Pocos pueblos existen tan atribulados por los avatares del tiempo como el británico. Durante mi estancia en Cambridge, una de mis primeras conversaciones con un nativo rotó en torno a su clima. "En realidad, en Cambridge hace buen tiempo", me decía, "el problema es Londres, que tiene un microclima donde siempre está lloviendo". Según su testimonio, Londres, la ciudad de mayor proyección internacional, daba mala fama al resto del país.
El tiempo británico no era tan horrible.
Lo cierto es que sí lo es: la mayor parte de Reino Unido es fría, pervive bajo un perenne manto de nubes grises y disfruta de precipitaciones mayores al resto del continente (especialmente en Escocia). Su relato, en realidad, era inversamente cierto. Pese a la leyenda, Londres es una de las ciudades más secas de Reino Unido, y una capital europea con pocas precipitaciones comparadas. Entonces, ¿ppor qué creemos universalmente lo contrario?
Primero, miremos los datos. Según las cifras de Met Office, la agencia británica de metereología, Londres recibe entre algo menos de 600 y casi 700 milímetros de precipitación anual (en función de la estación: Londres es una ciudad gigantesca). El estándar elegido por Wikipedia es Heathrow, al este de la megalópolis, donde en 2014 cayeron 601.7 milímetros. Sin mayores referencias, es un número neutro. ¿Cómo se compara al resto de Inglaterra?
En un mapa:
Las zonas más azules son las más lluviosas de Gran Bretaña (el noreste de Escocia juega en otra liga). En general, la costa del Mar del Norte es más seca que la Atlántica. Y conforme nos acercamos al sur, al Canal de la Mancha, las precipitaciones se reducen. Es ahí donde podemos encontrar a Londres: una ciudad en la que llueve comparativamente poco en relación a sus vecinas insulares. Mi confidente se equivocaba: llueve más en Cambridge que en Londres.
"Ok, ok, pero Reino Unido es un país per se muy lluvioso. Que en Londres llueva menos que en otros puntos de la isla no significa que en Londres llueva poco". El razonamiento es lógico, pero también incorrecto. Lo cierto es que hay pocos puntos de la Europa continental que cuenten precipitaciones anuales por debajo de los 600 milímetros. Al contrario que la supuestamente lluviosa Londres, la Europa por debajo del canal sí vive bajo el agua.
Llover muchos días no significa llover mucho
Pensemos en, sin ir más lejos, Barcelona. La bella ciudad condal tiene fama de soleada. Recibe millones de turistas al año gracias a su estupendo clima, suave y amable. Pues bien, sus precipitaciones son muy similares a las de Londres, y en 2014 fueron ligeramente superiores. AEMET contabilizó 640 milímetros aquel año, distribuidos a lo largo de 72 días. El sorprendente registro coloca a Barcelona como una ciudad más lluviosa que Londres.
Sucede lo mismo con otros puntos bastante alucinantes de la geografía europea. Por ejemplo, Croacia. El más reciente hito del turismo europeo también se ha labrado una fama en torno al "buen tiempo", pero la realidad climática del Adriático es tozuda: sólo en Dubrovnik, la célebre ciudadela popularizada por Juego de Tronos, caen más de 1.000 milímetros de precipitaciones al año. Un 65% más que en Londres, de atormentada fama.
El mejor modo de comprender hasta qué punto nuestra intuición es errónea para con el clima londinense es el mapa de arriba, compartido hace algunos meses por un usuario de Reddit: las zonas en azul (la práctica totalidad de Europa central y occidental, incluida Italia) reciben más precipitaciones al año que Londres. Sólo las zonas en amarillo son más secas, y son pocas: puntos concretos de Polonia, casi toda la península ibérica (del Ebro para abajo, por así decirlo) y Sicilia.
Pensemos en dos lugares antagónicos: Helsinki y Lecce, en la península de la Puglia, al sur de Italia. La primera es una de las capitales mundiales más septentrionales y pasa la mayor parte del tiempo sepultada bajo la nieve entre terroríficas temperaturas. ¿Cuánto llueve allí? Pues no mucho más que en Londres: unos 655 milímetros anuales. La segunda es una joya barroca de soleadísimo verano enclavada en el corazón del Mediterráneo. ¿Sus precipitaciones? En función del año, unos 590 milímetros.
A tamaña disparidad geográfica no le corresponden precipitaciones muy distintas. Lo cual no debería ser raro, pero sí logra contextualizar en su justa medida la importancia de la lluvia en Londres.
El chirimiri londinense, la fuente del prejuicio
Ahora bien, si Londres es seca, ¿por qué todos creemos que siempre está lloviendo? Un vasco tendría una respuesta inmediata (pese a que el País Vasco es muy húmedo, en especial Bilbao): chirimiri. Dicho de otro modo, la fina capa de lluvia que siempre atenaza a determinadas ciudades pero que en realidad es muy suave. Es aquí donde entran en juego los escasos 72 días de lluvia de Barcelona, una ciudad donde llueve en pocos días del calendario.
En Londres sucede lo contrario: llueve más o menos lo mismo, pero el agua se reparte a lo largo de muchas más jornadas (110, algo menos de un tercio del año). Helsinki es otra historia: sus días de lluvia/nieve oscilan entre los 180 de 2010 y los más de 200 del año pasado.
Al igual que muchas otras ciudades noreuropeas (Cambridge incluida: apenas vi el sol durante el mes de enero que viví allí), Londres amanece a menudo nublada y con una fina capa de lluvia que jamás parece evaporarse. El sol va y viene, las nubes aparecen y desaparecen, la lluvia amaina y arranca de nuevo con regularidad. No llueve mucho, pero la sensación de lluvia y humedad es casi permamente, inevitable. De ahí que la fama sea tan cruda.
Otro factor es la realidad seca de la mayor parte de capitales de Europa. Berlín, Viena, Estocolmo, París, Madrid, Varsovia o incluso Copenhague tienen precipitaciones anuales menores o sólo ligeramente superiores a Londres (ninguna excede los 700 milímetros). Son pocas las capitales de Europa donde llueve mucho (Ámsterdam, Bruselas, Oslo, Ljubljana).
Sin embargo, el mapa de Reddit indica que, a efectos comparados y agregados, Londres no es una ciudad muy lluviosa. Ya sea porque otras sí lo son (como Dubrovnik, Glasgow, Bilbao o Múnich) o porque otras concentran lluvias torrenciales muy fuertes durante determinados días del año (como Barcelona o Roma, por ejemplo), las cifras de Londres son humildes. No sólo lejos de auténticos diluvios permanentes como Bergen (2.250 mm anuales, 200 días de lluvia), sino de ciudades amables como Niza.
Así que ya sabes: no te molestes en pertrecharte contra la lluvia la próxima vez que vueles a Londres. Tampoco es para tanto.
*Una versión anterior de este artículo se publicó en enero de 2018