Muchos de nuestros lectores habituales conocerán al primero de nuestros entrevistados. Un Tío Blanco Hetero, youtuber enmascarado al que se ha definido como “el azote de las feministas”, ha copado varios artículos en los medios digitales en el año que lleva en activo criticando la Ley de Violencia de Género, el lenguaje inclusivo o a Juana Rivas, según tercie la polémica del momento.
En ese tiempo se ha granjeado 200.000 seguidores. Si hablamos del universo influencer, no son cifras espectaculares, pero sus vídeos oscilan entre los 100.000 y los 200.000 visionados, lo que da a entender que Sergio tiene una enorme fidelización, un grupo de seguidores muy motivado con su mensaje. Eso explica también que 840 de sus seguidores estén dispuestos a darle un apoyo de 2.000 dólares mensuales (o más) en Patreon por contar lo que cuenta. Ha conseguido ocupar un espacio simbólico importante, ha sabido hacerse notar y distinguirse entre la masa.
Con un perfil así era lógico que recibiese críticas desde el feminismo, sin embargo, no todo está siendo un camino de rosas desde el espectro conservador. En lugares como Forocoches o Burbujainfo muchos usuarios se sienten traicionados por algunas posiciones recientes que ha tomado, como por ejemplo criticando políticas de Vox o evitando posicionarse en contra del aborto, por lo que le consideran un caballo de Troya de la agenda de la ideología de género, algo que le está saliendo caro, ya que se rumorea que con lo de Vox ha podido perder cientos de patreones.
Menos popular, aunque no totalmente desconocida entre los activismos digitales, es Leyre Khyal. Khyal es antropóloga, sex coach y directora de dos centro de masajes eróticos en España. Se define como “feminista disidente”, “pensadora proscrita” y “escritora clandestina”, y ha protagonizado infinidad de encontronazos con feministas en redes sociales.
El dúo publica libro, “Prohibir la manzana y encontrar la serpiente”, en alusión al libro de Leticia Dolera "Morder la manzana: La revolución será feminista o no será". Según Deusto, el sello editorial de Planeta que lo lanza, se trata de “una crítica osada y meticulosa a los mayores errores del feminismo”. Un libro cuyo mismo prólogo define como “valiente” y “necesario” contra las “macroestupideces que tenemos que leer a diario bajo la usurpación del sacrosanto nombre de feminismo”.
Los lectores no encontrarán en él, sin embargo, nada ajeno al trabajo convencional del youtuber. Una colección de opiniones apoyadas en citas a Camille Paglia, Claude Lévi-Strauss, Steven Pinker y Jordan Peterson, entre otros, que ayudan a construir respuestas argumentadas a artículos de Playground o a declaraciones de Irantzu Varela y Barbijaputa.
Cuando abandonan la crítica a los referentes personales, los temas abordados son ambiciosos, como el concepto de heterosexualidad o el origen del patriarcado, pero la brevedad de los epígrafes perjudica a la profundidad del pensamiento. Sus 200 páginas se revelan más como catálogo de opiniones, como breviario agitprop contra cierto feminismo, que como ensayo desactivador de los excesos feministas que dicen combatir. Pero mejor, que respondan ellos:
¿Has calculado alguna vez cuánto dinero le debes a Beatriz Serrano, la chica de los videos de Buzzfeed?
UTBH: De Buzzfeed sólo he hecho dos o tres vídeos de más de cien, así que no creo que haya abusado de ellos.
Sí, pero, entre tus vídeos más populares y con más visitas acumuladas están los de Vox y los de Buzzfeed.
UTBH: Sí, mi vídeo con más visitas es el de Micromachismos y macrogilipolleces que estaba hecho a partir de un video de Buzzfeed, pero en ese vídeo criticaba el concepto de micromachismos y lo relacionaba con microagresión, creo que lo de Buzzfeed era algo anecdótico. Sí es posible que sean los que más visitas hayan tenido pero no creo que sean a los que debo el éxito entre comillas que haya podido tener ni el impacto que haya podido generar.
