Canadá afronta una "epidemia" preocupante y que parece agravarse desde hace años, aunque en este caso la alerta no ha partido de sus médicos, ni del Ministerio de Sanidad del país. Ha sido la Policía de Toronto la que ha lanzado el aviso. Y con motivos fundados, a tenor de lo que reflejan sus estadísticas: lo que preocupa a los agentes no es un virus, ni una enfermedad contagiosa, sino los robos de vehículos, incluidos aquellos que se perpetran con armas y allanamiento de morada.
El problema empieza a ser tan alarmante que la policía local ha optado por dar un consejo peculiar a sus convecinos: ponérselo fácil a los cacos y dejar las llaves en la puerta misma de casa, bien visibles para cualquier ladrón que se cuele.
La recomendación, claro está, ha generado revuelo; pero da visibilidad a un problema tan preocupante que en la Comisaría de Toronto no dudan en calificarlo con ese término de resonancias pandémicas: para ellos los robos de vehículos y allanamientos en la ciudad ya empiezan a adoptar tintes de "epidemia".
Ponérselo fácil al ladrón. Suena extraño, pero ese es el consejo que dio hace poco la Policía de Toronto a sus convecinos: en caso de que un ladrón entre en sus casas para robarles el vehículo, lo mejor que pueden hacer —según los agentes— es ponérselo fácil para que localice el llavero lo antes posible. Así lo trasladó el oficial Marco Ricciardi durante una charla con residentes en Etobicoke, uno de los distritos de la metrópoli canadiense, en la provincia de Ontario.
"Tienen armas y no son de juguete". "Que la gente deje las llaves de su vehículo en una bolsa de Faraday junto a la puerta principal", animó Riccardi. Su consejo deja dos ideas botando. La primera, que lo más conveniente es meter las llaves en envoltorios especiales que compliquen cualquier intento de pirateo en remoto. La segunda, que una vez adoptada esa precaución, lo mejor es dejar el llavero en una zona bien visible de la casa. El objetivo: que en caso de que un ladrón armado se cuele en nuestro hogar no tarde en encontrarlo.
"Están entrando en casa para robar el auto. No quieren nada más", aseguró el oficial de Ontario ante sus vecinos, y dejó además una advertencia alarmante: "Muchos de los que se están arrestando tienen armas y no son de juguete".
Revuelo… y alternativas. Riccardi soltó su consejo en un encuentro con residentes de Etobicoke, pero sus palabras no tardaron en trascender y expandirse más allá. Mucho más allá. Tanto, que ha acabado replicado en la prensa nacional e internacional y alentado una agria polémica. Hasta tal punto escaló el debate que la Policía de Toronto acabó dando un pequeño paso atrás y lanzó un comunicado para aclarar su postura oficial. "Si bien tiene buenas intenciones, existen mejores formas de prevenir los robos de vehículos con allanamientos de morada", reconoció la comisaría de Ontario sobre las palabras de su oficial.
Escalada de violencia. Entre esos consejos la policía incluye guardar el automóvil en garajes, iluminar los caminos de acceso, instalar alarmas, cámaras de seguridad o cerraduras reforzadas y no facilitar información en redes sobre cuándo las familias prevén irse de vacaciones. Quizás parezca excesivo, pero sus datos son demoledores y animan a actuar con cautela: "Los casos de allanamiento de morada y robo de coches aumentaron un 400% en 2023". "La policía está preocupada por la escalada de violencia, en la que se usan todo tipo de armas y armas de fuego para robar vehículos, incluso durante los asaltos a moradas", reconocen.
12.000 vehículos robados. No son las únicas cifras que manejan las autoridades de Toronto. A principios de febrero, tras participar en una cumbre en Ottawa que se centró precisamente en el desafío que supone la oleada de robos, la Policía de Ontario lanzó un comunicado en el que aportaba algunas cifras. La más curiosa probablemente es la que muestra la cantidad de vehículos que acaban en manos de los ladrones. Según los datos de la comisaria canadiense, en 2023 se robaron más de 12.000 coches en la ciudad, lo que equivale a 34 cada día.
Hace un lustro el número de automóviles hurtados no llegaba a 5.300. No todos terminan esfumándose o cruzando las fronteras a bordo de buques, camiones o vagones de tren, como se encarga de destacar la propia comisaría. "Desde 2018 la Policía de Toronto ha recuperado el 46% de los vehículos robados, un total de más de 20.000. También ha detenido a 1.300 delincuentes y formulado más de 5.000 cargos", precisa. La labor no es sencilla, ya que, como reconocen los agentes, los vehículos robados en Toronto suelen acabar fuera de la ciudad y se comercializan más tarde "en todo el mundo" con la ayuda de grupos del crimen organizado.
Categoría de "epidemia". La palabra la ha empleado la propia policía canadiense, y de forma tajante además: "El robo de vehículos es una epidemia en este país: 12.000 automóviles equivalen a 790 millones de dólares sólo en Toronto el año pasado. Provoca miedo y ansiedad y apoya el crimen organizado. A todos les duele", lamentan desde la comisaría, que inciden en una tendencia especialmente preocupante: "Los casos de robo de coche por allanamiento de casa y robo con fuerza aumentaron un 300% el año pasado, con un total de 202 incidentes".
Más allá de Toronto. El problema de los robos de coches no exclusivo de Toronto, si bien es cierto que en la ciudad, de más de 2,9 millones de habitantes, parece enquistado. Hace poco The New York Times publicó un reportaje con datos de 2022 que dejan poco margen para dudas: mientras en Canadá, a nivel nacional, los robos de coches crecieron un 24% en 2022, en el caso de Toronto el incremento acumulado a lo largo de los últimos seis años escala ni más ni menos que al 150%. La Oficina de Seguros de Canadá incluso habla de una "crisis nacional", lo que ha llevado a las aseguradoras a pagar una cifra récord en reclamaciones.
15 minutos extras. Para los residentes de Toronto esas cifras se trasladan a su día a día. Buen ejemplo lo deja Dennis Wilson, un vecino de la ciudad que conduce un Honda CR-V y ya ha visto cómo le robaban su anterior coche y el de sustitución del seguro. Para evitar que vuelva a ocurrirle, o ponérselo al menos más difícil a los ladrones, ahora lo protege con una palanca antirrobo, cepos para las ruedas y un bolardo que impide mover el coche. Eso sin contar con la alarma, el sistema de seguimiento y los cuatro AirTags con los que mantiene controlado su Honda.
Cada vez que Wilson quiere arrancar su coche, explica a The New York Times, necesita 15 minutos extra para liberarlo de todas las protecciones que lo bloquean. Hay quien afronta la situación con un enfoque bien distinto, como las empresas que se están dedicando a la instalación de bolardos de seguridad.
Imagen | Greg Johnson (Unsplash), Jason O'Halloran (Flickr) y Toronto Police
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