Miles de estudiantes salieron ayer a las calles de España para protestar frente al nuevo modelo de reválida propuesto por la LOMCE del anterior gobierno. El proyecto recuperaba un término de orígenes franquista, "reválida", para sustituir a la Selectividad que, durante años, había marcado la puerta de entrada desde el Bachillerato hasta la Universidad. Pero no sólo eso, sino que incluye otras pruebas periódicas a lo largo de la vida del estudiante que determinará su avance o retroceso en los distintos niveles del sistema educativo.
Y decimos recuperaba, porque hoy mismo Mariano Rajoy ha anunciado la suspensión de las reválidas en la LOMCE.
Para muchos sectores, la reforma propusta originalmente por el antiguo ministro de Educación, José Ignacio Wert, es un problema. Acusan a las nuevas reválidas, exámanes que tienen su referente remoto en el modelo de evaluación educativa implantado por las autoridades franquistas entre los años cincuenta y los setenta, de tener un carácter regresivo y de perjudicar a los alumnos que provengan de orígenes económicos y sociales más humildes. Y, además, de evaluar injustamente el conocimiento del estudiante.
Dado el clima en torno a la reforma educativa, era normal que el viral saltara en Twitter y Facebook. Y lo ha hecho de la mano de un vídeo que está siendo ondeado por los críticos de la reforma educativa en la que se pone de manifiesto el alto volumen de conocimientos y pruebas que los alumnos pasan a lo largo de su vida académica, y lo absurdo, a su juicio, de juzgar todo ese conocimiento tan sólo durante una prueba.
El vídeo acumula sólo en un tuit más de 13.000 retuits, y lo hace por su capacidad para explicar de forma gráfica el alto volumen de materias que los alumnos tienen que estudiar a lo largo de su vida. Y que, en última instancia, se ponen a prueba en un todo o nada práctico en las nuevas reválidas.
El profesor lo explica de forma acumulativa. En preescolar, doce ámbitos de estudio: cuatro por cada curso/edad. En Primaria, "ocho materias en Primero, otras ocho en Segundo, otras ocho en Tercero, otras ocho en Cuarto, otras ocho en Quinto, otras ocho en Sexto". En Secundaria, "en 1º de la ESO tiene un mínimo de 10 materias, en 2º otro mínimo de 11, en 3º otro mínimo de 11 y cuando lleguemos a 4º de la ESO pueden llegar a tener un mínimo de 12 materias". En total, como cuenta, son un mínimo de 102 materias superadas.
A los 16 años, un alumno español puede haber pasado más de 300 pruebas escritas trimestrales, dado que el modelo de evaluación continua fomenta el permanente testeo de los conocimientos del estudiante. "Todo ello se lo van a jugar en una sola prueba: la reválida de 4º de la ESO". La denuncia del protagonista del vídeo coincide con la de otras asociaciones educativas, que acusan a la reválida de "dejar en un limbo" a quienes suspendan la prueba pese a haber aprobado los cursos y las asignaturas a lo largo de su vida.
Pero hay más, queda el Bachillerato. "En 1º, como mínimo, 10 materias más; y en 2º, que además es más corto, como mínimo 8 materias más. Esto ya da un mínimo de 120 materias", cuenta. Y como poco, 360 evaluaciones trimestrales sin contar los parciales. Y aquí llega la otra reválida, la de acceso universitario: "Se lo juegan en una sola prueba. 13 años para la reválida de 4º de la ESO, 15 para la de Bachillerato. ¿Este sistema es justo o no? ¿Premiamos al alumnado o lo castigamos? ¿Cuestionamos la evaluación de decenas de docentes que han participado en el proceso o no?".
Selectividad o reválida: en qué se diferencian
Al terminar el vídeo, antes de decir "no" a las reválidas, el narrado ha acumulado varias decenas de libros encima del pupitre. Una montaña de asignaturas y exámenes resumidos, según él, a un examen final. La metáfora es potente. Y de ahí que el vídeo haya causado tanta sensación. ¿Pero cuánto tiene de cierto y qué diferencia este modelo del anterior?
El País publicaba el pasado mes de septiembre un cuestionario comparativo. En esencia, Selectividad y el nuevo modelo de la LOMCE comparten metodología y objetivos. Los exámenes duran un día más y la ley no deja claro si serán profesores universitarios o de secundaria quienes se encarguen de evaluar las pruebas, además de dejar en el aire el modelo de puntuación (un máximo de 14 hasta ahora). En general, la LOMCE recentraliza la prueba final de acceso universitario e incluye más asignaturas troncales obligatorias.
Pero antes que la dicotomía entre Selectividad y reválida, el problema es otro: por un lado, la indecisión del gobierno, que aún no ha detallado aspectos clave del calendario y de las pruebas, lo que deja en el limbo a estudiantes y profesores; por otro, la introducción de nuevas pruebas en los cursos intermedios, tanto en ESO como en Primaria; además del carácter divisivo de la LOMCE y las reválidas, que según algunos, buscan segregar a los alumnos de forma temprana y precipitada, perjudicando a aquellos de orígenes más humildes.
La introducción de más evaluaciones determinantes al final de cada ciclo es defendida, principalmente, por el gobierno anterior, ahora en funciones. El resto de partidos se han desmarcado. Sindicatos como AMES apoyan la LOMCE, defendiendo la segregación de alumnos en 4º de la ESO (por la capacidad de cada uno de mejorar sus competencias de mejor modo), o la anulación de diferencias entre colegios "permisivos y exigentes" gracias a las reválidas e igualando el nivel de todos los alumnos, además de la centralización de gestión y competencias educativas por parte del gobierno nacional.
Sea como fuere, de momento las protestas han resultado en una pequeña victoria para los críticos. Las reválidas no tendrán efectos académicos.
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