Desde que Andrew Wakefield publicara su infame y fraudulento estudio en The Lancet, la relación entre las vacunas y el autismo en los niños se ha extendido como una espectral sospecha entre familias de todo el mundo.
La investigación científica es clara: no existe relación alguna entre ambos fenómenos, y no está en absoluto demostrado que las vacunas causen trastorno en los pequeños. Sin embargo, muchos padres aún lo creen, o como mínimo tienen miedo a las consecuencias que las numerosas vacunas que reciben sus hijos puedan tener en su desarrollo. Así que, ¿cómo quitarles esta idea de la cabeza?
La estrategia escéptica tradicional ha sido confrontativa: señalar que están equivocados, a menudo de forma agresiva, cuando no tildándoles de ignorantes y alzando un furioso puño al aire. La pediatra Lucía Galán Bertrand, muy activa en redes sociales, tiene otra estrategia, más viral y, seguramente, más atinada: convencerles.
La pediatra, que ya había causado un estrépito viral cuando respondió con una larga carta a Javier Cárdenas, propagador de bulos y de polémicas del momento, ha narrado en Twitter su encuentro con una madre escéptica de las vacunas. Según ella, había "leído mucho" y había decidido no vacunarlo en consecuencia. Acto seguido, Galán le preguntó por la tos ferina. La madre escéptica no la conocía.
En los siguientes tuits, la pediatra explica que su estrategia consistió en tomarse varios minutos (algo de por sí meritorio en las atestadas atenciones primarias del sistema sanitario) para tratar de informarle mejor, en lugar de optar por un ataque frontal a sus recién adoptadas creencias. "Hablamos largo y tendido. Hubiese estado horas. Tenemos tanto por hacer aún. Hay tanta desinformación", cuenta.
Al final de la consulta, y tras diversos argumentos planteados por Galán, la madre salió afirmando lo siguiente: "Gracias. Me has explicado cosas que desconocía. Voy a leer sobre la tos ferina y te cuento". Es decir, no salió convencida, pero si con la semilla de la duda plantada en su cabeza. Algo que podría revertir su pensamiento.
Dialogar es más útil que despreciar
Mil retuits después, la historia contada por la pediatra es un éxito viral y, ante todo, un ejemplo de cómo los profesionales sanitarios y los profesionales de la comunicación (divulgadores, periodistas, etcétera) pueden afrontar con éxito el fenómeno antivacuna. No tanto señalando la equivocación en bruto sino mostrando argumentos en contra, mostrando empatía y tratando de razonar con ellos de forma lógica y adulta.
Es una metodología más útil que la confrontación. El psicólogo Guido Corradi explicaba esta idea de forma más elaborada en Rasgo Latente: antes que señalar lo "irracional" de las creencias de los antivacunas, por más que nos lo puedan parecer, es mejor entender el contexto social del que provienen tales ideas, y tratar de combatirlas con las mismas herramientas y mensajes positivos ("las vacunas son seguras" vs. "las vacunas no hacen daño").
En el fondo, se trata de eliminar el factor "estupidez" de las explicaciones típicas a las creencias antivacunas, y tratar de remedarlo anulando el "miedo al riesgo". Esto último es lo que motiva a muchos padres a no vacunar a sus hijos: saben qué les sucede cuando no les vacunan, porque su experiencia se lo dicta hasta la fecha, pero desconocen qué puede pasar si lo hacen. Pediatras y divulgadores deberían neutralizar esto último.
¿Cómo? Como hace Galán, con información: hay múltiples textos, artículos, libros y vídeos que muestran la otra cara de las vacunas de una forma divulgativa y didáctica. Información, en suma, aquello de lo que muchos padres antivacunas presumen (y ostentan, pero del otro lado). En Xataka recopilamos en su día 31 artículos que ayudan a comprender mejor qué son las vacunas y por qué no son peligrosas.
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