Alguna vez has comentado que ideológicamente procedías de posiciones más progresistas, ¿qué pasó para que cambiases?
UTBH: Un detonante clave fue mi estancia en Canadá, estuve allí dos años. Allí conocí el movimiento SJW y vi que estaba un par de revoluciones por encima del que había en España. Me impactaron mucho un par de protestas en Yale que se hicieron virales sobre unos chavales que se manifestaban delante de un profesor. Me pareció muy perverso, y esto me hizo un clic, cuando veo el vídeo tengo un sentimiento muy visceral, muy emocional. Pensaba, ¿cómo hemos llegado a un punto en el que un chaval abronca a un profesor por una carta que había escrito su esposa en la que defendía la libertad de elección de los disfraces?
Es curioso que ese sea tu origen porque alguna vez has comentado que uno de los problemas del feminismo español es que adopta mucha teoría anglosajona, y dices que tu transformación vino por algo que había ocurrido allí.
UTBH: Es sencillo. Cuando volví a España busqué si había elementos que se podían identificar con aquello que había visto allí y que estuviesen ocurriendo aquí. Es cierto que, aunque en España tengamos este movimiento tan visible alrededor del antirracismo, o las identidades de género… El mayor exponente que me encontré de toda esta corriente es el que llamamos feminismo institucional y el de medios como Buzzfeed, Huffington Post o Playground. Por eso para mí la crítica es igualmente válida aquí.
Conectando con lo de trasladar problemáticas ajenas desde Estados Unidos al contexto español, y con eso que dices sobre el antirracismo… ¿Crees que el feminismo español se preocupa en exceso del racismo?
UTBH: No, creo que dicen que se preocupan pero luego no se preocupan ni se lo aplican. Fui muy crítico con la polémica que ocurrió con la presentación de la película Carmen y Lola, los colectivos de gitanas feministas decían que la película era una farsa, muy estereotípica, y luego la directora lo que hizo fue decir que había que dejar de centrarse en las identidades raciales y que se centrasen en lo importante, que era la sororidad. Es decir, muchas veces parece que, cuando a las feministas les interesa que el significante de la opresión sea el género, lo ponen por delante del de raza.
Sin embargo, yo sí leo en Twitter a personas feministas criticar estas actitudes, como cuando llaman a la interseccionalidad. Hay ejemplos de feministas dejando espacio de opinión a los colectivos de gitanas, pidiendo que se expliquen. Hay bastante debate y mucha actitud de “hermana, revísate”.
LK: Yo todavía estoy esperando una crítica del feminismo a por qué a algunas personas se las tipifica de maquetos en el País Vasco o de charnegos en Cataluña.
Después de leer el libro no me queda claro cuál es el sujeto de vuestros reproches. Es el feminismo, sí, pero dependiendo del epígrafe parece que a veces es Leticia Dolera, otra el feminismo institucional… ¿No estáis moviendo la portería según os conviene?
LK: Este libro tiene que ver precisamente con enseñar a algunas feministas, como parece tu caso, que no se han enterado que hay cosas graves que están sucediendo en el feminismo. No somos nosotros los que movemos la portería, es el feminismo el que lo hace de manera estratégica.
Entonces, ¿quién es el feminismo?
LK: ¿Qué feminismo?
Al que se refiere el libro.
LK: Yo también soy feminista.
Pues ya tenemos una feminista que critica la xenofobia que comentabas antes.
LK: Ya, pero este libro no tiene que ver con el feminismo, sino con rescatar cierto feminismo que se ha quedado eclipsado por los discursos emergentes desde los 90 y que ha sustituido relatos alrededor de ciertos sujetos políticos por una estrategia pragmática que se traduce en un entramado de intereses que hace que el feminismo institucional campe de la manera que está campando, con unos relatos que no tienen ni pies ni cabeza.
Entonces, ¿el sujeto de vuestra crítica en el libro es el feminismo institucional?
