Hay que remontarse nada menos que a 1995, al quinto Tour de Induráin, cuando el Grand Prix triunfaba en el prime time televisivo y “El Tiburón” en las radios, para encontrar un año en el que España afrontase una sequía tan acuciante. Las reservas de agua del país se situaban a principios de semana al 39,2% —lejos del 47% que marcaban los embalses hace un año— y en buena parte del país empiezan a plantearse o ya se han activado medidas para combatir la sequía.
La pregunta del millón es: ¿Cómo hemos llegado esta situación? ¿Por qué nuestros embalses han llegado a un nivel de ocupación tan bajo que ya nos obliga a buscar soluciones?
La explicación más evidente la da la meteorología, la escasez de lluvias; pero hay quienes aportan otro dato clave: el consumo que estamos haciendo de nuestros recursos.
¿Cuál es la situación? El Boletín Hidrológico Semanal es bastante claro: nuestra reserva hidráulica actual es de 21.730 hectómetros cúbicos (hm3), lo que los sitúa al 39,2% de su capacidad, bastante por debajo de la media de la última década. Lo normal por estas fechas sería que rozásemos los 32.700 hm3. Para encontrar un nivel más bajo hay que remontarse a mediados de los años 90, cuando durante el mismo período los pantanos rondaban el 31% de su capacidad.
Una realidad que ya tiene consecuencias. La perspectiva de que la escasez de agua pueda agravase ya ha llevado a varias instituciones a mover ficha. La Agencia Catalana del Agua (ACA) advertía hace días que si el panorama no cambia y las próximas semanas no vienen acompañadas de lluvias tendrá que aplicar restricciones en septiembre. Y no es la única que se lo plantea.
Galicia ve cómo se extienden las medidas de control por decenas de municipios, incluido alguno atravesado hasta por tres ríos. Situaciones similares se afrontan en otras regiones repartidas a lo largo del país, como Andalucía, Cantabria, Castilla y León o Extremadura.
¿Qué dice la meteorología? Si tenemos menos agua de lo habitual es, en gran medida, porque recibimos menos de lo normal. Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) muestran que en lo que va de año hidrológico —entre octubre del año pasado y esta semana— se ha acumulado alrededor de un 26% menos de precipitaciones que la media normal.
Los niveles están por debajo de los valores estándar en buena parte de la península, el archipiélago canario, el tercio oeste e interior peninsulares, casi toda Andalucía, Cataluña, Guadalajara y las Islas Canarias, con zonas que en las que no llega a alcanzarse siquiera el 75% de los valores normales. En Galicia las lluvias en julio para el conjunto de la comunidad fueron un 67% inferiores a la media.
Más allá de las nubes. La falta de lluvias podría no ser, sin embargo, la única explicación. El coordinador de Ecologistas en Acción, Santiago Martín Barajas, recuerda que si bien arrastramos un otoño e inviernos secos, en primavera, una estación determinante en el balance hidrológico final, las lluvias superaron en un 12% la media. Para el representante de la asociación ecologista la situación que afronta el país se explica en buena medida por otro factor: el uso que hacemos del agua.
“Más que la falta de lluvias, lo que ocurre es que existe un exceso de consumo, generado por el regadío, cuya superficie no para de crecer, y supera ya con creces los cuatro millones de hectáreas”, recalca en un artículo publicado en el diario digital El Salto. Según los datos que maneja el colectivo ecologista, a día de hoy supone ya entre el 85 y 93% del consumo total de agua del país, dependiendo de si se tiene o no en cuenta el agua que retorna al sistema tras su uso.
Más que sequía, lo que hay es un exceso de consumo.
— Santiago M. Barajas (@Santi_MBarajas) August 10, 2022
El problema de sequía se deriva de una mala gestión y consumo excesivo de agua en el regadío, y no tanto a la falta de lluvias.
Es necesario reducir el riego hasta recuperar los niveles en los embalses.https://t.co/ZCI0tm1rMY
Los datos de la asociación ecologista. El colectivo sostiene que el porcentaje final podría ser incluso mayor si se valoran otras fuentes que se escapan al registro oficial.
“Y eso sin tener en cuenta el regadío ilegal, que siempre se ha estimado entre un cinco y diez por ciento, pero que en algunas zonas recientemente estudiadas se ha visto que asciende nada menos que hasta el 30%”, advierte Martín antes de recordar la promesa del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, de legalizar 1.600 hectáreas de regadíos repartidos por el entorno de Doñana.
Diferencias entre territorios. A modo de argumento y para remarcar su hipótesis, Martín recuerda que en la Comunidad de Madrid los embalses se encuentran al 63%, operados por el Canal de Isabel II y dedicados casi de forma exclusiva al abastecimiento urbano, se encuentran el 63%, 23 puntos por encima del conjunto de la media nacional. La situación es diametralmente distinta en Andalucía, con un peso crucial del regadío. Allí, recuerda, se encuentran por debajo del 30%.
Ecologistas en Acción señala además cómo el riego se ha ido prolongando a lo largo de todo el año —en especial en el sur peninsular y la costa mediterránea— y el cambio de rol de los embalses, que “han pasado de ser almacenes de agua a convertirse en estaciones de transferencia”. En cuanto al uso final en el sector, recalca: "el 75% de la producción hortofrutícola se destina a exportación".
Imagen de portada | Oatsy40 (Flickr)
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