Una semana después del asalto al Capitolio disponemos de una fotografía más precisa sobre las circunstancias que rodearon a los hechos. Más precisa y más inquietante. Tanto los vídeos sobre el terreno como las investigaciones periodísticas y criminales han revelado un carácter más violento, más premeditado y más organizado de la protesta. Un último ejemplo lo ofrece Zello, la aplicación-walkie-talkie que sirvió de canal comunicativo para diversos grupos implicados en el asalto.
"Estamos dentro". The Guardian ha accedido a algunas de las conversaciones mantenidas por los seguidores de Trump durante el acceso al Capitolio. Despejan cualquier tipo de duda sobre el carácter premeditado de la insurrección. "Estamos en la cúpula principal. Lo estamos petando. Están lanzando granadas, están disparando, pero estamos dentro", relata un implicado. "Que dios os bendiga", responde otra desde un ambiente más silencioso y calmado. "Esto es por lo que hemos vivido. Esto es para lo que hemos entrenado", añade otro participante.
En remoto. Los audios de Zello ilustran el rol determinante que las milicias de extrema derecha tuvieron durante el asalto. La voz que responde desde un entorno más tranquilo corresponde a Jessica Watkins, miembro de uno de los grupos paramilitares más reputados del país, los Oath Keepers, compuesto en gran medida por veteranos del ejército y policías ya retirados. Watkins se adentró en el Capitolio durante la ya histórica jornada y mantuvo conversaciones regulares con otros participantes.
"Estáis realizando un arresto ciudadano", explica otro usuario. "Estáis acusados de traición, fraude electoral y todo tipo de actos criminales". Algunos de los canales estaban encriptados por contraseña. Otros eran públicos. Tanto sus nombres como los de sus usuarios son bastante autoexplicativos: "Stop The Steal J6", "1% Watchdog", "OhioRegularsActual – Oathkeeper", "AmericanRev2". Lo mejor de cada casa.
Precedente. Al contrario que Parler, Zello sí cuenta con unas condiciones de uso donde se veta expresamente el uso de la aplicación para fines violentos. Sucede que durante meses ha optado por ignorarlo. En octubre, una investigación de On The Media reveló cómo hasta 200 grupos paramilitares estaban utilizando Zello para organizarse de cara a las elecciones. La compañía negó entonces cualquier tipo de negligencia, negando las acusaciones y tomando un total de cero acciones.
Cancelados. Los acontecimientos del miércoles pasado han supuesto un punto de no retorno. Ayer Zello anunciaba la suspensión de más de 2.000 canales relacionados con "milicias y otros movimientos militarizados". En muchos sentidos, la caída del guindo de Zello mimetiza a la de Estados Unidos. Lo que antaño fueron folclóricos patriotas aprovisionados de armamento charlando sobre cómo derrocar al gobierno, un exotismo tolerable, se convirtió el miércoles en lo que llevaban anunciando durante tanto tiempo. Una amenaza a la misma democracia.
Lo sabíamos. El principal problema de toda esta historia es que la existencia de grupos paramilitares armados, organizados y preñados de una retórica nativista y conspiracioncita se conocía. Desde mucho tiempo atrás. Ya en 2017 medios como Vice realizaron mini-documentales sobre una de las milicias más extensas del país, III% Security Force, implicada también en el asalto al Capitolio. En 2019, el Southern Poverty Law Center la incluía dentro de un listado de 500 organizaciones "anti-gubernamentales". Es decir: grupos armados abiertamente hostiles al estado.
Entre ellos, los Oath Keepers, "uno de los grupos radicales más grandes de Estados Unidos", brillaba con luz propia. Unos días antes de las elecciones, The Atlantic publicaba un largo reportaje sobre la milicia. Su fundador, convencido de que el país se encuentra sumergido en una "guerra civil", llevaba años alistando a veteranos de guerra y ex-policías. Sus planes para el día de las elecciones y las jornadas posteriores, en caso de derrota de Trump, eran cristalinos. Seguir peleando. Retomar lo que era suyo.
Podría ser peor. La involucración de milicias en el asalto al Capitolio ahonda, de nuevo, en el carácter abiertamente insurrecto de la protesta. Podría haber sido mucho peor. Muchísimo más violento. Los audios de Zello ofrecen una puerta abierta al discurso más visceral y frontal, despegado de las capas irónicas y meméticas de 4Chan y otros foros escritos de Internet, de los asaltantes. Dos días antes de los hechos, un miliciano expresaba lo siguiente en uno de los canales ya suspendidos:
¿Qué tal si todos nosotros nos alzamos de una puta vez y retomamos el control? Tengo un problema con los putos patriotas sin un par de huevos incapaces de levantarse y reventar los dientes a esos cabrones. Y disparar a esos hijos de puta en la puta cabeza.
Poco después añade, más calmado y quizá consciente de la gravedad de su llamamiento: "No estoy diciendo de hacer nada ilegal... Sólo quiero que sepáis que os quiero. Sólo quiero incitar al entusiasmo". Un entusiasmo que se saldó con cinco muertos y un golpe frontal al sistema democrático.
Imagen: Paul Sancya/AP
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