Odio Snapchat. Bueno, sólo un poco.
Es la aplicación que más veces he instalado y desinstalado en mi móvil. Cuando fue novedad, la probé. No entendí nada y la borré. “Total”, pensaba, “para qué narices voy a usar yo esto si ya me comunico por WhatsApp y tengo Twitter y Facebook para el resto de tonterías”.
Más adelante volví a instalarla. Por alguna razón, la gente seguía hablando de ella y de sus posibilidades. No ya sólo para las chorradas entre amigos, sino para medios de todo tipo que empezaban a distribuir sus contenidos a través de ella con piezas que mezclaban imágenes, vídeo y textos de una forma nueva y fresca.
La borré de nuevo.
Por falta de uso, sí, pero sobre todo por una ausencia total de amistades que también la estuvieran utilizando.
Ahora, tras una semana usándola a diario y con unos pocos contactos majos en mi lista de Amigos, empiezo a cogerle el gusto. Maldita sea, creo que me estoy enganchando. Ya accedo a cada una de sus funcionalidades sin quedarme pensando durante unos segundos cómo narices se hacía esto o lo otro. Porque no es difícil de usar, lo complicado es entrar en ella, manejarla con soltura. Manejarla como un quinceañero.
La sensación que tengo (más bien tenemos, a juzgar por las conversaciones que he mantenido con otros compañeros de edad similar a la mía) es que los que pasamos de la treintena no entendemos Snapchat tan fácilmente. Es como si unos chiflados se hubieran empeñado en crear la aplicación menos intuitiva del mundo, como si todo estuviera cifrado usando una clave que sólo los adolescentes conocen.
Pero, ¿cómo funciona Snapchat?
Primero échale un vistazo a nuestro vídeo y luego te sigo contando:
Snapchat no es una aplicación de mensajería como WhatsApp o Telegram, aunque permite chatear sin problemas con tus contactos (los puedes añadir mediante nombre de usuario, número de teléfono y hasta escaneando su snapcode usando la cámara). La gracia está en que esos mensajes se autodestruyen una vez leídos. BOOM. Lo mismo sucede si decidimos mandarle un snap (foto o vídeo, da igual) a un amigo: en cuanto lo vea, adiós muy buenas. Se pueden repetir, pero sólo una vez. El que quiera más repeticiones tendrá que pasar por caja. CLONC.
También puedes dedicarte a ver las historias que montan tus contactos sin que por ello suponga iniciar conversaciones, además de disfrutar de lo que hacen publicaciones como Vice, People o National Geographic, por ejemplo. Montan piezas de todo tipo, desde vídeos capturados en eventos hasta artículos supervitaminados. Todo vale a la hora de contar una historia.
Pero volvamos al principio: la pantalla de inicio de sesión de la aplicación te muestra tu cara de fondo. Intimida un poco enfrentarse a la imagen de uno mismo en directo antes siquiera de haber entrado. Porque Snapchat es muy de selfies. Puedes usar las dos cámaras del móvil o la tablet sin problemas, pero cuando se abre lo que ves es tu careto. HOLA. Eso y una serie de iconos que por sí solos se explican igual que una piedra de río.
Poco a poco, y toqueteándolo todo sin miedo, te vas enterando de la película: el fantasmita de la parte superior de la pantalla te da acceso a tu perfil, el símbolo de la esquina superior derecha es para cambiar de cámara, ese cuadradito que sale abajo a la izquierda te lleva a los chats, las tres barras horizontales de esquina inferior derecha te lleva a las Historias…
Luego, tras haber hecho el canelo más de lo aconsejable, te das cuenta de que deslizando el dedo por la pantalla en distintas direcciones consigues el mismo efecto: hacia abajo accedes al perfil, hacia la izquierda a las Historias, hacia la derecha a los chats, y así. Pero durante los primeros compases la sensación es la misma que ponerse a los mandos de un avión.
He hablado de snaps, de historias y de chats. Los últimos ya hemos visto cómo funcionan: intercambias textos y/o snaps privados que se autodestruyen. Los snaps, por su parte, pueden ser imágenes o bien vídeos, en este caso de 10 segundos de duración como máximo. Para crear un snap basta con fotografiar/grabar algo desde la pantalla principal, añadirle emojis, texto, filtros o garabatos a mano (todo esto de forma opcional) y listo.
