En Irán creen que la cara Thom Yorke es una buena forma de educar sexualmente a los hombres

Cuando alguien habla de sexo nadie, subrayamos, nadie piensa en Thom Yorke. A no ser que la persona que lo trae a colación quiera boicotear tanto el sexo como la conversación de forma premeditada, Radiohead, Thom Yorke y la sensualidad son elementos que combinan mal, ¿correcto? Incorrecto. Somos 7.000 millones de personas habitando el planeta, de modo que alguien debe considerar a Yorke útil para educar sexualmente a otro alguien. Esa persona está en Irán.

Hace unos pocos días Sobhan Hassanvand, periodista iraní, tuiteaba esto:

Al parecer, Thom Yorke es el protagonista de la portada de un libro iraní sobre educación sexual, dirigido especialmente a los hombres. Junto a él, como recuerda Dangerous Minds, también aparece el escritor norteamericano John Updike, la clase de persona en la que tampoco piensas cuando estás hablando de sexo. ¿Por qué Yorke y Updike han sido los afortunados elegidos por el editor de este libro? Nadie lo sabe, y quizá sea mejor que no lo sepamos nunca.

Por surrealista que pueda parecer, de repente la cabeza de Thom Yorke ha comenzado a ser utilizada (o localizada) para los propósitos comerciales más absurdos. De forma paralela al libro iraní, se ha comenzado a difundir un cartel publicitario ruso en el que la cara de Yorke es protagonista junto a un texto que dice así: "Te ayudaremos a olvidarte de tu dolor de cabeza e insomnio".

Pese a que esto tiene más sentido, dado el aspecto no siempre saludable de Yorke, sigue siendo del todo incomprensible. Lo que no le resta un ápice de diversión. Deseamos con fervor que Yorke continúe apareciendo en libros sexuales, anuncios sobre medicamentos, folletos promocionales de peluquerías, menús para llevar de restaurantes chinos y carteles electorales indios. Sentimos informar, tanto al lector como a Thom Yorke, de que nunca molará tanto como Nicholas Cage.

En efecto, el actor con la risa más espeluzanante de todos los tiempos fue pionero en esta suerte de apariciones fantasmagóricas en objetos aleatorios, al protagonizar la portada de un libro de texto serbio sobre biología. Con bigote. En esa postura. Ah, Nicholas, tú sí sabes dar pavor.