Con frecuencia, los grandes avances científicos se producen superando teorías y leyes que se consideran verdaderas e inmutables. Cada salto supone la subida de un nuevo escalón hasta que volvemos a toparnos con sus límites y llega el momento de subir uno nuevo. El problema es que averiguar cuál es el siguiente escalón no resulta evidente ni fácil de escalar.
Es aquí donde entra en escena el sitio arqueológico de Göbekli Tepe, situado en el sur de Turquía en la frontera con Siria. Esta excavación amenaza con cambiar para siempre cuestiones sobre nuestra historia que dábamos por ciertas. Por eso es tan importante su descubrimiento.
La teoría actual del desarrollo humano
Al final de la última edad de hielo, los humanos tuvieron que enfrentarse a un cambio radical en su entorno. Los animales que tradicionalmente seguían, cazaban y se alimentaban se extinguieron o migraron hacia zonas más frías. El planeta dio paso a un clima más moderado con temperaturas más altas que propició la proliferación de plantas y otros tipos de animales.
Como consecuencia, el ser humano primitivo abandonó su vida nómada y aprovechó las oportunidades que brindaba este nuevo entorno. Así es cómo descubrimos la agricultura y ganadería, dos tecnologías que permitieron alimentar a la población de manera más constante y predecible que la caza y recolección.
Nacieron los asentamientos permanentes, donde se crearon sociedades más complejas y a partir de ahí surgieron las monarquías, artes, escritura y, posteriormente, las grandes religiones. Simplificando mucho, el resumen podría hacerse de la siguiente manera:
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Hace 10.000 o 12.000 años comenzó la Revolución Neolítica.
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Las nuevas condiciones meteorológicas permitieron el surgimiento de granjeros y ganaderos.
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Después vinieron avances tecnológicos como la alfarería y la cerámica.
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A raíz de todo ello, los humanos comenzaron a establecerse en asentamientos permanentes más o menos grandes: aparecen los primeros pueblos y ciudades.
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Se especializan los trabajos gracias a que la agricultura y ganadería permiten liberar mano de obra.
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Aparecen la escritura, artes y la monarquía.
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Y finalmente, la religión como una consecuencia del desarrollo cultural. Las pirámides egipcias y Stonehenge son la terminación de todo ese esfuerzo.
Esta sucesión de fenómenos, que tardaron milenios en materializarse, es la que está a punto de ser superada. Y todo por el descubrimiento de Göbekli Tepe. ¿Por qué? Debido a la extrema antigüedad de este sitio: las estimaciones realizadas por carbono le dan una fecha de construcción alrededor del año 9.000 AC. Justo en el comienzo de la Revolución Neolítica y no tras ésta, como debería ser.
Dándole la vuelta a la historia
Göbekli Tepe no es un yacimiento arqueológico que simplemente retrase aún más el amanecer de la humanidad. No es un cambio de fechas y un donde dije digo, digo Diego. Es un cambio radical en la forma de entender nuestro pasado. La tesis principal sostenida hasta ahora es que la agricultura y ganadería permitieron liberar recursos y personas para realizar otras tareas. En esta ociosidad es donde nacen las civilizaciones.
El arqueólogo alemán Klaus Schmidt dirigió las excavaciones de Göbekli Tepe desde 1996 hasta su fallecimiento en 2014. Este arqueólogo encontró el sitio tres décadas después de que la Universidad de Estambul en conjunto con la de Chicago lo examinaran e ignoraran. En lo alto de una colina se ubican anillos de monolitos en forma de T de más de 7 toneladas, una capa sobre otra. El sitio es tan masivo que se estima que en la actualidad sólo se ha excavado el 5% del lugar.
Según el experto, este monumento se erigió con el propósito de servir de centro religioso. La primera "catedral" erigida por la humanidad. Con una fecha estimada de construcción alrededor del año 9.000 AC, Göbekli Tepe es 6.000 años más antiguo que Stonehenge y 6.500 años de las Grandes Pirámides. La teoría empujada por este yacimiento turco afirma que la evolución de la humanidad en esa época es justo al revés de lo que pensábamos.
Todo comenzó con la religión.
Schmidt argumenta que "el esfuerzo coordinado para la construcción de los monolitos creó la base de trabajo para el desarrollo de sociedades complejas". Es decir, que para alcanzar el fin de erigir un monumento, fue necesario crear la estructura adecuada a su construcción. Primero vino la religión, después la necesidad de proporcionar comida (agricultura y ganadería) y alojamiento a los trabajadores.
Esto le da la vuelta a la concepción original de la historia de la humanidad. Nuestro desarrollo comenzó como consecuencia del misticismo de los seres humanos hace más de 11.000 años y no al revés.
Las sombras de Göbekli Tepe
Erigir un complejo monumental que según los sondeos terrestres cuenta con más de 200 pilares de 7 toneladas cada uno levanta numerosas preguntas. Para Rodrigo Villalobos García, doctor en Arqueología por la Universidad de Valladolid, el enfoque no debe ser la tecnología empleada:
Este complejo monumental tiene una lectura económica y social. No debería ser tanto algo complicado en cuanto a tecnología como en cuanto a movilización: una gran fuerza de trabajo requiere primero sustento y luego también coordinación.