Por último están las Historias, que son públicas. Cuando haces un snap, sea del tipo que sea, puedes compartirlo por privado con algún contacto o bien añadirlo a tu Historia. Si haces lo segundo, cualquiera de tus contactos podrá verlo durante las siguientes 24 horas tantas veces como quiera. Además, en la sección Historias es donde verás las de tus contactos, así como las piezas que montan las publicaciones e incluso retransmisiones en vivo.
Cómo montar un snap espectacular
Si quieres montar un snap espectacular, sigue estos pasos:
- Cuando veas tu cara bien maja en pantalla, púlsala durante unos segundos. Aparecerán una serie de caretos extraños en la zona donde está el botón que se usa para tomar una foto.
- Elige el que más te guste y sigue las instrucciones en pantalla.
- Cuando tengas la foto, desliza el dedo de derecha a izquierda para elegir un filtro.
- Luego pulsa el primer icono de los tres que aparecen en la esquina superior derecha, ese que parece una pegatina, y escoge el emoji que más te guste.
- Una vez colocado en su sitio (puedes ponerlo donde quieras e incluso cambiar su tamaño usando gesto de zoom), añade algo de texto o incluso algún garabato a mano con los otros dos botones que hay al lado del de los emojis. Cada vez que pulses el botón T modificarás el tipo de texto. Puedes ponerlo donde quieras y cambiar su tamaño e inclinación.
- ¿Ya está todo? Pues ahora decide: si quieres mandárselo a algún contacto por privado, pulsa la flecha que aparece en la esquina inferior derecha y de ahí lo eliges; si quieres añadirlo a tu Historia, dale al botón del cuadradito con un + que hay en la esquina inferior izquierda. Ah, también puedes descargártelo para que no se pierda con la flecha que aparece al lado del botón de enviar el snap a tu historia.
A mí me ha salido esto:
Los mejores trucos para Snapchat
La aplicación, en su línea de no contarte nada sobre cómo funciona y ya te apañarás tú con tus colegas para ir desentrañando sus enigmas, tiene una serie de trucos la mar de interesantes que a mí me han venido muy bien para hacer cafreSnaps:
- Cambiar el color del texto: cuando tengas ya unas palabrejas en tu snap, deja el dedo pulsado sobre ellas para poder seleccionarlo todo o sólo una parte (incluso una letra nada más, como gustes) y elegir un nuevo color. Todo en blanco no mola.
- Escribir textos larguísimos: Snapchat no te deja meter saltos de línea, y además el límite de carácteres a la hora de escribir algo es breducido. ¿Solución? Abre cualquier aplicación que tengas para escribir notas, mete un puñado de saltos de línea, selecciona todo ese espacio en blanco que acabas de crear, lo copias y, una vez de vuelta a tu snap, lo pegas dentro de la caja de texto. Ahora ya puedes escribirte un libro ahí.
- Usar dos filtros a la vez: ¿recuerdas cómo meterle un filtro a una foto? Basta con deslizar el dedo por la pantalla de derecha a izquierda. Bien. ¿Y si quieres usar dos? Pues cuando le hayas metido el primero, deja pulsada la pantalla con un dedo y usa otro para repetir el gesto y aplicar el segundo. ÑEC.
- Usar fotos de tu galería: si quieres usar una foto que ya tuvieras guardada en tu móvil o tableta en vez de hacer una nueva desde Snapchat, es tan sencillo como ir a tu galería de fotos, seleccionar la que quieras usar y enviarla a Snapchat con la opción de compartir. La mala noticia es que este tipo de imágenes no pueden ser usadas en tu Historia, sólo puedes enviarlas por privado.
- Añadir filtros del color que tú elijas: Snapchat trae por defecto tres filtros de color para tus fotos, pero puedes usar los emojis para darles otro aire. Por ejemplo, ¿quieres que una zona de la foto sea verdosa? Elige un emoji verde y haz zoom, mucho zoom. Muchísimo. Lo mueves a esa esquina y creará un efecto degradado que hará el apaño perfectamente.
- Realizar videollamadas: no son muy útiles, pero las videollamadas existen en Snapchat. Cuando estés en un chat con un amigo te aparecerá un botón azul en la esquina inferior derecha. Si lo mantienes pulsado y lo arrastras al centro de la pantalla activarás las cámaras: hacia arriba si quieres la trasera y hacia abajo para la frontal.
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