Erecciones de 99 millones de años y otros hallazgos inesperados del estudio de fósiles

Hoy en "noticias que no son de El Mundo Today": hallan una araña cuya erección dura ya 99 millones de años.

"Araña", "erección" y "99 millones de años" no suelen ser conceptos que vayan de la mano, pero resulta que tal combinación era posible, y que se trata de un acontecimiento importante para la ciencia. ¿Por qué? Porque el arácnido en cuestión, que no es exactamente una araña, representa un extraordinario fósil de una rara especie y podría permitir comprender mejor a sus actuales familiares y descendientes. Lo novedoso, obviamente, es que el bicho encontrado en Myanmar (y fosilizado en el momento de su, ejem, recreación personal) tiene pene, algo bastante fuera de lo común en el mundo de los arácnidos.

Y así es como un arácnido empalmado se convierte en interesante tema de actualidad.

Empecemos por lo básico: ¿qué clase de arácnido han hallado los científicos? No una araña, sino un opilión (conocido popularmente como segador o murgaño, "harvestmen" en inglés), distintos a sus primas hermanas, más conocidas, en tanto que carecen de cintura (y otras diversas consideraciones). En la actualidad, hay más de 6.500 especies de opiliones repartidas por el mundo, pero se calcula que más de 10.000 se han ido extinguiendo a lo largo de la historia. Y aquí viene lo importante: pese a ello, tan sólo se han encontrado 38 fósiles de opiliones, lo que hace de su descubrimiento todo un acontecimiento.

Más aún cuando el opilión en concreto (un halitherses grimaldii, a priori), tiene sus genitales (de medio milímetro de largura: no muy espectacular, es cierto) visiblemente petrificados en ámbar. Un coleccionista privado del país asiático lo halló y se lo envió a Jason A. Dunlop y Gonzalo Giribet para su estudio. Los dos científicos rápidamente cayeron en la cuenta del hecho singular, y procedieron a comparar el pene del halitherses grimaldii con el de otras especies de opiliones. No encontraron nada parecido, por lo que estaban ante una antigua y nueva especie.

Nuestro erecto amigo pudo haber sido atrapado por la resina de un árbol mientras procedía a la cópula. Los motivos de su situación aún se desconocen

Como explican en LiveScience, los opiliones sí tienen genitales. No así las arañas, que se reproducen utilizando pedipalpos. Dada la frecuente tendencia de las hembras-araña de devorar a su pareja masculina, estas tienden a utilizar pedipalpos que dejan en el cuerpo de su hembra una vez han terminado de copular. Así pueden escapar. Eso no es un problema para los opiliones, que sí utilizan algo parecido a un pene, y que suelen mantener una vez han terminado de practicar el acto sexual con otros opiliones.

Al parecer, el pobre segador quedó atrapado en ámbar en el momento del apareamiento, y fue su ridícula pero muy divertida herencia para la historia de la naturaleza. Semejante oportunismo ha permitido que Dunlop y Giribet, en base a otras características, se planteen la existencia de una nueva familia de opiliones. En un principio, ha quedado clasificada dentro de la ya extinta halitherses grimaldii, pero dado que sus genitales no cuadran con ningunos otros descubiertos hasta el momento, voilá, nuestro erecto amigo podría pasar a formar una familia nueva, de la que él sería su primer y muy orgulloso miembro (no, no es un chiste).

El ejemplar data del Cretácico, por cierto, época en la que los dinosaurios aún se paseaban por la Tierra. Dunlop, por cierto, ha tratado de explicar en términos aún más ridículos (y por tanto divertidos), la erección del arácnido:

En los segadores, el pene es a veces sacado incrementando la presión sanguínea. ¿Puede ser que mientras el animal luchaba por no quedarse atrapado en la pegadiza resina de árbol su presión sanguínea aumentó y el pene fue empujado de forma accidental?

Pobre opilión.

Especie fosilizada = nos lo vamos a pasar bien

Estudiar fósiles siempre es algo bastante divertido para el resto de los humanos que no nos dedicamos a ello. A menudo, el hallazgo de alguno de ellos lleva al descubrimiento de cuestiones inesperadas, hechos sorprendentes y situaciones, como la anteriormente descrita, que son muy divertidas. El del opilión con una erección (rima, pero tampoco era un chiste, aunque sí daría para un poema) sólo es el último de una larga serie de hallazgos destacables derivados del estudio de trozos de resina secos y de millones de años.

Por ejemplo, gracias a ellos sabemos que muchísimo tiempo atrás hubo cocodrilos AÚN más grandes que los actuales (nada menos que el doble de su tamaño) y que se dedicaban a vivir poco amistosamente en las aguas oceánicas. Lo curioso de aquel descubrimiento, narrado aquí por Discovery News, es que el fósil se encontraba en pleno desierto del Sáhara, el último lugar del planeta donde uno podría esperar el surgimiento de un cocodrilo gigantesco. Sólo la calavera de tan impresionante reptil tenía el tamaño de un hombre de tamaño medio.

Algo parecido, en términos de tamaño y de relevancia del descubrimiento, ha sucedido de forma reciente con el rusingoryx, una suerte de ñu primitivo que habitó las actuales praderas de Kenia hace decenas de millones de años. Lo importante de este ñu prehistórico es que, al parecer y según las primeras investigaciones, contaba como una especie de cúpula nasal, en forma de trompeta. Una estructura, según explican sus investigadores, que no tiene semejanza alguna con los mamíferos... pero sí con los dinosaurios, algo excepcional.

Volvemos a los invertebrados: este mismo año hemos sabido que las especies más antiguas y remotas del escorpión se remontan, al menos, a 250 millones de años en el tiempo. El bicho en cuestión es bastante intimidante, con una longitud de casi ¡dos metros! y una figura facial extremadamente rara para sus congéneres actuales. Además, se desenvolvía en el agua, contando, por tanto, con específicas características (tomadas de otros animales, como por ejemplo los crustáceos). Su interpretación gráfica da miedo.

Un zhenyuanlong.

Los hallazgos anteriores palidecen, sin embargo, frente a una de las mayores revoluciones de la arqueología moderna: los dinosaurios tienen plumas. ¡Plumas! Pese a que Jurassic World se haya empeñado en negarlo perviviendo en una conservadora descripción de tan hermosos bichos, gran parte de las especies que creíamos reptiles grandes son, en realidad, pájaros muy grandes. Y muy bonitos. El temido velocirraptor, por ejemplo, se convierte enun adorable peluche de colores vivaces por obra y arte de la investigación científica. Algunas de las especies más recientemente descubiertas, como el Zhenyuanlong, eran una pasada.

Imagen | The Science of Nature

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