Debo ser de las pocas personas en el mundo que va a Las Vegas de vacaciones y no juega a la ruleta, ni al blackjack, ni al póquer, ni siquiera una tragaperras. Llevaba la intención de probar suerte en los juegos de azar aunque fuera mínimamente, pero al final nada. Así que... ¿a qué te has dedicado dos semanas?
Pues, principalmente, a peinar lo más sorprendente (y que no está en las guías turñisticas tradicionales) de una megaciudaddonde la diversión va mucho más allá de los casinos. Enormes centros comerciales, tiendas de lujo bestiales, colosales y modernos hoteles, los mejores espectáculos del mundo…
Máquinas de masajes acuáticos en la calle
Recorrer el Strip con temperaturas que rondan los cuarenta grados puede llegar a ser bastante duro no solo por el calor, también por su longitud, parece que todo está cerca, pero allí todo es a lo grande. Tal vez por eso han instalado unas cabinas de hidromasaje para relajarse (en las que no te mojas nada).
Simplemente te quitas los zapatos, te tumbas boca abajo, cierran la tapa como si fuera un ataúd y comienza el masaje acuático. Aunque el agua está tibia, confieso que no me atreví a meterme ahí con la cabeza al sol. Cuesta 20 dólares 10 minutos. Las máquinas de la imagen se encuentran en un lateral del Serenity O2 Bar.
Baños con pantallas
Para una techie como yo encontrarse unos grifos con pantallas integradas como si fueran miniteles es todo un descubrimiento. Curioso pero también con el target muy claro: es eficaz para orientar la publicidad a mujeres de todas las edades (yo solo vi anuncios del hotel donde se encuentran, MGM, y del fabricante, Faucet Impressions).
Corbatas LED
Al salir de estos baños públicos te encuentras una tienda llamada Forever Vegas, que vende camisetas, corbatas y gorras con leds. Todas muy chulas. Si quieres llevarte un recuerdo del viaje, alguna reproduce el famoso cartel luminoso “Welcome to Fabulous Las Vegas”, un icono de la ciudad. Y también hay modelos para niños.
La tienda de las “estupidioteces”
Adoro los objetos divertidos, los artículos de broma y las cosas originales, así que entré en la tienda Stupidiotic al instante de ver el nombre. Está en el encantador hotel New York-New York, debajo de la entrada a la montaña rusa Roller Coaster. Relojes inspirados en los de Dalí, pasta de dientes de sabores extraños, zapatillas-mopa, pestañas para los faros del coche, altavoz con portarrollo de papel higiénico integrado…
Si os enamoráis de un cortador de pizza con un mono que da pedales, probadlo antes de comprarlo porque el mío no funciona.
Tirolinas a lo bestia en Fremont Street
La calle peatonal Fremont puede sonarte por haberla visto en las películas. Es la zona de los antiguos casinos, esos con miles de luces de neón. Aunque se ha quedado un tanto demodé, no debes dejar de visitarla de noche. Hace unos años quisieron modernizarla e instalaron una bóveda de cañón de 400 metros de largo y 27 de alto con 12 millones de luces leds. A ciertas horas, esta enorme pantalla led, considerada la más grande del mundo, se enciende (las de los casinos colindantes se apagan) y comienza un espectáculo de luz, color y música único.
Justo debajo de esta megapantalla han instalado unas tirolinas (Slotzilla), en dos alturas a elegir. En la inferior, Zipline, sobrevuelas a la gente a una altura de 23,5 metros y aterrizas a la mitad de la calle (cuesta 25 dólares). En la superior, Zoomline, a casi 35 metros (45 dólares), recorres toda la calle y ¡vas tumbado, como si fueras un superhéroe! Alucinante. Y doy fe de que van a toda velocidad.
Una escultura diferente en cada esquina
Si te gustan las esculturas de Jeff Koons, en la entrada del teatro del hotel Wynn te puedes inmortalizar con el Popeye más pop.
Un ascensor con la chispa de la vida
¿Fan de Coca Cola? Esta es la botella más grande del mundo. Es el ascensor de la tienda en que la encuentras de todo de la marca.
Merchandising de políticos... porque ¿quién no va a querer comer SOBRE Donald Trump?
En España chocaría ver una tienda de merchandising de Rajoy, Sánchez, Rivera, Iglesias… Pero en Estados Unidos hacen negocio de todo y puedes comprar tazas, platos, pañuelos y no sé cuántas cosas más de los candidatos a presidente, Clinton y Trump. En el centro comercial Miracle Mile Shops hay una y puedes codearte con ellos.
Un DJ famoso en cada hotel
En Las Vegas la fiesta no para (y siempre hay muchos turistas durante todo el año). Por allí desfilan los DJ más famosos del planeta (Calvin Harris, Tiësto, Skrillex, David Guetta, Diplo, Steve Aoki…). Pinchan en las discotecas XS en el hotel Encore, Hakkasan en el MGM y Omnia en el Caesars Palace. Esos días, los precios para entrar se disparan.
Cuando yo fui una noche pinchaba Diplo en XS y la entrada en la taquilla del local costaba 200 euros para los chicos y 75 euros para las chicas (para ellas el precio de los tickets de las discotecas suele ser menor). Estaba petado y hubo mucha gente que se quedó fuera haciendo cola y al final no logró acceder.
En un intento a la desesperada por entrar, dos tíos como armarios acompañados de una maciza subida a unos Louboutin, le dieron cien dólares al de la puerta y pasaron. Ojo, que no digo que esto esté bien hacerlo, simplemente cuento lo que yo vi con mis propios ojos. Conclusión: compra la entrada con antelación y así te evitas la cola y entras fijo.
Y gente, cuando menos, singular
En las Vegas seguro que te topas con gente singular y te pasan cosas maravillosas. A mí me enamoró un taxista mexicano, viejecito y encantador que al final no me cobró la carrera porque, después de una charla intensa sobre mexicanos y españoles, me dijo que somos países hermanos.
También me crucé con un chico, que me recordó al actor Paul Dano en Little Miss Sunshine, que regalaba abrazos a los viandantes, entre ellos a mí y especialmente a los homeless. Incluso estos son especiales: uno de ellos, en vez de pedir limosna con un mensaje apelando al corazón, aseguraba en su cartel que necesitaba dinero para cerveza, drogas y mujeres.
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