LK: El problema es que el feminismo planteado por las feministas de los 90 no existe, ahora hay una corriente que quiere tirar el sistema de género, pero es algo que no va a ocurrir porque como explica el libro es imposible.
Sobre ese tema, una de vuestras tesis es que no hay ninguna cultura sin sistema de género y que tirar abajo el esqueleto nos convierte en radicales disfuncionales, pero en el libro no se plantea por qué ese mundo no podría existir sin esa estructura de género. ¿Por qué sería disfuncional?
LK: Lo primero porque es imposible, porque genéticamente estamos… Porque una cosa es hablar de la traducción cultural a la que se traduce una predeterminación biológica y otra cosa es que esa predeterminación no exista. Ya se ha probado científicamente que existen fenotipos cerebrales y diferencias fenotípicas entre hombres y mujeres transexuales. Es decir, una cosa es cómo se relata culturalmente el tema de la identidad sexual y otra que podamos vivir sin ese orden. No es posible. Es tan obsceno el error, y que me estés preguntando esto es obsceno. Creo que te faltan muchas lecturas, te lo digo de corazón. Algo que desconoces tan profundamente es peligroso para ti.
El relato que yo percibo desde buena parte del feminismo es que, en general, ha habido un dominio científico de que muchos rasgos tienen que ver con la biología, pero que, aunque el momento científico actual dice que hay una importante parte biológica, también hay que revisar cuánto de ello es social y cambiable.
UTBH: ¿En alguna parte del libro has inferido que seamos unos deterministas biológicos?
Lo que he percibido es sobre todo una crítica a los que creen que las estructuras sociales se pueden cambiar. No decís que la biología sea lo que prime, pero sí decís que aquellos que quieren cambiar el orden social se equivocan porque destruiría la sociedad.
LK: No, decimos que el feminismo no puede plantear una vida sin un dispositivo que dé orden a eso. Una cosa es asomarse al abismo y otra hacerlo saltar todo por los aires. Creo que te puede estar pasando que estás tan instalada en tu ideología que cuando algo la cuestiona lo metes en un saco y lo dejas ahí.
Como contáis, el origen del patriarcado es un “pacto de hombres” que se “reparten a las mujeres”, y que como es una cuestión de pacto, no es una violencia.
LK: Se dice que es un acuerdo de solidaridad entre hombres en el que las mujeres operan como símbolos intercambiables y que ellas son sujetos que no operan en la cultura. Es un tema complejo el del patriarcado, que ahora mismo está muy manoseado y hay un error instalado brutal. El término se ha vulgarizado de una manera…
¿Qué opinas de las corrientes que dicen que el patriarcado tiene más que ver con la garantía de la transmisión genética? Es decir, que los hombres, que sentían que necesitaban asegurarse de que sus hijos eran de su sangre por el tema de la sucesión y las herencias, condicionaron a las mujeres a tener un único marido, y que por eso se penalizaba tanto la infidelidad femenina. Que el patriarcado tiene enormemente que ver con los estamentos matrimoniales.
LK: Eso es la tesis del libro, que el matrimonio es una institución fundacional del patriarcado por el tema del incesto.
Pero esta teoría de la garantía genética de los hijos no aparece.
LK: ¿Cómo que no? Habla del tabú del incesto y que el momento del pacto es el matrimonio. El tabú del incesto es el reverso del matrimonio. Una de las corrientes que me guía es la del análisis del matrimonio como rito, como intercambio de mujeres. Y uno de mis hallazgos tiene precisamente que ver con que ese intercambio de mujeres, en el momento en el que el padre entrega a la novia, virgen, tiene que ver con que hay un valor erotizado que sirve de moneda de intercambio en la sociedad.
Tengo aquí una frase del libro: “Coincido con Camille Paglia en la idea de que no se debe confundir a las mujeres en este sentido. Caminar sola por la noche, en minifalda y en solitario no es un acto de valentía, ni siquiera de libertad, como anhelan las feministas. Es un acto de completa opulencia inconsciente del propio poder sexual que puede incitar al asalto de cualquier despreciable depredador. No es un «las visten como putas», sino más bien, y en la línea de Camille Paglia, «si te vistes de zorra, más vale que estés dispuesta a vender»”.
