No todos los días se ve algo semejante en un campo de fútbol: el Barça logró lo imposible y remontó los cuatro goles recibidos a la ida en el Parque de los Príncipes, el estadio del Paris Saint-Germain. Lo hizo con un sonoro 6-1, tres de los goles anotados en los últimos siete minutos de partido, cuando todo parecía perdido. Un hito.
Tanto anoche como hoy las redes sociales se llenaron de memes llorando la muerte deportiva del entrenador del PSG, el español Unai Emery, y de fotografías que mostraban la incredulidad y la felicidad de los jugadores del Barcelona. Pero también de una curiosa estadística compartida por Squawka al término del partido: el número de pases dado por los jugadores del PSG en los diez últimos minutos del encuentro. Cuatro.
Y tres de ellos fueron el saque de centro tras cada gol del Barcelona. Una locura.
PSG completed just FOUR passes between the 85th minute and full-time.
— James McManus (@JamesMcManus1) 8 de marzo de 2017
THREE of those were from kick-off after conceding Barcelona goals. pic.twitter.com/G0odu6jhjj
¿Cuánto son cuatro pases (uno virtualmente) en diez minutos? A priori el dato puede decir poco a alguien no habituado a las estadísticas del fútbol, pero son muy, muy pocos. Los números varían. Por ejemplo, el año pasado el Bayern de Múnich promedió 683 pases por partido (una media de 7,5 por minuto) mientras que el Stuttgart promedió 380 (4 pases por minuto). Dado que el Barça pasó más de la mitad del partido en el campo del PSG (otra locura de estadística), lo normal es que el equipo francés pasara poco.
Pero ¿tan poco? En sus últimos diez minutos, el conjunto galo promedió 0,4 pases por minuto. Cifras cuatro veces inferiores a un equipo poco pasador a lo largo del año como el Stuttgart.
HEATMAP: Barcelona's back-three spent more time in PSG's half their own tonight. 😳
— Squawka Football (@Squawka) 8 de marzo de 2017
In Barcelona's half (49%)
In PSG's half (51%) pic.twitter.com/hd4mf9S0oW
En esencia, el PSG no hizo nada durante los últimos diez minutos de partido, una parálisis inaudita en la historia reciente del fútbol moderno. Por eso el Barcelona pudo anotar tres goles entre el minuto '88 y el minuto '95, porque su rival había colapsado de puro miedo, se dedicaba a figurar sobre el campo. Más allá de la épica y de la lírica con la que se puede aderezar la remontada del Barça (sin precedentes), los datos de ayer también son surrealistas, y hablan de un equipo petrificado, aprisionado mentalmente.