El arqueólogo afirma que se trata de un problema de liderazgo. ¿Cómo convences a las cientos o miles de personas necesarias para la construcción? ¿Qué les pudo convencer para hacerlo? ¿O eran esclavos? Igualmente habría que alimentarlos y alojarlos, pero el empuje de los líderes sigue estando ahí. Más importante aún, ¿de dónde procedería esa mano de obra esclava?
En cuanto al propósito de este monumento, Villalobos arroja más luz sobre Göbekli Tepe:
No incidiría en un único aspecto. No tendría por qué ser sólo un observatorio astronómico, o sólo un "templo". En muchas sociedades hay lo que se llaman "centros de agregación" que serían lugares, habitualmente monumentalizados, donde distintos grupos se juntarían en determinados momentos del año para distintas cuestiones: reforzar la identidad del clan o de la unidad política, intercambiar alimentos y productos manufacturados u otras cosas que hoy nos parecerían tan mundanas como "buscarle pareja a los descendientes".
A pesar de que Göbekli Tepe arroja luz a nuestro pasado prehistórico, son más las nuevas preguntas que han surgido que las respuestas que nos ha dado este complejo. Esta colina ha puesto patas arriba la concepción que teníamos de nuestro pasado y está creando un nuevo paradigma. Así continuará hasta el próximo secreto desentarrado por una palada de tierra.
Gobekli Tepe: teorías alternativas sobre su propósito
Un descubrimiento de este calibre es capaz de mandar un seísmo a los pies de los eruditos, que deben replantear las teorías que daban por probadas. Pero también atrae otras teorías alternativas que pretenden explicar algo que hasta entonces se consideraba imposible. Una de ellas afirma que Göbekli Tepe contiene un relato de una catástrofe sucedida en el pasado.
Esta teoría alternativa se detalla en el trabajo de Martin Sweatman y Dimitrios Tsikritsis, profesores de la escuela de ingeniería de la Universidad de Edimburgo. Aquí deberíamos ver ya la primera alerta sobre la verosimilitud del trabajo, ya que, como veremos más adelante, hablan de simbolismo y constelaciones cuando ninguno de los dos son expertos en la materia.
En cualquier caso, sigamos con su propuesta. Según ambos profesores, los pilares de Göbekli Tepe están decorados con animales y otras figuras no sólo por motivos estéticos, sino para transmitir un mensaje a través de los milenios. Su tesis se centra en el pilar 43, situado en el foso noroeste de la excavación (ver imagen superior). Aquí se encuentra la figura de un buitre cuya interpretación astronómica haría referencia a una constelación.
Ahí no termina su significado, ya que la posición de los astros que componen esta figura no sería tal y como lo veían los constructores de esta "catedral" en el año 9.000 AC, sino de la forma en que se vería en el cielo nocturno del año 10.950 AC. Algo para lo cual hacen falta conocimientos avanzados de matemáticas y física para poder calcular el movimiento de precesión de la tierra (el balanceo que se produce de los equinoccios y que tarda 26.000 años en producir una vuelta completa). Es decir, que el cielo que vemos cada noche (o no, si estás en una ciudad) no es el mismo que el de hace 2.000 años o el de dentro de 10.000.
Esta fecha no sería aleatoria ya que coincide con el último coletazo de la última glaciación, ocurrida en esa franja de tiempo. Ahí se inició lo que se conoce como Dryas Reciente. Los científicos aún no están de acuerdo en qué provocó el enfriamiento brusco de las temperaturas globales del Dryas Reciente, pero sí que hay una propuesta sin confirmar: la caída de varios trozos de cometa en América del Norte. Provocó una catástrofe mundial que los humanos de la época recordarían siglos después y posteriormente inmortalizarían en Göbekli Tepe.
Rodrigo Villalobos considera que la coincidencia entre Göbleki Tepe y el Dryas Reciente es algo a tener en cuenta para comprender el sitio. El arqueólogo no descarta una relación entre los grabados y las constelaciones de ese momento, pero cree que supone un "salto de fe" afirmar que todo el sitio constituye un mensaje para generaciones venideras.
Y es que ese salto de fe es el que los autores sugieren: que Göbleki Tepe no sólo supondría una recolección de una catástrofe planetaria sino que también encierra una advertencia. El cometa que provocó el Dryas Reciente está esparcido a lo largo de las Tauridas, una lluvia de estrellas que se ve desde la tierra cada año. Un "camino" que atravesamos cada año con el movimiento de traslación de la tierra y que escondería trozos similares a los que cayeron hace miles de años.
¿Cuál es el problema? Que según el controvertido autor y antiguo corresponsal del The Economist, Graham Hancock, la humanidad podría enfrentarse a un episodio de extinción en 2030 provocado por otro fragmento de cometa. Pero esta teoría ya queda al margen de la ciencia.
Imágenes | tonynetone, Qalinx, Rolfcosar, Teomancimit, Zhengan.