En Sudáfrica, el comercio nacional de cuerno de rinoceronte, prohibido desde 2008, está a punto de volver a ser legal. El 7 de abril de 2017, un tribunal anuló su prohibición a nivel nacional.
Esta polémica decisión fue bien recibida por los ganaderos de rinocerontes, argumentando que legalizar la extracción segura de cuernos en animales vivos podría prevenir la caza furtiva de rinocerontes salvajes. Sin embargo, los grupos ecologistas han advertido que cualquier forma de comercio legal tendría el efecto contrario.
De hecho, la caza furtiva ha alcanzado nuevas cotas este año y el 7 de marzo un rinoceronte apareció muerto y sin cuerno en el zoo de Thoiry, cerca de París. Esta es la primera vez que un rinoceronte de un zoológico europeo ha sido matado para obtener su cuerno.
Esa misma semana, se encontraron muertos 13 rinocerontes en Sudáfrica en un solo día, todos a causa de cazadores furtivos.
En 2012, solamente se cazaron 62 rinocerontes en toda África, mientras que el año siguiente la cifra se disparó a 262 y a 1.090 para 2013, el 90% de los cuales fueron asesinados en Sudáfrica.
Una fuerte caída de la población
Según los censos de 2015, quedan menos de 30.000 rinocerontes en el planeta.
Los rinocerontes se dividen en cinco especies. En África (principalmente en Sudáfrica, Namibia, Kenia y Zimbabwe) habitan el rinoceronte blanco (alrededor de 20.400 ejemplares, 18.500 de los cuales están en Sudáfrica) y el rinoceronte negro (5.200 ejemplares, 1.900 de los cuales se encuentran en Sudáfrica). Como sus nombres indican, el rinoceronte indio (3.500 ejemplares que viven en la India y Nepal), el rinoceronte de Sumatra (250 animales) y el rinoceronte de Java (solo 50 animales) se encuentran en Asia.
Dependiendo de su edad y especie, un rinoceronte adulto suele tener unos pocos kilos de cuerno, siendo el rinoceronte blanco el mejor dotado (hasta 6 kgs). Los rinocerontes indios y de Java tienen un solo cuerno, mientras que las otras tres especies tienen dos.
En 2015, un total de 1.342 rinocerontes blancos y negros fueron cazados furtivamente en todo el continente y en los últimos años se han matado tantos (o incluso más) rinocerontes en Sudáfrica de los que han nacido en total en el Parque Nacional de Kruger y en las granjas privadas.
Propiedades medicinales falsas
El cuerno de rinoceronte, muy valorado en China y Vietnam, se utiliza en la medicina tradicional asiática para tratar la fiebre y las enfermedades cardiovasculares. Más recientemente, se prescribe como tratamiento para el cáncer y como afrodisíaco.
Si bien no hay evidencia científica que confirme tales propiedades medicinales, estas creencias sin fundamento alimentan la creciente demanda asiática de polvo de cuerno de rinoceronte y los precios están por las nubes: hasta 60.000 dólares por kilo, siendo más caro que el oro.
En realidad, el cuerno de rinoceronte es simplemente una formación de queratina, una proteína que se encuentra en las uñas de los humanos y en las garras de los animales, con un poco de aminoácidos y minerales, fósforo y calcio.
El control de un mercado ilegal lucrativo
Según la ONU, el comercio criminal de animales salvajes constituye, junto con las drogas, los productos falsificados y la trata de personas, uno de los mayores mercados ilegales del mundo. Cada año afecta a decenas de millones de especímenes de animales y plantas.
Se estima que en 2014 este mercado movió entre 10 mil millones y 20 mil millones de dólares estadounidenses.
Hoy en día, hay pruebas evidentes de que existen grupos criminales organizados que se han apoderado de este mercado ilegal, siendo una de las actividades criminales más altamente desarrolladas a las que enfrenta la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), un acuerdo internacional de 1977 firmado por 182 países.
