La última actualización de la lista roja de la UICN cifra en 30.178 el número de especies que se encuentran amenazadas en 2019. Fruto del aumento de los casos de enfermedad hemorrágica y mixomatosis, el conejo europeo ha entrado también en esta parte del listado, una situación que además afecta a otras especies que lo incluyen en su dieta. El águila imperial o el lince ibérico son algunos de los depredadores que podrían verse perjudicadas.
Lista roja. El conejo europeo ha pasado de ser un habitual de la geografía de España, Francia o Portugal a ser un nombre científico más dentro de la lista de especies amenazadas elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El declive de su población en las últimas dos décadas propició que en 2008 fuese declarado especie vulnerable y, diez años después, una especie que presenta problemas de conservación y riesgo de extinción en el medio plazo.
De hecho, los datos anteriores contrastan con la realidad vivida durante los últimos años por agricultores de comunidades como Aragón o Murcia. Sin ir más lejos, hace un año, 113 municipios aragoneses pedían la regulación de una especie que ellos mismos calificaban como plaga por perjudicar de forma masiva a las cosechas.
¿Por qué? Los últimos episodios de enfermedad hemorrágica (una de las más letales en el conejo) han provocado que la población haya disminuido un 70% en la península ibérica. Poco importa que el ritmo de reproducción del conejo sea elevado, la alta patogeneidad de esta enfermedad y la mixomatosis frenan el relevo poblacional necesario para el mantenimiento de la especie. Dada esta situación y tras cotejar posibles riesgos tanto en conejos como en humanos, la Unión Europea recomienda vacunar a los conejos contra la enfermedad hemorrágica. Según los resultados obtenidos en varios ensayos clínicos, este método de prevención eleva la supervivencia entre un 70 y un 100%.
Consecuencias ambientales. La presencia del conejo en la lista roja de la UICN no solo es una mala noticia desde el punto de vista de la biodiversidad animal, sino que desencadena también otros problemas ambientales. El conejo es una parte fundamental de la dieta de animales depredadores especialistas como el lince ibérico o el águila imperial y su desaparición podría influir negativamente en la población de otras especies. Del mismo modo, su capacidad para mejorar la calidad del suelo o para actuar como elemento dispersante de semillas, le convierten en lo que algunos estudios llaman un "ingeniero del ecosistema".
Programas de recuperación. Conscientes de que la población de conejo europeo lleva varios años a la baja, en España se han ido desarrollando distintos programas enfocados a impulsar la reproducción, la reducción de la tasa de mortalidad y el mantenimiento de la especie. Sin embargo, a juzgar por las cifras y el estado actual de la especie, los programas de repoblación, mejora del medioambiente y vacunación llevados a cabo han dado pocos resultados.
Sin embargo, el plan de recuperación del lince ibérico es un ejemplo de que trazadas de forma adecuada este tipo de iniciativas funcionan. En 2002 solo había 94 linces en libertad y en 2018 se fijó la población en 686 ejemplares, según un censo al que tuvo acceso El País.
Otras especies. El conejo europeo no es la única especie que ha pasado a engrosar la lista roja en la que se encuentran un total de 112.432 especies, otras como el colobo rojo del río Tana, un primate de la zona de Kenia ha pasado de estar amenazada a entrar en la zona de "peligro crítico", fruto de la disminución de su hábitat. Actualmente, un total de 30.178 especies se encuentran amenazadas en todo el mundo, lo que las sitúa con un 10% de posibilidades de extinguirse en los próximos 100 años. Es decir, el 27% de las especies del listado podrían aumentar su riesgo a extinguirse.
Imagen: Gari Bendig/Unsplash