LK: Opino lo mismo que Paglia, debemos ser adultas en la sociedad. Entiendo que esto a vosotras os parezca una aberración, pero el feminismo iba de esto, de ser libres.
Pero de esa frase se desprende que somos libres de que nos violen.
LK: No, se desprende que tenemos el derecho a correr el riesgo de ser violadas.
¿Y por qué tenemos que correr ese riesgo?
LK: Porque la vida implica riesgos y si no es que alguien te protege, y nadie te protege porque sí.
¿No puede ser la solución educar a los hombres en que no violen?
LK: Lamentablemente ese es otro de los mitos típicos. Como dice Vigarello, la violación no tiene que ver con la educación, es algo mucho más complejo y difícil que todo eso. Como dice Despentes también es un riesgo que tenemos que asumir. Yo no justifico la violación, pero no podemos engañar a las mujeres diciéndoles que podemos conquistar un mundo sin violaciones.
El libro es, en esencia, una crítica al de Leticia Dolera. ¿Lo escogisteis porque es un libro intelectualmente débil?
UTBH: Lo hicimos por meras cuestiones comerciales, pero también desde un punto de vista simbólico y metafórico nos parecida bonito ese nombre. Pero en un capítulo del libro interpelo directamente a Dolera como representante del feminismo pop. Creo que no me equivocaba al elegir ese exponente. Se ve su relevancia por la visión que tienen muchas chicas del feminismo y por cómo la han tratado los medios de comunicación.
Pregunta para UTBH. En el prólogo se dice que el vuestro es un libro valiente o disidente. Sin embargo, tu repercusión en medios es proporcionalmente mayor que otros youtubers que tienen más visitas y seguidores que tú. Has comentado que has tenido tres ofertas para publicar este libro, y ahora publicáis con Planeta. ¿Cómo se conjuga eso con defender que lo vuestro es un pensamiento disidente?
UTBH: Cuando abrí el canal empecé promulgando algo minoritario, y es a través de mi discurso y mis mensajes he llegado a una audiencia que estaba esperando ese mensaje, con el que hemos podido dilatar la hegemonía cultural vigente en ese momento. Yo he hecho mis vídeos desde mi casa con una cámara de 90 euros, así que no estoy seguro de que, si hubiese estado trabajando para alguna editorial o en algún medio, a mí se me hubiese permitido decir los mensajes que decía.
Tres de tus principales fuentes para señalar la, llamémosla así, dictadura de género, han salido bastante mal parados en los últimos tiempos. Buzzfeed, Playground y Dolera. ¿Crees que te has equivocado al decir que estos son el pensamiento mayoritario y que ellos son los que están ganando la partida?
UTBH: Más que mayoritario creo que es un pensamiento instalado ahí y que evita el choque de ideas distintas, como el que habéis protagonizado antes vosotras dos.
¿Crees que lo que hacéis vosotros, como también se lo dicen algunos a Leticia Dolera, es vivir del chiringuito de género?
LK: Una cosa es el debate y otra cosa es el aparato de intereses que se genera a partir del debate. En verdad, que se cree un sistema, si es efectivo, no tiene nada de negativo. Pero el problema es que ese sistema ahora mismo coarta el debate.
Claro, pero, ¿ahora no os pueden decir que precisamente estáis viviendo de ello?
LK: Yo no vivo en absoluto de esto, si hay que enseñar las cifras las enseño, pero a mí, a nivel económico, no me reporta nada, más bien me exige mucho esfuerzo. Lo hago porque considero que la situación social es grave.
UTBH: A mí me hace gracia cuando me cuentan estas cosas. Porque sí, por ejemplo, tú trabajas para una empresa privada, pero hay personas como Irantzu Varela que hace cursos de desprincesamiento pagados con los impuestos de la gente de Navarra. Yo lo que hago es crear un contradiscurso, una crítica cultural que me parece necesaria, y cuando empecé no veía a nadie que lo estuviese cubriendo. A partir de ahí de forma individual yo hago dinero con YouTube, pero no con el erario público.
