Viajar hoy es más barato que nunca. En gran medida gracias a las aerolíneas de bajo coste que, tras la liberalización del sector hace varias décadas, redujeron gastos, aplicaron políticas de máxima eficiencia comercial y priorizaron la economía al confort del pasajero. En el futuro la tendencia quizá se agrave: billetes más baratos, pero también condiciones de vuelo más incómodas. ¿El último hito? Los asientos de Aviointeriors, desvelados esta semana: prácticamente de pie.
¿Qué tienen de especial? Fundamentalmente el espacio entre ellos. De un tiempo a esta parte la estrechez de las filas en cabina se ha agudizado, en gran medida para incluir a más pasajeros dentro del aparato. Ryanair hoy las espacia 76 centímetros, una pesadilla para las personas más altas. Aviointeriors reduce la distancia a unos 58 centímetros merced al revolucionario diseño de los asientos: ni de pie ni sentados, un híbrido que permite estirar las piernas y posar el culo.
¿Voy a viajar en eso? El invento, bautizado Skyrider 2.0, de momento no pasa de ahí. Ninguna aerolínea ha anunciado su inclusión en cabina, en gran medida porque las autoridades pertinentes aún no permiten que los pasajeros viajen en cabina de cualquier otro modo que no sea sentados. Completamente sentados. No quita para que haya habido quejas: Ryanair ha lanzado varios globos sonda planteando que sus clientes viajen en sus aviones de pie, al modo de un autobús.
No prosperó (fiu).
¿Pero no es incómodo? Por supuesto que lo es, aunque puede no ser tan antinatural como parece. La historia se filtró a los medios gracias a las pesquisas de un bloguero anglosajón y, al parecer, son similares a los asientos que se utilizan en algunos parques de atracciones. La postura mantiene la posición del cuerpo erguido pero apoyado sobre el respaldo, algo así como un jinete o un ciclista. Es un experimento pero, por descontado, no está pensado para que tú viajes cómodo.
¿Tiene sentido? El objetivo, en realidad, es convencer a las aerolíneas: para ellas ha sido presentado en la exposición Aircrafts Interior Expo 2018 en Hamburgo. Las aerolíneas low-cost pueden ofrecer tarifas tan bajas por dos motivos: primero, porque se ahorran superfluos gastos que las aerolíneas tradicionales sí tienen (las comidas); segundo, porque meten a mucha gente en muchos aviones (a horarios intempestivos). Es pura eficiencia económica, necesitan llenar el aparato.
Una larga historia. ¿Y qué mejor modo de llenarlo que colocando a la gente de pie? El combustible, las tasas y el sueldo de la tripulación sale más barato, lo que te permitirá a ti, viajero ansioso de desplazarse a precios asumibles, pagar menos. A cambio de tu comodidad. La consecuencia lateral, por cierto, podría ser menos equipaje en cabina: más gente es más peso, y más peso es más dinero. Ahí tienes otro quebradero de cabeza la próxima vez que te subas a un Ryanair.
Imagen | John Walton/Twitter
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