O replanteamos radicalmente la comunicación sanitaria o seguirán surgiendo charlatanes como Josep Pàmies

O replanteamos radicalmente la comunicación sanitaria o seguirán surgiendo charlatanes como Josep Pàmies
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El mismo día que un equipo de investigadores del MassGeneral anuncia que han creado un compuesto que dispara el mismo mecanismo de pigmentación que produce el bronceado sin necesidad de tomar el sol: Josep Pàmies se dedica a afirmar que el sol no causa el cáncer de piel, sino las cremas protectoras y con especial énfasis, ojo cuidado, la viagra.

Una barbaridad más. Pàmies es un artista del dribling argumental capaz de defender, sin inmutarse, todo aquello que sea malo para la salud. Sin importar que sean cosas contradictorias entre sí. Total. No obstante, hoy hay algo interesante: la historia de cómo "descubrió" que el Sol, en realidad, era inocuo para la salud y, sobre todo, lo que puede enseñarnos sobre comunicación científica y sanitaria. Dentro flashback.

El día en que Pàmies tuvo miedo

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Según su propio relato, tenemos que imaginarnos al Pàmies de principios de los años 2000. Y no solo eso, tenemos que imaginarnos a un Pàmies asustado. Su tío acababa de morir a causa de un melanoma (que no solo es uno de los cánceres más comunes, sino que muchas veces es terriblemente agresivo) y el miedo al sol se había extendido por la suya, una familia de agricultores de toda la vida.

Los miedos son así, siempre en el limbo entre lo irracional y el 'por si acaso'. Cuenta que, al poco tiempo, a él mismo comenzaron a surgirle unas pequeñas manchas en la cara. A pesar del sombrero.

La propuesta del dermatólogo fue aplicar nitrógeno líquido con la idea de eliminar las manchas (que no sabemos si eran cancerosas, precancerosas o, bueno, simples manchas de color). Según explica Pàmies, tras la criocirugía el picor era insoportable y es algo que puede ser cierto porque es uno de los posibles efectos secundarios.

De ahí en adelante se dispuso a usar toda crema protectora que fuera posible. Y, más tarde, no sabemos muy bien por qué, desengañado, se dio cuenta de que nada de esto tiene sentido.

Y no, no lo tiene

Melanoma Border

Y no, en eso tiene razón, no lo tiene. Lo que dice la investigación oncodermatológica es muy claro. Clarísimo, incluso: la exposición intermitente al sol y el historial de quemaduras son factores de riesgo importantísimos ante el cáncer de piel. Por otro lado, la alta exposición solar ocupacional no lo es.

En términos muy generales, esto se explica porque la piel "se adapta" a nuestra exposición real al sol: por eso una exposición continuada al sol produce nos vuelve morenos (la melanina disipa más del 99,9% de la radiación que absorbe limitando el daño que provoca a las células). El cáncer es un conjunto de enfermedades que dependen de factores muy diversos, pero tiene predilección por las lesiones. De ahí que el historial de quemaduras sea un tema a tener muy en cuenta.

¿Por qué me parece interesante entonces esa historia de Pàmies que no sabemos siquiera si es cierta? Porque bien podría serlo e incide en un punto central en el que fallamos muy a menudo: a veces, generamos más confusión de la que existía en un primer momento y esa confusión genera problemas.

Cuando comunicar genera problemas

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Hay ejemplos a miles: ciertas campañas de sensibilización del VIH en las que, si el mensaje no está bien diseñado, incidir en algunas medidas (como la comunicación dentro de la pareja) reduce otras (como el uso del preservativo); campañas contra el cáncer de mama que hacen que las mujeres fuera del target (por ejemplo, mujeres sin un historial familiar de cáncer) dejen de ir al ginecólogo; o campañas contra las enfermedades cardiovasculares que al establecer revisiones recomendadas a nivel general, hace que las personas que necesitan revisiones más frecuentes no se lo tomen en serio.

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Con el melanoma ocurre a menudo algo similar: la necesidad de insistir en la relación entre el sol y el cáncer de piel nos hace olvidar lo más elemental, que no es requisito obligatorio y eso crea la oportunidad de que la aparición de cánceres en zonas que no se suelen exponer al sol pongan esa relación misma en cuestión. Es decir, se nos olvida que los mensajes que lanzamos son armas poderosísimas con efectos reales, pero con doble filo.

Es lo que, en términos comunicativos, llamamos "pegarnos un tiro en el pie". Invertir recursos en mensajes que acaban por tener el efecto contrario al que desearíamos. Algo de lo que viven los charlatanes de todo tipo y algo que debemos cuidar si queremos dejarlos fuera de juego antes de que puedan coger fuerza siquiera. Esa es una de las pocas cosas que podemos aprender de Pamies.

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