En el libro comentáis que os parece una pena que mucho feminismo no se preocupe por la problemática de género de los hombres, ponéis el ejemplo de la alta tasa de suicidios masculinos. Pero en el libro no he encontrado que ofrezcáis vosotros propuestas para ellos.
UTBH: Nosotros somos personas de la sociedad civil. No somos políticos.
Pero no he visto vídeos de Un Tío Blanco Hetero ofreciendo esas propuestas a los hombres en su canal.
LK: Porque él no es un político, no es un trabajador social, no tiene claves para hacer una intervención comunitaria… Él hace una crítica social para que esas personas puedan pensar desde esos otros ángulos.
UTBH: A mí lo que me parece impresentable es que se escriba desde la perspectiva orgásmica o se plantee al detalle cualquier elemento diferencial entre hombres y mujeres en el que se entienda que la mujer está mínimamente discriminada pero luego se ignoren problemas tan obvios dentro del género masculino como ese, la tasa de suicidios, entre muchos otros. Hay quien dirá, ¿por qué no aparecen movimientos masculinistas que critiquen estas cosas? Creo que eso Leyre lo recoge muy bien en el libro, los hombres no tenemos esa cultura. Es que no tenemos a quién reclamar. ¿A quién le protestamos? ¿A una suerte de matriarcado o al ginocentrismo del que hablan los MGTOW?
¿Conocéis la asociación Ahige, que está en varias Comunidades en España? Son una asociación que intenta combatir los problemas de género enfocada a la ayuda a los hombres.
LK: Sí, bueno. Eso son un grupo de hombres que vienen del trabajo social, muchos de ellos en contacto con feministas, que hacen observatorios a los que luego no va ni un hombre. Una cosa es lo que hacen cuatro sociólogos y otra cómo funciona la vida. Los hombres no hacen esas cosas, no hablan de esas cosas, no de si esto o aquello les hace daño. No tienen esa tradición ni la van a tener porque la masculinidad va de sobrevivir, y eso es algo que las feministas no quieren asumir.
Con lo que te ha ocurrido al decir que no estás en contra del aborto, al tener encontronazos con los seguidores de Vox, con algunos tuiteros… Puede parecer un poco paradójico que aunque sea un grupo, el feminismo, al que tengas en frente para criticarle, te estén criticando justamente desde el otro.
UTBH: Yo creo que eso debería alertarnos de que alguna tecla hemos tocado, cuando nos están atacando desde los dos espectros, sobre todo desde los más tribales. Por un lado, unos nos dicen que nuestro mensaje es fascista, machista, racista y demás; y desde el otro nos critican porque estamos blanqueando el marxismo, el feminismo, el bolchevismo, el manginismo o el planchabraguismo.
¿Quién consideras que ha hecho más daño a Un Tío Blanco Hetero, al personaje?
UTBH: La crítica por el espectro de izquierdas me la esperaba. A lo mejor me ha sorprendido más la del grupo que estaba a la derecha y por eso estaba menos preparado a que desde estos sectores se me atacase con la rabia con la que se me ha atacado. También entiendo que estos podían haber interpretado que yo era una especie de líder salvador que viene a defendernos y a refugiarnos en una nueva trinchera cuando no era el caso.
¿Crees que has ayudado a blanquear posiciones antifeministas?
UTBH: Entiendo que hay gente que puede haber utilizado mi discurso para haber intentado introducir otro tipo de ideas. Soy consciente de ello.
LK: En realidad lo que ha quedado claro es que ha ayudado a desenmascarar esa misoginia, porque ellos son los que más le están atacando.
Desenmascara a los misóginos, pero, ¿crees que puede también ayudar a dar fundamentos a otras personas para defender esa misoginia?
LK: Confío en la sensatez de la gente.
Foto: canal de UTBH.
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