudicial debido al impacto que tiene sobre otras personas en cuanto a violencia.
Pero la mayoría de las drogas ilegales hace relativamente poco que forman parte de la sociedad occidental y han sido objeto de prohibición generalizada más que de regulación. Por lo tanto, no es de extrañar que cada vez menos personas las usen.
Los datos más recientes demuestran que aproximadamente el 7,2% de los australianos mayores de 14 años han consumido "éxtasis" durante los últimos 12 meses, el 2,1% ha consumido metanfetamina y el 1,3% ha usado una droga psicodélica, como el LSD.
Lo que nos gustaría que pasara
Lo que realmente necesitamos es más investigación para confirmar, sin tener en cuenta riesgo perjudicial evidente en otros aspectos, que drogas como el MDMA y el LSD tienen un bajo potencial de llevar a la violencia en comparación con el alcohol.
Los medios de comunicación deberían ser más responsables en la forma en que informan sobre el alcohol y otras drogas, especialmente teniendo en cuenta los altos índices de violencia relacionada con el alcohol en comparación con la violencia vinculada a otras drogas.
Las personas que usan drogas ilegales son una minoría y es importante que los medios de comunicación no marginen aún más a este colectivo mediante el uso de palabras estigmatizantes.
Si no se realizan cambios de este tipo, habrá pocas oportunidades para discutir la implementación de una política de drogas basada en los hechos y Australia seguirá por detrás de otros países occidentales en cuanto a la implementación de medidas de reducción de daños como el análisis de las pastillas.
Autores: Stephen Bright, Profesor titular en Psicología de la Adicción en la Universidad Edith Cowan y Martin Williams, Investigador postdoctoral de Biología estructural y Química Médica en la Universidad de Monash
Los autores son miembros del comité de Psychedelic Research in Science and Medicine. Ejercieron de voluntarios en el último festival de música Rainbow Serpent con DanceWize para proporcionar ayuda a los asistentes al festival que se sentían angustiados, dándoles un espacio seguro para procesar su experiencia inducida por las drogas.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Fotos | iStock
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