¿Diez años de la primera emisión de la serie británica Skins? Sí, claramente una muestra de la destrucción del planeta. O más bien, un nuevo y doloroso signo de que los millennials también estamos ya envejeciendo y empezando a ser objetivo de un inminente programa de Cachitos de Hierro y Cromo con clips de Pokémon y canciones de Franz Ferdinand.
Pero precisamente por eso se hace necesario echar la vista atrás y recordar qué nos ofreció uno de los programas dirigidos para adolescentes que más marcó a las audiencias de todo el mundo. El Sensación de Vivir para los nacidos unos años más tarde, un Física o Química hecho con mayor nivel de producción y una delicadeza inusitada en la televisión teen a la hora de definir a los personajes y sus conflictos.
Aquí no vamos a discutir sobre cuál de las tres generaciones de jóvenes ingleses fue superior a las demás porque creemos que con cada tanda pudimos disfrutar de experiencias distintas y compatibles. Ahora sí, sumérgete en la oleada porque llega la ola de la nostalgia.
Skins era una serie que se promocionó como el lado salvaje de los quinceañeros del momento.
Pero en verdad los chicos no eran tan fiesteros, y la serie trataba más bien de sus problemas cotidianos.
Problemas de identidad sexual, de conducta social, y sobre todo, un retrato del abandono que infligían los padres y madres sobre los chicos.
Los jóvenes estaban muy perdidos, pero los adultos tampoco sabían muy bien cómo afrontar la vida. Lo cual es cierto en la ficción y en la realidad.
Es imposible no recordar sus impresionantes títulos de crédito.
Sus looks impecables dentro de las distintas corrientes estéticas.
O su banda sonora, generacionalmente definidora y a la altura de las mejores músicas de series de la historia.
Pero si algo tenía Skins sobre todas las cosas es a sus personajes.
Desde Cassie, la criatura que mejor dice "Wow" del mundo.
Aunque su alegría era una fachada para esconder unos actitudes autodestructivos.
Hasta Sid, el desastre andante más adorable a ambos lados de Bristol.
Y hacía todo lo posible por no desmoronarse, como vimos en varias ocasiones.
La relación entre Franky y Mimi nos demostró que la amistad podía cimentarse hasta en los lugares más insospechados.
Y Grace y Rich constataron que lo importante en una pareja no son tanto los gustos como la actitud.
Cook fue el retrato más interesante que ha ofrecido la televisión británica moderna sobre una dimensión de la vida chav.
Y la Franky de la quinta temporada era la aspiración de todas las chicas "tomboy" de Internet.
Aunque el corazón de la mayoría de espectadores estuviera con Effy.
Y su manera de destilar actitud y juicios sin decir apenas una palabra.
Además, el triángulo amoroso de Effy, Cook y Freddie nos mantuvo en vilo durante varios episodios.
Hay decenas de pequeños momentos inolvidables. Como el surrealista camino de Chris al cementerio.
O como cuando Sid se puso a cantar Cat Stevens en consonancia con todo el mundo.
Skins fusionó la realidad adolescente con un punto mágico, logrando así que unos personajes verosímiles vivieran historias épicas.
Por eso nunca la olvidaremos del todo.
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