El Globo de Behaim, o Erdapfel, es el globo terráqueo más antiguo que conservamos y es una auténtica obra de arte que quedó desfasada en cuanto se terminó de fabricar
Los antiguos filósofos y astrónomos griegos ya enseñaban que la Tierra era un cuerpo esférico en el siglo III a.C., pero curiosamente no se ha conservado ningún vestigio de una representación física de la Antigüedad. Y es una lástima teniendo en cuenta que sí se han encontrado mapas de hace 4.500 años. Así, el globo terráqueo más antiguo que se conserva es el creado por Martin Behaim entre 1490 y 1492, representando la imagen medieval y europea del mundo.
Y, para sorpresa de nadie, entre Europa y Asia no hay… nada.
Erdapfel. Aunque la primera cartografía de América podríamos decir que es el mapa de Vinland elaborado por los vikingos 500 años antes de la expedición de Cristóbal Colón, no fue hasta el regreso del explorador cuando la ciencia tuvo evidencias de que al otro lado del océano había un continente desconocido. Por tanto, la representación de los mapas antes de eso no mostraban el continente americano y, evidentemente, los globos terráqueos… tampoco.
Es el caso del Erdapfel, un globo de 51 centímetros de diámetro creado por el comerciante y cartógrafo alemán Martin Behaim dos años antes de la llegada de Colón a América. Fue construido por artesanos en Núremberg bajo las indicaciones de Behaim y se trata de una esfera hueca de yeso recubierta por pergamino pintado con cierta perspectiva. Se representa la inclinación del globo gracias a unos soportes de hierro forjado y cuenta con un anillo de latón que marca el horizonte y que se añadió posteriormente, en 1510.
Una obra de arte muy práctica. Behaim pasó un tiempo trabajando a las órdenes de Juan II de Portugal como asesor de navegación y parece que una de la finalidad de este globo terráqueo era la de ser un elemento práctico. Es por ello que los artistas realizaron 100 ilustraciones de estandartes y escudos de armas, numerosas leyendas y más de 2.000 topónimos. También realizaron dibujos de animales, como leones y elefantes en África, por ejemplo.
Es una representación de lo que conocían en la época y se detallan posibles rutas comerciales, numerosos ríos, las principales ciudades de cada uno de los países, pero también algunas inexactitudes. Parece que, para realizar este globo, Behaim se basó en los conocimientos de Ptolomeo, del siglo II, así como información de otras fuentes en las que se encuentran Marco Polo o Diogo Gomes, siendo este último un explorador portugués. Vamos, que había fuentes desactualizadas y el perfil de Portugal no es lo exacto que debería, algo curioso si usó a Gomes como fuente y trabajando el propio Behaim para el rey de Portugal.
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Aquí hay dragones. Pero que el perfil portugués no sea el más exacto es el menor de los "problemas" de este globo terráqueo. Es evidente el enorme océano vacío entre Europa y Asia, pero también fallos de perspectiva como que Japón está mucho más al sur de lo que debería. El contorno asiático poco tiene que ver con el real y hasta aparece la isla mítica de San Brendan, que se mostraba en numerosos mapas de la época y que en el siglo XIX dejó de buscarse al darse por 'perdida'.
Que falte el continente americano, no obstante, es totalmente lógico teniendo en cuenta que Behaim tuvo la mala suerte de finalizar la elaboración del objeto poco antes de que Colón regresara de su viaje. Es evidente que se tardaría en cartografiar América, pero podemos decir que, cuando se terminó de elaborar el globo, ya estaba obsoleto.
Motivación desconocida. Pese a esto, el globo terráqueo de Behaim no deja de ser una pieza histórica de lo más interesante. En 2023 fue admitido en la Memoria del Mundo de la UNESCO y tiene un gran valor porque se trata de una representación del conocimiento que se tenía del mundo hace cinco siglos. Sí, estaba desactualizado y no fue el primero, ya que se estima que los científicos árabes habían realizado algunos, Crates de Malo ya ideó el globo terráqueo y hasta podemos considerar el del Artas Farnesio dentro de esta categoría, pero actualmente el Erdapfel es el globo más antiguo que conservamos.
Eso sí, la motivación que llevó a Behaim a encargar su construcción no está clara. Cuando regresó a Núremberg en 1490, convenció a nobles para que financiaran la construcción del mismo y puede que el objetivo fuera tener una representación física del mundo para ayudar a que le permitieran realizar futuras expediciones. De la manera que sea, Behaim murió en 1507 con un globo terráqueo realmente precioso, pero desfasado.
Imagen principal | Germanisches Nationalmuseum
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