El corte de digestión no es como te lo cuenta esta tróspida señora: sí puedes bañarte después de comer

En verano es un clásico volver a escuchar la frase: "Tienes que esperar dos horas para bañarte hasta que hagas la digestión". Un consejo que ha pasado de generación en generación, sin ser cuestionado. Y una vez que hayan pasado esas dos horas, cuidado; has de meterte en el agua con la nuca y la tripa previamente aclimatadas y preparadas por si un corte de digestión arrecia.

Esta señora entrevistada desde una piscina en Aragón TV y que va camino de hacerse viral, va más allá. Asegura que si no cumples las dos horas reglamentarias "que manda la ley", "tanto si has comido mucho como si has comido poco" te puede dar un espasmo y te puedes quedar en el sitio. Y es que a ella le dio un corte de digestión "comiendo", y al terminar se tomó dos cubatas "que tienen mucho azúcar". Y claro, pasó lo que tenía que pasar. Te explicamos por qué esta señora se equivoca (ojo, no en todo).

Te da un apechusque, y la roscas

Este testimonio parece traído directamente de alguna vecina de aquella entrañable mujer de Honrubia que decía eso de "como te de una miaja de apechusque, la roscas".

A nuestra protagonista le dio un corte de digestión 'comiendo' (entendemos que le daría después). Al terminar, y aquí está la clave, se tomó dos cubatas "que tienen mucho azúcar y luego no se cuántas cervezas" (hacia mucho calor, especifica). Inevitablemente le dio un golpe de calor y casi se ahoga.

Aunque no aclara si el corte se produjo después de entrar en el agua o por un golpe de calor, de estas declaraciones podemos sacar verdades y mitos.

Según la Real Academia Española, el corte de digestión es un accidente sincopal causado por una inmersión súbita en el agua fría. Para empezar, la nomenclatura que utilizamos es errónea, ya que no tiene que ver en absoluto con el proceso digestivo, si no con un choque térmico que no implica que el proceso de digestión se detenga.

Ojo: el alcohol en cantidad excesiva también aumenta el riesgo de corte de digestión. La mujer tenía razones para sospechar de esos dos cubatas.

Un choque térmico más que otra cosa

Lo que coloquialmente denominamos corte de digestión es una hidrocución, la consecuencia de un cambio brusco de temperatura. Este accidente nace del contacto de la piel con el agua fría, que provoca una disminución del tamaño de los vasos sanguíneos (vasoconstricción). Tienes más papeletas de sufrirlo cuando la temperatura del agua es baja (inferior a 18° C en adultos o 20° C en niños) o si tu temperatura corporal es alta.

Es más probable que ocurra después de hacer ejercicio físico o tras una larga exposición al sol. Aquí, la imposición de esperar dos horas hasta bañarte puede ser contraproducente si durante ese tiempo estas al sol o realizas actividades lejos de la sombra.

Cuando la temperatura corporal es alta (bien por la estación o por una comida copiosa) un baño en agua fría puede desencadenar un sistema de protección del organismo. El cuerpo reacciona para evitar que la sangre se enfríe, impulsándola hacia adentro para que no concurra hasta la vena cava, en el corazón. En el peor de los casos, si el órgano no soporta el volumen de sangre recibida, puede producirse un síncope o parada cardíaca de consecuencias fatales si se está nadando.

Sí, la mujer tenía razón: te puede dar un espasmo y te puedes quedar en el sitio, pero no es lo habitual ni ocurre como norma general por no esperar las dos horas de rigor.

Y sí, para evitar ese choque de temperatura es recomendable remojar algunas partes primero.

Los niños y los ancianos, más propensos

Los niños, al igual que los ancianos, son más propensos a estas descompensaciones, ya que sus mecanismos de reflejos son más lentos.

Se recomienda no bañar a los niños justo después de que hayan comido y el proceso de digestión esté en marcha. Lo recomendable en su caso es esperar una hora y media antes de baño. Estate atento: los síntomas más normales son tiritonas, palidez, mal cuerpo, náuseas, diarrea y vómitos.

Como es lógico, se recomienda evitar la exposición al sol durante largo tiempo para que no aumente en exceso el calor corporal, eludir las comidas copiosas o excesivamente frías, refrescarse habitualmente y entrar poco a poco la agua.

En el supuesto de padecerlo, conviene evitar la exposición al sol y cubrirse con una toalla para recuperar la temperatura del cuerpo. Si no mejora, no dudes en acudir al médico. Eso, y evitar los cubatas con mucho azúcar.

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