Me llamo Alberto, tengo casi treinta años y leo literatura juvenil. Y lo mejor de esto es que no estoy solo o al menos eso parece a raíz de los datos y estudios que dicen que la mayoría de la gente que compra literatura juvenil (o YA si os gustan los acrónimos ingleses) son adultos. Lo cual es curioso porque en principio no es el target de este tipo de libros.
¿Puede que nos encontremos con un caso masivo de "Síndrome de Peter Pan"? ¿Por qué nos llama tanto la literatura juvenil si "ya tenemos una edad"?
Un pequeño vistazo al mercado
Año tras año cada vez hay más hueco en las estanterías de las librerías para la literatura juvenil. Según Nielsen, en 2014 en EEUU se vendieron 176 mil ejemplares de libros de ficción juvenil, con un aumento del 12% respecto a 2013. Esto posiciona este sector del libro como uno de los más candentes. Como dato curioso decir que mientras que la literatura "adulta" de ciencia ficción y fantasía experimentó un descenso del 20% este mismo género pero en juvenil aumentó un 38%.
Y las cifras provisionales de 2015 andan por los mismos porcentajes: en libros infantiles y juveniles de enero a septiembre han aumentad las ventas un 12.6% en EEUU, 28% en Brasil y 10% en China.
En España, sin embargo, no se aprecia este crecimiento de la literatura juvenil. O por lo menos no tanto como en Estados Unidos. Digamos que el mercado está más estable con 275,19 millones de euros facturados en 2014 y un 3% de aumento respecto a 2013, siendo el primer año de subida desde 2010.
Aún así el mercado del libro juvenil en infantil (aquí los juntamos en las estadísticas oficiales tanto del gremio como del Ministerio) representa el 12% del total del sector del libro. Con un par de apuntes todavía más significativos: 12% de los libros que se editan cada año son juveniles y 18 de cada 100 ejemplares vendidos en España en 2013 pertenecen a esta categoría. Nada mal teniendo en cuenta que la "literatura" en mayúsculas ronda el 22% de cuota de marcado.
¿Cuántos adultos leemos literatura juvenil?
En 2012 Bowker, la agenda del ISBN estadounidense, se dio cuenta de una discrepancia entre el número de eBooks juveniles que se vendían y los pocos menores que afirmaban tener/leer en este formato. La encuesta consiguiente dio un dato interesante: el 55% de los compradores de novelas juveniles son mayores de 18 años, porcentaje que aumenta al 65% en el estudio de Nielsen de 2014 y 80% en 2015 según comentó la misma auditora en una conferencia.
Lo importante es el hecho ya no de quién compra sino quién lee. Pudiera pensarse que ese libro que he comprado es "para mi sobrino", pero aquí nos encontramos con que la gran mayoría de compradores de literatura juvenil la consumen ellos mismos. Se calcula que es el caso de 8 de cada 10 compradores.
En España el Informe de Hábitos de Consumo Cultural 2014-2015 es bastante esclarecedor: El 27.5% de la gente mayor de 24 años que ha leído en el trimestre anterior a la realización de la encuesta ha leído al menos un libro juvenil, prácticamente la mitad de estos (12.7%) tienen de 35 a 44 años. Algo que se corresponde con las encuestas de Bowker y de Nielsen, con este rango de edad al alza. Por cierto, en el rango 15 a 24 años los lectores son el 7%.
Un género "difuminado"
A la hora de pensar en dónde está la clave de por qué la literatura juvenil está siendo en centro de atención del público adulto podríamos mirar los megahits del género. Desde 'Harry Potter' hasta 'El Niño con el Pijama de Rayas' pasando por el último megaéxito de John Green 'Bajo la misma estrella' o 'Los Juegos del Hambre' nos encontramos con claros ejemplos de cómo este tipo de literatura alcanza el mainstream lector.
Pero el lector habitual de literatura juvenil no se queda sólo en los bestsellers sino que es inquieto y busca novedades y aproximaciones a los géneros predilectos. O lo que es lo mismo: el comportamiento es muy similar al del lector de "literatura adulta".
Para el escritor David Lozano existe cierta inquietud por parte del lector adulto, pero siempre teniendo en cuenta que:
naturalmente que la literatura juvenil no puede ni debe contener todo lo que busca un adulto en la lectura, pero eso no quiere decir que no tenga nada que ofrecer a los mayores de edad; las lecturas habituales de un adulto no son por definición incompatibles con las obras juveniles
El hecho de pasar a la edad adulta no quiere decir que de repente todo nuestros esquemas e inquietudes sean sustituidas y "actualizadas". Como medio de cultura y entretenimiento la literatura ofrece un momento de evasión, de dejarse llevar por un mundo o una historia que pudiera suceder más o menos. Es algo que buscamos a través de la ficción y que comparten las variantes "juveniles" y "adultas". De hecho es la tesis que sostiene Vargas Llosa:
Pareciera que si nos dedicamos a crear esos mundos rivales del real, de la realidad verdadera, que son las ficciones, es porque el mundo real de alguna manera no nos basta, no acaba de de aplacar nuestros apetitos, nuestros sueños...
También habría que contar un poco el factor nostalgia. Aquel mismo que hace que veamos cada poco las grandes películas que nos marcaron de pequeño. Pero eso sería simplificarlo demasiado, ya que la literatura juvenil es capaz de ofrecer multitud de historias y géneros distintos con un toque ligero, por lo menos algo más que la "adulta".
Se tratan temas universales tales como el amor, la amistad, la injusticia, sexualidad, religión y las diferencias sociopolíticas, hay incluso quienes proponen una lectura neoliberal de distopías juveniles... Temas que interesan y que, si bien no profundizan tanto como en un ensayo u otro tipo de libro, resultan importantes y el lector se puede sentir identificado sea de la edad que sea.
Como todos los géneros y sectores literarios, llega un momento en el que este madura. Ahora mismo estamos viendo una madurez de la novela juvenil que le ha valido la etiqueta anglosajona de "Young Adult", para intentar separarla de la literatura infantil. Esta madurez es la causante de que cada vez más adultos se acerquen sin prejuicios a estos libros y que cada vez más autores consagrados aporten su grano.
El último ejemplo lo podemos tener en Joe Abercrombie, maestro de la fantasía oscura con su Primera Ley que está probando éxito con la gran trilogía del Mar Quebrado. Abercrombie se une a autores de la talla de Neil Gaiman que se encuentra francamente cómodo escribiendo novelas como 'El océano al final del camino'.
La generación actual es bastante inquieta y el mercado está respondiendo al voraz apetito cultural: en cine tenemos a Pixar haciendo maravillas para niños que los adultos adoramos, el cómic y los superhéroes están cada vez más presente en nuestras vidas y la literatura para jóvenes y adultos está en la cresta de la ola. Y que dure.
Imagen | Garrett
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