Pese a que el coronavirus ofrece muy pocas certezas tanto a la comunidad científica como a las fuerzas políticas, hay una idea que aglutina un amplio consenso: la epidemia no ha terminado. Una segunda oleada es probable. La experiencia de anteriores pandemias apunta a ello. El bajo nivel de inmunidad, también. ¿Sucederá en otoño o en verano, cuando el desconfinamiento se complete en la mayoría de países?
Si nos fijamos en Corea del Sur, la respuesta es más franca: ya.
Qué sucede. Que entre el miércoles y el jueves las autoridades sanitarias del país registraron 79 nuevos contagios. Es el número más alto en ocho semanas. El brote ha alarmado al gobierno. Corea del Sur se encuentra en la fase posterior al distanciamiento social. Durante las últimas semanas ha reabierto los colegios y ha vuelto a permitir las reuniones sociales. El nuevo repunte ha congelado el proceso de apertura.
Dónde. El grueso de casos se concentra en una planta logística de Coupang Corp, la mayor empresa de e-commerce del país. Una trabajadora de 43 años parece ser el origen de las transmisiones. Se cree que no se cumplió con la distancia social en las zonas comunes, como los comedores, y que parte de los contagiados acudió durante varios días a su puesto de trabajo tras haber desarrollado síntomas. El centro ha tenido que cerrar.
Siguiendo hilos. La cadena de contagios parece ser la siguiente: la mujer de 43 años acudió a una fiesta de cumpleaños infantil en un restaurante de Bucheon el 9 de mayo; allí pudo entrar en contacto con un taxista de 49 años infectado por su hijo de 17; su hijo había visitado una suerte de karaoke en Incheon; karaoke visitado a su vez por otro joven de 17 años y alumno de un profesor extra-escolar de 25 años contagiado en... Itaewon. El distrito donde las autoridades registraron el anterior brote en bares nocturnos.
Los 3.000 trabajadores y contactos cercanos de Coupang serán testados. El 20% de los positivos era asintomático. Los enfermos transmitieron el virus en la cafetería, zonas de fumadores y espacios de trabajo. Además de incumplir con la distancia social, muchos no llevaban mascarilla.
Más brotes. Corea tiene motivos para la preocupación. Al brote de Itaewon y Coupang hay que sumar dos más pequeños. El primero en otro centro logístico de la misma empresa en Goyang; el segundo, en un call-center de Jung, también en Seúl. El gobierno ha ralentizado la apertura. Los colegios, por el momento, no volverán a cerrar (más de 2.000.000 niños regresaron a las aulas el miércoles); pero sí se ha recomendado reducir las reuniones sociales al máximo, en especial en Bucheon.
Corea nunca impuso un confinamiento general.
Lectura. Tras el brote de Itaewon, las autoridades coreanas realizaron 35.000 tests. Un tiempo de rastreo y reacción ideal. Pese a todo, pese a su extraordinario sistema de trazabilidad y monitorización de los posibles transmisores, otros brotes "preocupantes" han surgido en la capital. Es una lectura inquietante para el resto de países, abocados a la apertura sin estructuras de rastreo tan robustas como la coreana.
El espectro de la segunda ola es muy real. La cadena de transmisiones y descuidos que han podido unir el brote de Itaewon con el de Bucheon es altamente casual y ordinaria. Nada a lo que otros países no se vayan a enfrentar conforme las restricciones se relajen.
Imagen: Ahn Young-joon/AP
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