Couto Mixto, el microestado independiente y olvidado que existió durante siglos entre España y Portugal

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Si viajas hasta Santiago de Rubiás, una aldea del municipio de Calvos de Randín, en Ourense, podrás disfrutar de unas cuantas cosas: buenos paisajes, buena mesa, una iglesia románica con pinturas que datan del siglo XVI y una estatua de bronce, instalada desde abril de 2008 en un lateral del atrio, que muestra a un anciano de bigotes y patillas hirsutas, tocado con sombrero, capa y un bastón. Al lado encontrarás una placa que lo identifica como Delfín Modesto Brandón.

El tal Delfín Modesto no era un indiano que regresó de las Américas con los bolsillos forrados de dinero, ni un peregrino despistado en su ruta a Compostela. Tampoco un vecino o párroco particularmente popular. Si aún hoy lo recuerdan en Calvos de Randín es porque fue el último de una larga e interesante estirpe de hombres de estado. Eso sí, de un estado diferente al español o portugués.

En pleno siglo XXI recordamos a Delfín Modesto porque fue el último juez con atribuciones ejecutivas y judiciales de Couto Mixto, una república que durante varios siglos sobrevivió como un territorio independiente en la península.

Independiente de las cortes española y portuguesa, con sus propio sistema de administración, derechos y privilegios. Una auténtica rareza histórica, todo un hiato político en plena Raya que supo sobrevivir durante cerca de siete siglos y hay quien señala incluso como una de las primeras democracias europeas.

Pequeño, pero independiente

Estatua Delfin Modesto4w

De Couto Mixto conocemos mejor sus características y cómo se regía y acabó que sus orígenes. Su nacimiento suele remontarse al siglo XII, a la época del Tratado de Zamora, por el que Alfonso I de Portugal (Afonso Henriques) y Alfonso VII de León lograron un acuerdo que suele marcarse como nacimiento del reino luso.

Con ese telón de fondo y aprovechando el nacimiento de una nueva y sobre todo extensa frontera entre ambos reinos, se creó Couto Mixto, una pequeña porción de territorio situada en la cuenca intermedia del río Salas que consiguió mantenerse al margen de los designios de España y Portugal. Aquel particular "microestado" lo componían solo tres villas: Rubias dos Mixtos, Meaus y Santiago de Rubiás, donde los lugareños decidieron establecer su capital y centro administrativo.

Couto Mixto era pequeño, tanto que su extensión apenas alcanzaba los 27 kilómetros cuadrados y no sumaba más de un millar de habitantes en su censo. Probablemente fue esa peculiaridad, sumada a que el lugar no era especialmente próspero ni céntrico, la que le permitió sobrevivir con su estatus especial durante varios siglos sin que España ni Portugal le prestasen demasiada atención.

Y eso a pesar de que el microestado suponía una auténtica rareza en el mapa peninsular. Por sus características. Y por su sistema de gobierno.

Iglesia Santiago De Rubias5w

Como recuerda Turismo de Galicia, organismo que hoy promociona el lugar precisamente por su interés histórico, funcionaba como una especie de "república federal" con dos grandes figuras administrativas: un representante de cada uno de los tres pueblos, al que denominaban "home de acordo", y un juez principal ("xuiz") que se elegía cada tres años y ejercía la máxima autoridad.

Sus habitantes disfrutaban además de una serie de derechos que, al menos en ciertos aspectos, los convertían en privilegiados. Podían escoger entre recibir la nacionalidad española, la portuguesa o renunciar a ambas y permanecer como un ciudadano de Couto Mixto. Además estaban exentos de cumplir con el servicio militar. El microestado no tenía que aportar soldados, se beneficiaba de una interesante exención tributaria y ostentaba libertad de comercio y cultivo.

Otra de sus rarezas es que el pequeño "microestado" disfrutaba del "derecho de asilo", que se aplicaba en todos los casos salvo en los de delito de sangre. Si a esa peculiaridad se le añade que acogía el "Camiño Privilegiado", una vía de unos seis kilómetros que enlazaba Couto con la vecina localidad portuguesa de Tourém y estaba exenta de control militar o fiscal, se entenderá por que con el tiempo se convirtió en un punto interesante para el contrabando y los prófugos.

Por más pequeño, esquinado y antiguo que fuese Couto, no estaba destinado a sobrevivir eternamente. Unos cuantos siglos después de constituirse, España y Portugal decidieron dar carpetazo a aquella anomalía territorial.

Couto

Las negociaciones fructificaron en el Tratado de Lisboa, que en 1864 permitió a ambos países fijar de forma definitiva su frontera común. El pacto definió la Raya de la desembocadura del río Miño a la unión del Caia y el Guadiana. Y barrió de paso el microestado, que se incorporó a España, privado de sus privilegios.

Quizás la minúscula república no exista ya, pero queda su recuerdo. En el atrio de la iglesia de Santiago de Rubiás, punto neurálgico de la antigua república, en la que se reunían sus habitantes para decidir temas relevantes para el microestado, se levanta desde 2008 la estatua de Delfín Modesto Brandón, su último juez.

Dentro de la iglesia se conserva además una réplica del arca que custodiaba el archivo de la vieja república, un cofre que solo se podía abrir con tres llaves, una por cada "home de acordo". Sus vecinos siguen reuniéndose aún hoy en el atrio para celebrar un acto simbólico en el que nombran a sus jueces de honor.

Imágenes: Wikimedia (mapa de José de Castro López [1863]), Portasxures y Wikipedia  (Fabio Mendes)

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