Con el apoyo de la Interpol, la Europol, la Organización Mundial de Aduanas y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), la CITES se encarga de la prohibición del comercio de cuerno de rinoceronte. Mediante un sistema de permisos y certificados expedidos en condiciones especiales, la CITES regula el mercado de los rinocerontes y de aproximadamente otras 35.000 especies silvestres clasificadas en tres grupos de acuerdo con el nivel de protección requerido.
El rinoceronte blanco, que no se encuentra necesariamente en peligro de extinción, es una especie del Apéndice II para Sudáfrica y Swazilandia, lo que significa que su mercado debe controlarse a fin de no poner en peligro la supervivencia del animal. Para todos los demás países africanos de la zona, el rinoceronte blanco aparece en el Apéndice I: está prohibido todo tipo de comercio de esta especie, excepto para fines no comerciales, tales como la investigación científica.
En el Apéndice III se incluyen especies que están protegidas al menos en un país que ha pedido ayuda para controlar su comercio.
Antes de la primera década del siglo y hasta 2007, la presión sobre los países consumidores (Yemen, Corea, Taiwán y China) para detener el comercio de rinoceronte ayudó a reducir la actividad de la caza furtiva, lo que supuso un aumento en la población de rinocerontes en África.
Pero la demanda de cuerno de rinoceronte resurgió a principios de siglo, sobre todo en Vietnam, debido a los rumores de que un funcionario del gobierno que sufría de cáncer entró en remisión tras usar polvo de cuerno de rinoceronte.
Del mismo modo, todavía existe demanda en China y Hong Kong para los objetos hechos con cuerno de rinoceronte que suponen un símbolo de estatus, tales como tazas para la libación y joyas.
¿De dónde proceden entonces todos estos cuernos? Según la UNODC, en la actualidad la mayoría de los cargamentos de cuerno de rinoceronte proceden principalmente de Sudáfrica, seguida de Mozambique (donde los rinocerontes ya se han extinguido pero los cazadores acceden a ellos a través del Parque Nacional Kruger de Sudáfrica), Zimbabwe y Kenia.
Tanto los Emiratos Árabes Unidos y Europa han servido como rutas comerciales y en 2011, el gobierno de la República Checa descubrió que algunos de sus ciudadanos estaban vendiendo trofeos que habían cazado en Sudáfrica a los comerciantes vietnamitas. También se robaron unos 90 cuernos de rinoceronte procedentes de museos y casas de subastas europeas entre enero de 2011 y Junio de 2012 por la banda criminal irlandesa Rathkeale Rovers, una banda que ya ha sido desmantelada por la Europol.
La importación de trofeos de caza
Aunque el comercio internacional de cuernos de rinoceronte está prohibido desde 1977, la CITES reconoce algunas excepciones. Permite, por ejemplo, la caza limitada de especies del Apéndice II y I, incluyendo, en circunstancias excepcionales, al rinoceronte blanco y negro en peligro de extinción Esta permisión reconoce que una caza sostenible y bien administrada es en realidad coherente y contribuye a los esfuerzos de conservación de las especies, puesto que proporciona oportunidades de sustento para las comunidades locales e incentiva la conservación del hábitat rural al generar beneficios que se pueden invertir en la conservación de la especie.
También demuestra que la caza es necesaria para los planes y programas de conservación, gestión y seguimiento en varios países africanos de la zona. Algunas poblaciones se están recuperando lo suficiente como para que la obtención limitada de trofeos de caza sea sostenible.
A pesar de que llevarse de vuelta a casa trofeos de caza de rinoceronte (incluyendo los cuernos) cazados en Sudáfrica como propiedad personal está autorizado por la CITES, su venta no está autorizada. Los trofeos de caza pueden exportarse a determinados países africanos bajo condiciones específicas (se requiere de antemano una causa no perjudicial emitida por el país exportador).
