Los Mundiales de Atletismo de Pekín empiezan el próximo 22 de agosto, y serán la cita más importante de ese deporte hasta los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que se celebran el año que viene. Sin embargo, lo que tendría que ser un evento centrado en ver el estado de forma de algunos de los favoritos para Río, va a estar marcado inevitablemente por la sombra de unas graves acusaciones de dopaje sistemático vertidas la semana pasada por un par de medios europeos.
El diario británico The Sunday Times y la cadena alemana ARD revelaron una supuesta trama de encubrimiento de decenas de casos de dopaje de medallistas olímpicos por parte de la IAAF (la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) que, de confirmarse, sería el mayor escándalo de este tipo desde la investigación de dopaje sobre Lance Armstrong y, probablemente, el caso Balco. Pero, ¿de qué va en realidad todo este escándalo?
¿Quién hace las acusaciones?
En julio del año pasado, otro reportaje de la cadena ARD destapaba el dopaje organizado e institucionalizado en el deporte ruso a través de las declaraciones de la atleta Yuliya Rusanova y el ex nadador Vitaliy Stepanov, que trabajaba para la agencia rusa anti-dopaje. Rusanova (ahora casada con Stepanov), afirmaba que "todos los atletas rusos nos dopamos en algún momento. Los dirigentes lo inculcan a los entrenadores y estos, a los deportistas".
El reportaje, por supuesto, levantó una gran polémica, y parece ser el precedente del caso contado por el Sunday Times. El periódico y la televisión alemana tuvieron acceso a la base de datos de la IAAF con 12.000 análisis de sangre de 5.000 atletas, obtenidos entre 2001 y 2012, y filtrados, probablemente, por personal de la federación. Esos datos fueron analizados por dos expertos en anti-doping, los australianos Robin Parisotto y Michael Ashenden, que concluyeron que 146 medallas ganadas en Juegos Olímpicos y Mundiales (incluidos 55 oros), en todo tipo de disciplinas, fueron obtenidas por atletas que habían utilizado sustancias dopantes.
Lo que esos documentos filtrados sugieren, según la ARD y el Sunday Times, es que la IAAF sabía de estos casos de dopaje y no tomó medidas al respecto, hasta encubriendo las anomalías detectadas en esos análisis de sangre. De todos los atletas bajo sospecha, más de 400 son rusos y 77, kenianos, y diez de las medallas conseguidas en el atletismo de Londres 2012 estarían manchadas por estas acusaciones.
¿Qué dice la IAAF?
Por supuesto, estas acusaciones no han sentado nada bien en la IAAF. Su vicepresidente, Sebastian Coe, que también fue presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Londres, declaró a la BBC que:
"Nadie debería menospreciar el enfado por la manera en la que se ha retratado a nuestro deporte. Todos los atletas en los Mundiales de 2011 y 2013 fueron sujetos a análisis de sangre, eso no tiene precedente. Gastamos dos millones de dólares de nuestro presupuesto y no somos un deporte rico, tenemos diez profesionales a tiempo completo, Lo que me ha enfadado es el retrato de que no hemos hecho absolutamente nada. De hecho, hemos abierto el camino en esto".
Parte de la base de datos que ha sido filtrada a la prensa, de hecho, se confeccionó para poner en marcha una de las herramientas introducidas por la AMA (Agencia Mundial Anti-dopaje) para detectar antes los casos de dopaje; el pasaporte biológico de atletas (ABP).
¿Para qué sirve el pasaporte biológico?
En la web de la AMA se describe el pasaporte biológico como una manera de "vigilar a lo largo del tiempo determinadas variables biológicas que, indirectamente, revelan los efectos del dopaje, antes que intentar detectar la sustancia dopante o el método". No sólo se aplica en el atletismo; el tenis, el ciclismo, los deportes de invierno... Todos los deportistas están sujetos a él desde que se introdujo en 2008 (aunque en el fútbol no empezó a utilizarse hasta 2014, cuando la FIFA lo introdujo en el Mundial de Brasil)
Con este pasaporte se realiza una ficha de ciertos valores en la sangre y la orina de los atletas y se comprueba su variación a lo largo del tiempo. Se establecen determinados valores como normales y se busca cualquier cambio anómalo o inexplicable en ellos, cambio que podría apuntar a la presencia de sustancias dopantes. Antes de Londres 2012, Michael Stow, jefe de ciencia y medicina de UKAD, la agencia anti-doping del Reino Unido, afirmaba a BBC que:
"Por el momento, estamos mirando perfiles sanguíneos, y algunas de las variables principales que miramos son hemoglobina, hematocrito y reticulocitos. Son todos indicadores de intentos de manipular la capacidad de transporte de oxígeno, así que, potencialmente, alguien que está dopándose con EPO o está haciendo transfusiones de sangre... Podemos ver, a través de los cambios en esas variables, que el dopaje puede estar teniendo lugar".
No todo el mundo ha acogido el pasaporte biológico con los brazos abiertos. O, en concreto, no todo el mundo cree que deba ser la única evidencia de dopaje utilizada a la hora de imponer sanciones a los deportistas. Entre mayo de 2012 y noviembre de 2014, por ejemplo, 36 atletas habían recibido sanciones por resultados anómalos en sus pasaportes biológicos. Hay algunas voces en el mundo científico, como el químico holandés Klaas Faber, que apuntan que es necesario tener otras pruebas obtenidas independientemente antes de declarar culpable a un sospechoso de dopaje, y que a veces se sanciona a atletas con datos confusos y basándose en la opinión ya pre-formada del comité sancionador.
¿Qué va a pasar ahora?
De momento, ha habido cruce de acusaciones entre la IAAF y la AMA, que afirma que el alto organismo del atletismo mundial conocía estos datos anómalos en los perfiles sanguíneos que tiene almacenados y que no había hecho nada al respecto. La IAAF se defiende señalando que muchos de esos datos son anteriores al pasaporte biológico, que ellos los comparten con la AMA y piden a la ARD y al Sunday Times que envíen los documentos filtrados a ellos, o a la Agencia Mundial Anti-dopaje, para poder estudiarlos y tomar las medidas adecuadas.
Por ahora, la situación no ha avanzado, y aún no se sabe si va a haber más revelaciones o si todo esto no acabará quedando en nada. Craig Reedie, presidente de la AMA, apuntaba en un comunicado recogido por El País que "dada la naturaleza de las acusaciones, que son una continuación de otras realizadas en diciembre de 2014 por la misma cadena televisiva, vamos a enviar el documental (de la ARD) a una Comisión Independiente de la AMA para una investigación en profundidad".
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