La esperanza de vida no deja de crecer en todo el mundo. Una persona que en los años 50 moría con apenas 60 años ahora vive 80 años o más. Principalmente, han sido los avances médicos y tecnológicos los que nos han llevado hasta aquí, sobre todo en los países occidentales y desarrollados. Por ejemplo, hoy existen innumerables tratamientos contra enfermedades que han logrado retrasar la tasa de fallecimientos de la población global. También la dieta y los hábitos de consumo han mejorado.
De hecho, tal y como concluye este estudio de la Universidad de Oporto que trataba de dar con los factores que más influyen en la longevidad, de mayor a menor grado, lo que más determina cuántos años vamos a vivir son la pobreza, las dietas altas en grasas, fumar, beber y un estilo de vida poco saludable. Hay más (como la contaminación) pero esos son los más importantes. Es decir, que nos vamos a morir cada vez más de cosas como la diabetes, obesidad, enfermedades neurodegenerativas, pulmonares o renales y cada vez menos de enfermedades infecciosas.
A nivel internacional, en España podemos hacer gala de tener una de las poblaciones más longevas del planeta. Pero dentro de nuestras fronteras cada comunidad autónoma es un mundo, básicamente porque hay muchos factores diferentes, desde distintas características sanitarias, renta desigual, diferente administración sanitaria y distintas competencias. Dentro de un mismo país, la esperanza de vida varía mucho de región a región.
Tal y como observamos en este mapa con datos del INE de 2021, las provincias con mayor esperanza de vida son Salamanca (84,74), Madrid, (84,64), Burgos (84,53) y Álava (84,34). En la cola se encuentran Almería (80,48) y Cádiz (80,66). Y si contamos las comunidades, Ceuta, con una media de 78,16 años, seguida de Melilla (79,4).
Mapa de esperanza de vida en España.
Otra conclusión importante a comentar es la gran diferencia de género que hay. Las mujeres viven, de media, más de cinco años (85,83) que los hombres (80,24 años). Según hemos comentado en otros artículos de Magnet esta es una condición común en todo el mundo y versa sobre todo en dos factores: la mayor despreocupación hacia su salud por parte de los hombres y, sobre todo, a la injerencia de la testosterona, hecho que perjudica a los mamíferos macho de todas las especies.
De hecho, la diferencia más grande la encontramos entre la mujer salamanquesa, que aguanta de media 87,89 añazos y el almeriense, que es quien menos vive: 77,57 años de media. También reseñable es la diferencia entre el norte y sur de España, donde vemos como el PIB influye en gran medida en la esperanza de vida. No es una coincidencia que Extremadura, Andalucía o Melilla, que están entre las regiones más pobres de toda la Unión Europea, tengan una esperanza de vida inferior que el resto.
El covid lo cambió todo
Si bien es cierto que antes de la pandemia, la esperanza de vida aumentaba de forma casi monótona en la mayoría de los países gracias a los avances médicos, el Covid puso el panorama patas arriba en 2020. La pandemia afectó a la salud de la población mundial reduciendo en 1,2 años la esperanza de vida aquel año en comparación con 2017. La esperanza de vida en España descendió de 80,6 a 79,4 años entre los hombres y de 85,9 a 84,8 años entre las mujeres. El virus provocó un aumento significativo de la mortalidad en 2020 de una magnitud que no se había visto desde la Segunda Guerra Mundial en Europa Occidental.
En términos globales, según la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida mundial es de 74,2 años para las mujeres y 69,8 años para los hombres. España se encuentra entre los cinco países con mayor esperanza de vida, con una media de 83,6 años. Una razón podría ser nuestra famosa dieta mediterránea. Los primeros: Japón (84,4 años), Suiza (83,8 años), Singapur (83,6 años), e Italia (83,5 años).
A la cola se encuentran sobre todo países de África, con PIB muy bajo: República Centroafricana (53,6 años), Lesotho (54,3 años), Chad (54,4 años), Nigeria (54,8 años) y Sierra Leona (54,8 años).
Tal y cómo hemos contado en Magnet en varias ocasiones, la elevada esperanza de vida se relaciona directamente con el envejecimiento general de la población. Japón ha llegado a un punto de tener que pagar a los jóvenes para que se vayan a vivir a pueblos envejecidos llenos de ancianos. A día de hoy contamos con 120 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 en España. Una tendencia que plantea riesgos para el crecimiento económico y agota las finanzas públicas.
Gráficos: Instituto Nacional de Estadística (INE)
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