La Antártida lleva varios meses dando qué hablar debido a importantes cambios que nos muestran que las cosas no están del todo bien. Todo esto se confirmó cuando hace unos días presenciamos el desprendimiento de un enorme iceberg de 5.800 kilómetros cuadrados, algo que se había detectado en enero de este año.
Curiosamente, National Geographic ha lanzado un precioso reportaje sobre la Antártida en su revista del mes de julio, donde además nos presentan hermosas fotografías nunca antes vista de la biodiversidad que existe bajo esos enormes bloques de hielo. Se trata de un mundo desconocido para muchos de nosotros al que por primera vez podemos echar un vistazo.
El fotógrafo y biólogo francés Laurent Ballesta es el responsable de darnos un paseo por este mundo desconocido donde existen especies asombrosas que sobreviven a pesar de las condiciones tan adversas. Sus fotografías mostradas en la edición de julio de la revista National Geographic son un trabajo que merece mención especial, ya que requirieron años de planificación y entrenamiento.
Ballesta relata que realizar esta hazaña le llevó 36 inmersiones durante varias semanas, donde tuvo que prepararse con un traje especial multicapa que le tomaba más de una hora colocarse. El mejor momento del día para entrar al agua era en torno de las 13.00, cuando el agua se encontraba entre -5 y -7 grados centígrados, ya que en otras horas suelen llegar hasta los -33 grados.
Para entrar al agua se necesitaba perforar poco más de tres metros sobre uno de los témpanos donde montaron el campamento, un agujero que a los pocos minutos se empezaba a congelar nuevamente, por lo que se tenía que aprovechar al máximo el tiempo dentro del agua. Uno de los médicos que formaban parte del equipo cronometraba cada inmersión ya que la recomendación era estar poco más de tres horas, ya que después de este tiempo se podrían sufrir daños en el cuerpo además de que había el riesgo de que la apertura se cerrara.
Dentro de este mundo bajo el agua se han desarrollado especies como gigantescas estrellas de mar y enormes campos de algas marinas, así como pulpos, pingüinos y focas, donde lo más curioso es que fuera del agua se percibe una abrumadora desolación.
Estos son algunas de sus maravillosas fotografías:
- Las líneas que se ven son pequeñas corrientes de agua salada que provienen del exterior, al presentase un cambio de temperatura hace que se congelen creando una especie de líneas blancas que duran sólo unos cuantos segundos.
- Una foca Waddell acompañada de su cachorro se mantienen cerca de la costa respirando aire a través de los agujeros en el hielo.
- Las condiciones extremas engendran animales extremos, como esta estrella de mar de casi 40 centímetros que yace acurrucada a una esponja semejante a un árbol de gusanos.
- Los pingüinos emperadores se dirigen hacia el océano abierto en busca de comida. Los fragmentos que se perciben sobre el agua son microalgas que se aferran al hielo marino y comienzan a fotosintetizar en primavera. El campamento de los fotógrafos estaba en uno de estos témpanos.
Más información | National Geographic
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