Entre 2006 y 2011, se exportaron de forma legal 1.344 trofeos de caza, incluyendo cuernos de rinocerontes africanos de ambas especies, como objetos personales. La mayoría procedía de Sudáfrica, donde antes de 2006 apenas se habían organizado 75 expediciones, y en menor medida de Namibia. Vietnam fue el país con más importaciones, por delante de los EE.UU., España y Rusia.
Tras un repentino aumento en las solicitudes de permisos de caza desde Vietnam, donde se descubrió que los cuernos de rinoceronte se vendían ilegalmente, las autoridades de Sudáfrica dejaron de dar permisos en 2012 para los vietnamitas.
¿Abriendo el mercado?
Como se ha demostrado en el proceso judicial en Sudáfrica de la semana pasada para revocar la prohibición de la comercialización de rinocerontes, otros países también están interesados en que las cosas cambien en el acuerdo de la CITES.
A Swazilandia, por ejemplo, también le gustaría ver un cambio y durante la última reunión internacional de la CITES a finales de septiembre de 2016, este pequeño país presentó una propuesta para permitir el comercio regulado y limitado del cuerno de rinoceronte blanco. El país cuenta con una pequeña población de unos 75 rinocerontes blancos que habitan en parques protegidos. Entre 1988 y 1992, un período intenso de caza furtiva acabó con el 80% de la población de rinocerontes de Swazilandia, lo que le dejó al país una gran cantidad de stock de cuernos que le gustaría vender y la proposición fue rechazada por la mayoría de los países de la CITES.
El cambio de sentido en la legalidad en Sudáfrica podría abrir nuevas vías para el comercio de rinoceronte y la mayoría de los ganaderos sudafricanos cree que la prohibición solamente contribuye a la caza furtiva y piensan que ellos mismos son suficientes para satisfacer la demanda asiática con cuernos de animales vivos.
Los agricultores saben cómo cortar el cuerno con una sierra para que vuelva a crecer, un procedimiento indoloro para el animal mediante anestesia y que dura unos 15 minutos. Las medidas protección de los rinocerontes en las granjas contra los cazadores furtivos les cuestan a los ganaderos millones de dólares.
La crisis de la caza furtiva actual difiere de la crisis anterior durante la década de los 90 en dos maneras. En primer lugar, los grupos criminales organizados se han hecho con el comercio ilegal de cuernos de rinoceronte porque es un mercado que se castiga con menos severidad que otras operaciones ilegales (aunque está cambiando gracias a las nuevas legislaciones introducidas en la mayoría de los países).
También hay que tener en cuenta el gran aumento del mercado en Asia Oriental, con una demanda cada vez mayor de productos de varios animales africanos para la medicina tradicional asiática, ya sean cuernos de rinoceronte, marfil de elefante y, ahora también, piel de burros africanos domésticos.
¿Qué se puede hacer?
Las asociaciones para la conservación de los animales deben permanecer firmes ante esta situación crítica.
Las redes nacionales, regionales y subregionales han intensificado su lucha contra la delincuencia transnacional en este mercado y el Consorcio Internacional para Combatir los Delitos contra la Vida Silvestre pone en contacto a la CITES con varias organizaciones de lucha contra el fraude. Hasta el momento, su batalla ha dado muy buenos resultados.
Ahora le corresponde a las autoridades asiáticas crear conciencia y desalentar el uso de cuernos de rinoceronte. China ya ha dado pasos en esta dirección y en noviembre de 2016 las autoridades vietnamitas quemaron una partida de cuernos de rinoceronte.
Sin embargo, algunos dicen que es necesario un cambio de generación hasta que cambie la forma de pensar de la población ¿Sobrevivirán hasta entonces los 30.000 rinocerontes que quedan?
Autor: Jacques Rigoulet, veterinario, experto en CITES en el Museo Nacional de Historia Natural de la Universidad de la Sorbona.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Fotos: Ben Curtis, Denis Farrell,KHALIL SENOSI, HERBERT LEWALD, LEUNG CHO PAN,Niu shupei.
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